¿Hacia una Argentina liberal?

Sea quien sea el próximo presidente, contará con el Congreso más liberal en la historia de la democracia argentina. Parecen estar dadas las condiciones para la realización de reformas profundas

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El economista ultraliberal Javier Milei,
El economista ultraliberal Javier Milei, en una fotografía de archivo. EFE/ Gala Abramovich

Las elecciones PASO han mostrado un sistema político completamente transformado e inédito. Para empezar, el peronismo se ha consolidado como una fuerza de un tercio, dejando de ser la otrora corriente hegemónica. En segundo lugar, el discurso liberal (sumando a Javier Milei y Patricia Bullrich) se ha llevado prácticamente la mitad del voto. Tercero, el surgimiento repentino de Milei como candidato más votado, sin estructura y con un discurso antisistema, marca una pérdida drástica de fuerza de los aparatos burocráticos y clientelares tradicionales.

Sea quien sea el próximo presidente, contará con el Congreso más liberal en la historia de la democracia argentina. Esto es algo con lo que no pudo contar Mauricio Macri, y que, bien o mal, le hubiera dado otro tenor o fuerza a su presidencia. No pretendo con esto exculparlo por sus errores, pero sin dudas las reformas hubieran sido mayores.

Está la posibilidad, de hecho, de que haya un balotaje entre dos discursos liberales: Javier Milei y Patricia Bullrich. No necesariamente la estructura del voto actual se sostendrá en el futuro, pero parecen estar dadas las condiciones para la realización de reformas liberales profundas, como nunca en la historia de nuestra democracia.

Alguien quizás responda que ya se hizo con Menem, pero no hay punto de comparación. El riojano era parte del aparato hegemónico peronista, no liberalizó las instituciones políticas y en su presidencia subieron el gasto público, los impuestos y el déficit. Menem solo echó mano del discurso liberal de moda en los 90 para justificar las privatizaciones, obtener nuevos recursos y sortear el contexto hiperinflacionario. Fue un liberalismo mayormente discursivo, parcial y coyuntural, no estructural ni completo.

Esta oportunidad que se le presenta a la Argentina es algo totalmente nuevo. Las preguntas son si la dirigencia política liberal va a saber aprovecharla y si el liderazgo de las eventuales reformas liberales será de Patricia Bullrich o de Javier Milei.

Es imposible hacer pronósticos seguros sobre el futuro. Menos ante un escenario tan dinámico y cambiante. Es cierto que algunos votos de Larreta podrían ir a Massa y esto habilitar un posible balotaje entre este y Milei. También lo es que en las PASO suele haber menos participación electoral y esto aumenta el peso del voto más fiel, antisistema o extremo. Si Bullrich logra retener los votos de Larreta y capta la nueva participación electoral, podría incluso aumentar su caudal, y tendríamos un balotaje entre Milei y Bullrich. No está de más señalar que es Patricia quien parece tener el techo más alto o menos bajo para crecer de acá a la elección general. Otro posible proceso es que Milei atraiga un voto ganador, aunque parece imposible que no haya balotaje.

En cualquier caso, el próximo presidente gobernará con el Congreso más equilibrado, repartido y liberal de la historia democrática argentina. Esto puede, al mismo tiempo, dotar al sistema político de estabilidad y de capacidad de reforma. Por ende, se puede afirmar que las PASO han sido una muy buena noticia.

El único peligro que se asoma en el horizonte es el de una deriva extremista o autoritaria de Milei. Por ahora, los votos no le alcanzan para eso. Empero, si ganara la presidencia, ello podría llegar a cambiar. No hay que olvidar que se define como anarcocapitalista, que esta tendencia no cree en la democracia, y que se nutre de modelos de extrema derecha como Trump, Bolsonaro o Bukele.

Ante este panorama, Patricia Bullrich se muestra como la candidata que podría liderar de forma más segura una reforma profunda para construir una Argentina liberal, con mayor firmeza y eficacia en la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado. Esto es lo que está demandado una parte cada vez mayor del electorado. Ello dependerá de la medida en que Patricia logre retener y captar el voto moderado sin perder el voto liberal. Debe mostrarse rupturista, pero al mismo tiempo democrática e institucionalista.

La Argentina sólo fue potencia y tuvo movilidad social ascendente generalizada, capaz de absorber incluso mano de obra extranjera, cuando fue liberal. ¿Por qué no soñar en grande y pensar que esa situación se puede repetir?

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