La agenda de la libertad

Patricia Bullrich y Javier Milei son dos dirigentes muy distintos pero complementarios

Javier Milei y Patricia Bullrich. El libertario fue el más votado en las PASO. La candidata de Juntos por el Cambio apuesta a que su experiencia incline la elección a su favor

Yo me fui del peronismo en el 2003. Estaba convencido - y lo sigo estando - de que el ciclo histórico del Nacionalismo Popular estaba agotado. Que el “Tercer Mundo” que se habia desarrollado a la sombra del enfrentamiento entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, había desaparecido con la derrota soviética. Y que los 10 años del menemismo debían terminar con el modelo estatista y anticapitalista.

Pero la falta de debate político - ideológico y el agotamiento de la convertibilidad por falta de disciplina fiscal, produjeron el advenimiento del kirchnerismo, con su secuela de corrupción y sustitución de la cultura del trabajo por el asistencialismo y el sometimiento clientelista.

El gobierno de Juntos por el Cambio fue una experiencia válida para revertir ese rumbo, pero quedó a medio camino y el kirchnerismo pudo volver con su saga de atraso obsoleto.

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Estamos viviendo un proceso de cambio de era profundo, con un nuevo consenso social que reclama una “Agenda de la Liberdad”, representada por dos dirigentes muy distintos pero complementarios -Patricia Bullrich y Javier Milei- cuyas propuestas convergen pero que plantean caminos diferentes que deben ser debatidos y, finalmente, refrendados en las proximas elecciones nacionales.

Forma parte de ese debate las opciones por la integración regional con nuestros vecinos y la apertura al mundo, entendiendo por tal la necesidad de una importante interaccion con nuestros tres socios estrategicos globales: Estados Unidos, la Unión Europea y China. El dogmatismo ideológico es una forma peligrosa del aislamiento y el retroceso.

Lo parecido no es igual y la viabilidad institucional no es un detalle menor. Se juega en ese campo el éxito o el fracaso de un reclamo ciudadano que no podemos frustrar (como tantos otros que se dieron en el pasado y que llevaron a que, el “todo” que deberiamos ser, se convirtieran en la dolorosa “nada” que hoy transitamos).

La experiencia -que incluye a los fracasos y errores cometidos- no es un detalle menor. La racionalidad y la madurez del liderazgo, tampoco.

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