La primera rueda electoral finalmente ha concluido. Tiempos que parecieron eternos y resultados que llegaron para definir lo que viene.
Las elecciones tal vez no modifiquen nada, o tal vez lo modifiquen todo. El transcurso de los días se encargará de sentenciar que es lo que nos deparan los próximos meses, hasta que finalmente quede definido quién estará al frente del Ejecutivo Nacional a partir del 10 de Diciembre próximo.
Lo que tiene para ofrecer a partir de ahora el equipo económico no son más que los últimos esfuerzos por llegar a la próxima posta electoral con la menor cantidad de sobresaltos posibles. Los próximos 70 días serán la mejor muestra del desgaste que arrastra un gobierno que ya no tiene mucho más para ofrecer.
¿Qué es lo que viene? Es difícil saberlo. Ayer votó la gente, hoy vota el mercado: de la no sorpresa que todos esperábamos, pasó a haber una sorpresa que es que evidentemente hay un tercio de la gente que está esperando un cambio. La lectura que se hacía hasta el viernes de que Juntos por el Cambio, sea en el balotaje o en la primera vuelta, iba definitivamente a quedarse con la Presidencia, a partir de ayer es una gran duda.
Esa duda se puede traducir en que tal vez quien tenga algún peso que le haya sobrado, quiera dolarizarse a 605 y no a otro valor dentro de un tiempo. En ese miedo también va a influir mucho que el gobierno no tenga herramientas para batallar. De hecho las propuestas que presentaron a partir de mañana para supuestamente contrarrestar algún “cisne negro” como el que terminó apareciendo, rayan lo ridículo y lo ingenuo por su falta de contundencia. Se vienen 70 días extremadamente interesantes en materia económica.
Hay una reacción: el dólar cripto, el único disponible el domingo, pasó los 660 pesos e, insisto, el Gobierno no tiene herramientas.
Medidas
Las medidas económicas pos PASO ya están diseñadas y una vez más carecen del más mínimo nivel de innovación. Si el resultado electoral de las primarias avivará o no las negociaciones para comenzar el camino hacia una transición donde se adelanten algunos matices lo que pueda venir en la Argentina es una incógnita: por ahora solo parece un nuevo intento del gobierno por demostrar gestión haciendo siempre lo mismo.
Las promesas de un Presupuesto 2024 con déficit cero es uno de los puntos en el que se comenzará a trabajar de cara al 15 de Septiembre, fecha límite establecida para que la ley de leyes comience su proceso en el Congreso Nacional. Con un cambio de gobierno por delante, una inflación que complica cualquier estimación, una presión impositiva que todos los candidatos a ocupar el sillón de Rivadavia prometieron revisar y un Estado sobre el que también se han prometido múltiples recortes, el Presupuesto Nacional para el año próximo parece aún solo un título sin demasiado contenido real.
El resto de los anuncios que se vienen no parecen distar de la lógica que vienen mostrando hasta aquí los movimientos del gobierno en materia económica. El faltante de dólares obliga a beneficiar a aquellos importadores que utilicen sus propios dólares para pagar sus cuentas en el exterior, evitando mayor merma en las ya esqueléticas reservas disponibles en el BCRA: todo parece anticipar un rotundo fracaso en el cuidado de las divisas. Beneficios impositivos y blanqueo de capitales serán parte de un menú que además probablemente impacte de lleno en los ya descontrolados niveles de inflación.
Justos y fracasados
A pesar de su reiterado fracaso, el programa Precios Justos tendrá un nuevo relanzamiento en un último intento de contener algunos precios antes de la nueva parada electoral. Si bien no está entre los bocetos oficiales, el resto de los precios regulados por el gobierno seguramente gozarán de algunas semanas de tranquilidad.
El resto de la propuesta económica para lo que viene es aún más pobre. Una ayuda marginal para pequeños y medianos productores agropecuarios, algunos programas destinados a la industria del conocimiento y créditos con organismos internacionales que parecen representar apenas unas cuantas monedas para el panorama financiero que enfrenta la Argentina cada día.
La lectura que haga el mercado sobre el resultado electoral por un lado y la propia dinámica política por el otro, dictarán sentencia definitiva sobre lo que ocurra en el transcurso de lo que resta del calendario electoral. Todas las posibilidades parecen ciertas ante una Argentina que parece agotada. Si lo que veremos en materia económica será como hasta aquí absolutamente superficial o si la coyuntura obligará al gobierno a comenzar con algunas concesiones en virtud de lo que viene hacia adelante, resulta todavía una enorme incógnita. Por ahora lo único que parece seguir siendo prioritario para el Gobierno es continuar intentando sobrevivir.
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