Testimonio de un docente de escuela pública secundaria: cómo es su día a día y qué hace falta para mejorar el sistema

Turnos dispares, pluriempleo, promoción que no se basa en el mérito, ni para los profesores, ni para los alumnos: Bruno Videla hace un relato honesto, realista y no partidario que puede ayudar a la sociedad a entender mejor qué está pasando dentro de las aulas

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En un episodio de mi podcast Educación Blue, conversé con Bruno Videla, quien desde hace 16 años enseña en escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires. Es un testimonio directo de la realidad y un aporte desde el sentido común que muchas veces les falta a los funcionarios acerca de qué se debería hacer para mejorar el sistema.

Bruno Videla es abogado, licenciado en Ciencia Política y con un profesorado de educación secundaria. Enseña Formación Ética y Ciudadana en cuatro escuelas. Llegó a enseñar en siete a la vez. Trabaja con aproximadamente 300 estudiantes cada año. Es difícil recordar todos los apellidos y muy difícil personalizar la experiencia educativa de cada uno.

En su cuenta de Twitter informa cotidianamente de las cosas que pasan en los colegios, los días de paro, los faltazos o llegadas tarde de los alumnos -sin consecuencias disciplinarias ni administrativas-, la flexibilización de los criterios pedagógicos para aprobar materias, entre otros.

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Enseña en los tres turnos, mañana, tarde y noche. Empieza a trabajar a las 7:30 y hay días en que termina a las 23:30. “Actualmente, para que la escuela funcione, directivos, docentes y auxiliares tenemos que hacer mucho más trabajo del que nos corresponde”, me dice.

La charla fue larga, interesante y profunda. Voy a resumir acá los datos y conceptos más importantes, agrupados por temas.

Cambio de paradigma

La escuela pública a la que fueron quienes hoy son adultos ya no existe más.

Bajo la consigna “No podemos negar el derecho a la educación”, cualquier estudiante, al margen de que sepa o no, terminará aprobando cualquier materia.

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No hay consecuencias para los estudiantes que incurren en indisciplina o incumplimiento. Llegar tarde, no entregar trabajos ni rendir exámenes, y no cumplir normas de convivencia básicas en un aula no implican que un estudiante sea sancionado.

Bruno terminó la secundaria en una escuela nocturna. Dice que le duele mucho a nivel personal ver en lo que se ha convertido la escuela nocturna hoy: la última instancia antes de caerse del sistema. Una instancia donde se aprende poco y aprueban todos.

Aulas heterogéneas

“Todo bien con la inclusión, pero faltan recursos. No tenemos tiempo para generar propuestas que se adapten a cada estudiante”, explica.

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Formación docente y puntajes

Los sindicatos están de ambos lados del mostrador. “Te venden los cursos de formación y te evalúan para darte el puntaje que necesitás para conseguir cargos”.

Muchos de esos cursos no son relevantes ni exigen trabajo por parte del docente.

Aunque no te guste el sistema no te queda otra que seguir la corriente; de lo contrario es imposible ascender y sumar horas y cargos.

Bruno cree que hay que demoler ese sistema de cursos y puntajes e hacia uno de concursos de oposición y antecedentes para acceder a los cargos.

Mejoras (y cuentas pendientes) en CABA desde 2007 (cuando Bruno empezó a enseñar)

Del 2007 a hoy hubo mejoras sustanciales en los aspectos administrativos: digitalización y rapidez, respetando el tiempo de los docentes.

Se redujo drásticamente la demora para figurar en los listados por los que se accede a cargos. Cuando Bruno se recibió como profesor en 2005 había que esperar hasta 3 años para figurar en esos listados, por lo que muchos docentes empezaban enseñando en escuelas privadas.

Buena infraestructura en general. Pizarras con marcadores, wifi y pizarra inteligente en todas las aulas. Eso facilita compartir recursos educativos y planear actividades.

Falta mayor convicción política para hacer respetar las leyes de convivencia y la exigencia académica.

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Los estudiantes y las familias

Los estudiantes no eligen ni a sus docentes ni las materias, lo que repercute negativamente en sus motivaciones intrínsecas.

Muchos estudiantes no escuchan cuando se les habla, si el docente se dirige a ellos no lo miran a la cara o están concnetrados en su celular.

La mayoría de los estudiantes no cuenta en su casa con un adulto comprometido con su progreso escolar.

Muchas familias, aún las del quintil de menores ingresos, prefieren y hacen lo imposible por irse a escuelas privadas por la estabilidad que éstas les ofrecen para su organización familiar. Se aseguran de que todos los días habrá clases.

Tres deseos de Bruno para mejorar el sistema

Transparencia total. Que se publiquen los números y resultados de cada escuela.

Que los docentes puedan trabajar en una sola escuela y que eso les alcance para vivir dignamente.

Menos carga horaria para quienes se están por jubilar. Docentes a punto de jubilarse suman muchas horas para poder acceder a “un pesito más de jubilación”, cuando debiera ser al revés.

[El autor es ingeniero, profesor de matemáticas y magíster en educación por la Universidad de Columbia. Conduce el Podcast Educación Blue - Pueden escuchar la entrevista completa en Podcast Educación Blue]

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