Para cumplir con la meta fiscal que estipula el acuerdo con el FMI, en el segundo semestre debería lograrse un déficit primario máximo de apenas 1% del PBI del período. Reducir a poco menos de un tercio el resultado negativo del primer semestre, en pleno contexto recesivo en el cierre de un proceso de elecciones presidenciales, suena a quimera.
En lo que va del año, la situación del fisco nacional tiende a agravarse mes a mes y en la comparación interanual. Los incumplimientos de metas del acuerdo con el FMI y la falta de recursos para afrontar los pagos llevaron a una renegociación del acuerdo que significó, por el momento, que se pospongan pagos y desembolsos y la reducción del objetivo de acumulación de reservas, pero nada cambió con relación al requisito de resultado fiscal si se lo mide en términos del PBI, esto es, no puede superar el 1,9%, como dictaba el entendimiento original.
En el primer semestre, el Sector Público No Financiero (SPNF) lleva acumulado un déficit primario de 2,8% del PBI, 0,6 puntos del PBI más alto que el de igual período del año previo.
Esta diferencia se debe a una caída de 0,4% del PBI en los ingresos, y a un aumento de 0,3% del PBI en el gasto primario. A la pérdida de derechos de exportación (0,9% del PBI) se suma la caída de ingresos por rentas de la propiedad (0,6% del PBI).
En 2022, en igual semestre, se había abusado del registro de ingresos en concepto de “Rentas por colocaciones de emisiones primarias” (que alcanzaron en ese período a 0,8% del PBI), que en su momento el FMI objetó y que, consecuentemente, hoy no se pueden computar. Por otro lado, el aumento en el gasto primario se explica fundamentalmente por la suba de los gastos de capital (0,4% del PBI) -gran parte de este aumento se debe a los gastos orientados al sector de la energía- y de los gastos de funcionamiento (0,2% del PBI).
En el primer semestre, el Sector Público No Financiero (SPNF) lleva acumulado un déficit primario de 2,8% del PBI, 0,6 puntos del PBI más alto que el de igual período del año previo
Lo ocurrido en junio, el mes de peor performance en lo que va del año, profundizó la alerta: el déficit primario (sobre el PBI mensualizado) fue de 4,9% (el más alto de los meses previos había sido abril, con 2,7% del PBI). Esta suba no es consecuencia, solamente, de que en junio se paga parte del sueldo anual complementario sino, en primer lugar, del aumento, siguiendo la normativa, de las prestaciones previsionales.
Un párrafo aparte merece los subsidios
Una mirada en detalle a partir de los números devengados de la Administración Nacional revela que, en el primer semestre del año, el monto total de subsidios económicos alcanzó a 3% del PBI, cuando un año atrás la relación había sido del 3,3%: una baja, no sustantiva (12,2% en términos reales).
Sin embargo, en comparación con dos años antes, la baja se convierte en suba: en aquel momento el total de subsidios a sectores económicos había alcanzado al 2,5% del PBI.
Quedémonos, de todos modos, con la figura de la baja. ¿Qué conceptos la explican? En primer lugar, hay un cambio de composición entre subsidios para gastos corrientes y para gastos de capital: bajan los primeros (0,5% del PBI), aumentan los segundos (0,2% del PBI). Toda esta suba va para Energía Argentina SA. No hay cambios significativos en otros ítems.
Por el lado de los subsidios corrientes, toda la baja proviene de las transferencias a Cammesa (0,6% del PBI), que es superior al descenso total porque aumentan los subsidios al transporte (0,1% del PBI), tanto en transporte automotor como ferroviario y aerocomercial (Aerolíneas Argentinas).
¿Nos muestra junio un panorama más alentador? Sí, pero no alcanza. En un mes con mayor peso relativo de subsidios energéticos -que los previos-, estos han bajado más que en el total del semestre: se notan las consecuencias de los aumentos tarifarios que permiten aumentar la parte de costos cubierta por el pago de los usuarios. También hay una suba relativamente más importante de las transferencias de capital. Éstas son más flexibles que las corrientes, con lo que en los próximos meses podría haber bajas por ahí.
La caída de la actividad económica no es exclusiva del agro ni generada en el resto de las actividades por los efectos de la sequía
¿Por qué este comportamiento no alcanza? Si bien la recesión tuvo su expresión mayor en el segundo trimestre, en el que el peso del agro en la actividad económica, y en las exportaciones en particular y por ende en la recaudación, se maximiza, la caída de la actividad económica no es exclusiva del agro ni generada en el resto de las actividades por los efectos de la sequía. El freno de actividad se notará en la recaudación.
A ello se suman medidas electorales poco razonables desde el punto de vista de la equidad y de la racionalidad económica que afectan negativamente al fisco. La suba del piso para el pago de Ganancias de personas físicas a algo más de $700.000 de ingresos laborales mensuales en términos brutos es una de ellas.
Esta columna es un anticipo de la publicada en Revista Indicadores de Coyuntura FIEL 655, agosto 2023
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