Estamos cerrando en la Argentina una campaña política sin entusiasmo. Mirando lo que pasó en Portugal y el escaso espacio que le dedicaron los medios de comunicación a este argentino que reunió a más de un millón seiscientos mil jóvenes que viajaron de todo el mundo para escucharlo.
La JMJ fue un “empujón”, un nuevo inicio de la gran peregrinación de los jóvenes a través de los continentes, en nombre de Jesucristo. Así ha sido la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023, según el Papa Francisco, quien recordó su Viaje Apostólico a Portugal durante la catequesis de la Audiencia General este miércoles 9 de agosto.
Dentro de las actividades propuestas por el Papa, estuvo la visita al Santuario de Fátima, dijo hablando de la virgen:
“Como hizo hace un siglo precisamente en Portugal, en Fátima, cuando se dirigió a tres niños encomendándoles un mensaje de fe y de esperanza para la Iglesia y para el mundo”. Allí recé el rosario junto a jóvenes enfermos “para que Dios sane al mundo de las enfermedades del alma: la soberbia, la mentira, la enemistad, la violencia”. Además, se renové la consagración de Europa y del mundo al Corazón Inmaculado de María”.
“He rezado por la paz, porque hay tantas guerras en todas las partes del mundo”, dijo.
El Papa Francisco pidió este miércoles que los “grandes de la Tierra” escuchen a los jóvenes para frenar la guerra en curso en Ucrania desde febrero de 2022 y los conflictos abiertos en otros lugares.”Mientras que en Ucrania y en otros lugares del mundo se combate, y mientras en ciertas salas escondidas se planifica la guerra -esto es horrible, se planifica la guerra-, la Jornada Mundial de la Juventud ha mostrado a todos que otro mundo es posible”, para el Papa, ese mundo posible es “un mundo de hermanos y hermanas, donde las banderas de todos los pueblos ondean juntas, una junto a la otra, ¡sin odio, sin miedo, sin armas!”.”El mensaje de los jóvenes ha sido claro: ¿lo escucharán los ‘grandes de la Tierra’ este entusiasmo juvenil que quiere paz?”, se preguntó Francisco en su primera audiencia en Roma desde fines de junio, cuando como todos los años interrumpió los encuentros semanales con los fieles por la pausa del verano.”Es una parábola para nuestro tiempo, y todavía hoy Jesús dice: ‘¡El que tenga oídos, que oiga! ¡El que tenga ojos, que vea!’. Esperemos que todo el mundo escuche este deseo de los jóvenes”, finalizó Francisco.
El Pontífice aseguró que la Jornada, celebrada después de la pandemia, ha sido sentida por todos como don de Dios, que ha vuelto a poner en movimiento los corazones y los pasos de los jóvenes. “Tantos jóvenes de todas las partes del mundo, ¡tantos! Para ir a encontrarse y encontrar a Jesús”, añadió.
Al fin de la Jornada el Papa anunció el destino de la Próxima jornada que será en Corea del Sur. Tras el anuncio habrá que esperar cuatro años para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, la segunda en Asia tras la de Manila en 1995, el arzobispo de la capital Monseñor Peter Chung Soon-taick, subrayó: “Será un momento de gracia y una oportunidad para relanzar la pastoral juvenil en nuestra Iglesia. Pediremos la contribución de toda la sociedad y también la de los países vecinos”
Al comentar esta noticia el arzobispo de Seúl, quien en una entrevista anterior recordó que, si bien el número de católicos en el país ha crecido en los últimos veinte años del 8,3% al 11,1%, no puede decirse lo mismo del número de jóvenes en las iglesias, porque Corea del Sur tiene la tasa de natalidad más baja del mundo, con sólo 0,8 hijos por pareja.
El país asiático que hoy cuenta con más de seis millones de católicos, se recordó, debe su primera evangelización y difusión, hace más de doscientos treinta años, a una iniciativa del pueblo, de gente sencilla, y no de sacerdotes o misioneros. Los laicos estudiosos, al entrar en contacto con los libros religiosos de Occidente, comprendieron y aceptaron el catolicismo como religión, no como estudio o literatura, y se dieron cuenta de que los sacramentos sólo podían ser administrados por los sacerdotes. Así, la comunidad católica comenzó a cruzar las fronteras con China para llevar sacerdotes a Corea, aun a riesgo de morir debido a la persecución del gobierno de la época.
Durante el viaje de vuelta, el Papa ofrece a los periodistas una conferencia de prensa.
Uno de ellos Paolo Ruffini le consultó si deseaba compartir un pensamiento sobre la JMJ, a lo que Él le contestó: “¿Cómo he vivido la JMJ? Esta es la cuarta que vivo. La primera fue en Río de Janeiro, allá brasileira. La segunda fue en Cracovia, la tercera en Panamá. Esta es la cuarta. Esta es la más numerosa. Según los datos concretos reales, hubo más de un millón de participantes. Más. De hecho, en la Vigilia se estimó que había un millón cuatrocientos y un millón seiscientos mil.
Impresionante la cantidad. Bien preparada. De las que he visto esta es la mejor preparada. Los jóvenes son una sorpresa. Los jóvenes son jóvenes. Hacen chiquilladas, la vida es así. Pero intentan seguir adelante. Y son el futuro. El asunto (el propósito) es acompañarlos. El problema es saber acompañarlos. Y que no se desprendan de sus raíces. Por eso insisto tanto en el diálogo mayores-jóvenes, abuelos con nietos. Este diálogo es importante, más importante que el diálogo entre padres e hijos. Los abuelos, las raíces.
Los jóvenes son religiosos. Buscan la fe, no lo artificial. Buscan el encuentro con Jesús. Algunos dicen que los jóvenes no siempre viven según la moral. Pero quién de nosotros no ha cometido errores morales en su vida. Todos. También de los mandamientos. Cada uno de nosotros tiene sus propias caídas en su historia. La vida es así. Pero el Señor siempre nos espera porque es misericordioso y padre y la misericordia va más allá de todo. Esto es lo que quería decir sobre la JMJ”.
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