El efecto de la Inteligencia Artificial en la educación

Cómo adaptar la herramienta para el uso crítico y reflexivo en las etapas de formación

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Los profesores consideran que ChatGPT es una oportunidad de revolucionar la educación. (Unsplash)
Los profesores consideran que ChatGPT es una oportunidad de revolucionar la educación. (Unsplash)

En las puertas de una nueva era de innovación, la humanidad se encuentra en el umbral de un cambio que podría redefinir la comprensión de la inteligencia, la tecnología, la economía, la educación y la propia naturaleza humana. Un tiempo en el cual el ritmo de los avances tecnológicos es tan rápido y con una repercusión tan profunda en nuestras vidas, que conducirá a una modificación irreversible, sin tiempo para que la sociedad se actualice.

Esta revolución, impulsada por la Inteligencia Artificial, no es un concepto distante o meramente futurista; ya es una realidad presente, que nos permite, abordar de manera más concreta, y realista, una situación anticipada desde años atrás, pero que hasta ahora no había sido debatida con la profundidad necesaria.

Las herramientas de Inteligencia Artificial, como ChatGPT, Bart o Bing, reconocidas por su habilidad para generar texto creativo e interactuar en conversaciones, son de una utilidad significativa, aunque no están exentas de imperfecciones. Estos modelos de lenguaje se entrenan utilizando grandes volúmenes de datos, algunos de los cuales pueden incluir textos protegidos por derechos de autor. Además, si los conjuntos de datos empleados para entrenar el modelo contienen sesgos, estos pueden manifestarse en las respuestas generadas, lo que lleva a la perpetuación de estereotipos o incluso a la discriminación.

Un punto crítico: los sistemas educativos y la tecnología

Uno de los aspectos más destacados y controvertidos de la revolución tecnológica actual, es el impacto de la Inteligencia Artificial en la educación. Algunos sistemas educativos han prohibido la utilización de los Chatbot generativos de texto, por temor a la copia de escritos y exámenes, mientras que muchos estudiantes han recibido con satisfacción este avance tecnológico.

En este contexto, los diferentes modelos de procesamiento de lenguaje natural han ganado relevancia, entre ellos, se encuentra ChatGPT, o ‘Generative Pre-trained Transformer’, desarrollado por OpenAI, que, a solo dos meses de su presentación en el 2022, batió récords alcanzando los 100 millones de usuarios activos.

Un aspecto clave que genera preocupación en los sistemas educativos de los niveles primario, y secundario, es la posibilidad de detectar si un texto ha sido generado por una IA generativa de lenguaje, como ChatGPT. Para lo cual se suelen utilizar detectores de contenido de IA como ZEROGPT, una aplicación de software que utiliza la inteligencia artificial para identificar patrones y predecir la presencia de textos generados por IA. Mediante el uso de algoritmos sofisticados, estos detectores de IA pueden analizar datos y comportamientos para distinguir entre contenido generado por IA y contenido generado por humanos. Sin embargo, y al igual que la IA generativa, los sistemas actuales para determinar si un texto fue creado por IA, aún son defectuosos, y pueden entregar resultados erróneos.

Incorporar la IA a la educación formal será necesario para la adaptación a los nuevos tiempos. (Unsplash)
Incorporar la IA a la educación formal será necesario para la adaptación a los nuevos tiempos. (Unsplash)

Es fundamental entender que nuestra confianza en la Inteligencia Artificial no debe ser ciega. Ante la creciente utilización de Chatbot generativos, la prioridad debe ser fomentar en la educación un pensamiento tanto creativo como crítico. Esto nos permitirá discernir e interactuar de forma efectiva con la Inteligencia Artificial, colaborando en la producción de textos conjuntos y garantizando un enfoque más humano y reflexivo en nuestra relación con la tecnología.

Un Camino Sin Retorno

La incorporación de modelos de procesamiento de lenguaje natural, en el ámbito educativo, va más allá de prometer una experiencia de aprendizaje personalizada y accesible; nos enfrenta a un debate profundo y multifacético que abarca dimensiones éticas, educativas y hasta filosóficas.

Este escenario recuerda la introducción de las calculadoras en el ámbito escolar, cuando se temía que pudieran convertirse en una distracción, haciendo que los estudiantes no se esforzaran por entender las operaciones matemáticas básicas y se limitaran a buscar resultados. A pesar de aquel temor inicial, hoy en día, las calculadoras son una herramienta aceptada y utilizada en la educación.

La situación también se asemeja a los cambios irreversibles que experimentamos con la pandemia de Covid-19. Los avances en la tecnología y la forma en que afectan nuestro mundo no esperan; están aquí y continúan evolucionando. Por lo tanto, la planificación de los recursos, infraestructura e insumos y la reflexión crítica sobre la importancia de la conectividad, serán claves para garantizar que esta transformación se realice de manera equitativa y beneficiosa para todos. En el mundo, la puerta hacia la nueva era de la educación ya está abierta, y la pregunta que se nos plantea ahora es: ¿estamos preparados para cruzarla?

Adaptación a una Realidad Tecnológica

En este contexto de desarrollo constante, se destacan ciertos principios esenciales para guiar el uso de la inteligencia artificial: responsabilidad, inclusión, confiabilidad, seguridad, equidad, transparencia y privacidad. Estos principios no actúan como barreras restrictivas, sino como directrices conscientes que promueven un uso crítico y reflexivo de la IA. Vivimos en un mundo en constante cambio, donde la adaptación es una realidad inevitable. La Inteligencia Artificial Generativa no es una excepción; es una herramienta a la que, sin duda alguna, nos adaptaremos.

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