Conforme se considera que el origen de la riqueza es el trabajo, cuyo resultado se ve multiplicado por el uso de una herramienta que se define como bien de capital, es evidente que la moneda lo es. Ello es así en tanto facilita los cálculos económicos (unidad de medida) y el intercambio (soluciona la liquidez); ambas funciones son esenciales en una economía del hombre en sociedad.
La prueba más evidente de que la moneda es un bien de capital es que su presencia acompaña a toda la vida de la comunidad que la adopta, lo cual implica la relevancia de tener una moneda sana permanente -en términos de Friedrich Hayek: “la moneda es el único bien que nunca debe perder su carestía”, sentencia con la cual, sin saberlo, estaba declarando a la moneda como un bien de capital permanente, tal como lo he catalogado fruto de mis investigaciones.
Si el ser humano no hubiese descubierto la moneda, la civilización no hubiese logrado la revolución industrial, por ello sugiero llamarla revolución monetaria industrial. Sí, de no haber existido un bien económico que facilitara el cálculo y los intercambios, no hubiera tenido sentido la producción de riqueza en masa.
Es así como se comprende que la moneda no sólo es un bien de capital (potencia el resultado del trabajo), sino que es previa a las máquinas industriales que hicieron factible la producción en cadena, ya que estas no hubieran tenido razón de ser si su producción no hubiera llegado a manos del prójimo, a la cual tenían como destino conforme el cálculo monetario realizado.
La moneda no sólo es un bien de capital (potencia el resultado del trabajo), sino que es previa a las máquinas industriales que hicieron factible la producción en cadena
Dado que Argentina está sumida en una crisis económica y financiera, se hace indispensable un diagnóstico adecuado, completo y sencillo (conforme asumir que la moneda es un bien de capital) para poder encarar el camino más rápido, eficiente y seguro.
La economía que viene
El estado de situación revela que la relación deuda del Estado sobre PBI no es preocupante en un país capitalista (que poseen deuda suprior al doble de su PBI); sí lo es un orden económico socialista como el de Argentina; por lo tanto, el estado real de la Argentina a diciembre de 2023 será el de un país cuyos activos (privados y públicos) valen mucho menos que los que serían en un país sin crisis (no tiene sentido esperar a los números del 10 de diciembre para diagnosticar y establecer un plan), lo cual indica que el objetivo inmediato implica lograr una moneda estable (“blindaje” monetario inmediato) en un orden capitalista (reformas estructurales).
El diagnóstico ubica perfectamente en cuáles son los objetivos inmediatos:
1) poseer moneda sana desde el primer día, por lo tanto, se debe recurrir a un préstamo internacional que permita respaldar un dólar a un precio que no implique una gran devaluación (la pobreza ya es exagerada);
2) plantear un superávit fiscal con baja de impuestos (sobre todos los que gravan la generación y posesión de riqueza, y gravar su destrucción);
3) desregulación laboral;
4) eliminación de los cepos y retenciones a la exportación;
5) el Estado (vía Banco Central) no debe intervenir ni en el mercado de divisas ni en el de créditos (es decir, todo el crédito debe estar disponible para el sector privado);
6) el apoyo internacional (FMI, etc.) para el “blindaje” monetario se debe dar por descontado si se presenta un plan con las pautas indicadas, que es el que necesita Argentina, no las recetas del FMI, la cuales sólo tienen como objetivo estabilizar algunas variables de coyuntura (su misión).
No plantear este escenario concreto, rápido y seguro, y pretender ridiculizar la obtención de un crédito internacional para reinstaurar de forma inmediata una moneda en Argentina, implica asumir que no se posee un plan integral adecuado para las reformas estructurales, o lo que es peor, que se desconoce la verdadera dimensión del perjuicio que implica no poseer moneda a satisfacción de sus ciudadanos.
Renegar de la asistencia internacional para obtener el bien de capital esencial para un país (moneda), implica no advertir que la diferencia está entre considerarla como un bien de capital o un simple activo financiero
Renegar de la asistencia internacional para obtener el bien de capital esencial para un país (moneda), por compararlo con casos anteriores, implica no advertir que la diferencia está entre considerarla como un bien de capital (como hacemos aquí), o un simple activo financiero, como desafortunadamente se lo catalogó siempre, y por ende se utilizó para fines de política económica de corto plazo con exclusivos fines políticos del gobierno de turno.
Esta última ha sido la verdadera grieta entre los políticos y la sociedad, motivo por el cual esta rechaza a los políticos, lo cual se debe revertir porque necesitamos de ellos, así como que estos adquieran educación económica.
Como siempre, no existe una adecuada práctica sin sustento en una buena teoría, que es lo que caracterizó a las políticas económicas en la Argentina. En este caso el fallo consiste en no identificar teóricamente la moneda como un bien de capital permanente, que hace a un acto fundacional y de supervivencia de un país.
Un “blindaje monetario” sin reformas estructurales no funciona (como lo he expresado en Capitalismo y Moneda, al referir al fracaso de la convertibilidad), y reformas sin blindaje no sólo que no es garantía de éxito, sino que también es innecesario y doloroso, sobre todo, para un país muy castigado.
Desde otro punto de vista, no advertir que la moneda es el primer bien de capital que un país debe obtener es no comprender el diagnóstico de la realidad económica Argentina, cuyo origen es partir de las mismas teorías equivocadas que llevaron a desaprovechar “blindajes” anteriores, que no advirtieron la sincronización de las dos tareas: moneda sana en simultáneo con estructura sana, es decir, instaurar el capitalismo en todos sus ámbitos.
Finalmente, el crédito del blindaje monetario bien puede cancelarse con la liquidación de activos del Estado, cuando estos alcancen su verdadero valor con el nuevo orden económico. De esta forma el crédito para el “blindaje” monetario, pagadero con activos ineficientes, sería la mejor conducta de endeudamiento productivo jamás desarrollada en Argentina.
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