El debate público argentino está marcado por una serie de lugares comunes. Uno de ellos es que la educación no importa. Que no le importa a los políticos, que no cuenta para el voto, que no moviliza a la sociedad.
Si esto es verdad, puede que esté empezando a cambiar. La pandemia ya había dejado señales. Pero este año, ya sin esta circunstancia excepcional, el reclamo por la alfabetización está desafiando aquella presunción.
La historia empieza en mayo. A diferencia de otros años electorales, el 2023 comenzó con una demanda concreta, la comprensión lectora. Más de 130 organizaciones lanzaron la Campaña Nacional por la Alfabetización denunciando que, en Argentina, de acuerdo a los datos de las pruebas ERCE (Estudio Regional Comparativo y Explicativo) de la UNESCO, uno de cada dos chicos de tercer grado #NoEntiendenLoQueLeen. Más allá del trending topic, de las miles de firmas o del apoyo de figuras de la talla de Paula Paretto, el Dibu Martínez o Ricardo Darín, este hashtag logró visibilizar un drama que hasta ahora permanecía oculto. A su vez, este lanzamiento motivó la gira federal #DemosLaVuelta, a través de la cual decenas de organizaciones, expertos y docentes están trabajando en red para revertir la situación, con la consigna de recorrer todo el país en un año, concientizando y logrando compromisos concretos por parte de la dirigencia para priorizar la alfabetización.
Esta semana trajo un nuevo hito. Desde Javier Milei hasta Juan Grabois, pasando por Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y Sergio Massa, los principales precandidatos presidenciales firmaron el Compromiso Nacional por la Alfabetización. Esta adhesión implica la promesa de lanzar un plan nacional de alfabetización, de brindar apoyo técnico y financiero a las provincias y el consenso de implementar pruebas censales en 3er grado para evaluar la comprensión lectora. En síntesis, la sociedad se movilizó y la política respondió.
Estas firmas representan tres novedades. Primero, un punto de convergencia entre las principales figuras políticas, trascendiendo la polarización que domina la escena política. Segundo, que la alfabetización debería ser una prioridad en la próxima gestión nacional. Tercero, que deberían implementarse pruebas censales de comprensión lectora en 3er grado de la primaria. El “deberían” en condicional responde a que tenemos que lograr que el precandidato que acabe convirtiéndose en Presidente de la Nación cumpla con el compromiso que firmó. Queda un largo camino por recorrer.
La cuestión es que estamos empezando a entender. A entender que la educación es fundamental. Y que, si nos movilizamos, podemos hacer que importe. Sigamos redoblando esfuerzos para lograr antes que después lo que todos queremos: que nuestros chicos entiendan lo que lean.
[El autor es director ejecutivo de Argentinos por la Educación]
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