El candidato Sergio Massa mostró interés estratégico y político en la Defensa nacional. Algo extraordinariamente importante para el país, por la oportunidad de confrontar ideas sobre el lugar que ocupamos en el mundo y la región, y sobre cómo vemos el presente y el futuro de la Nación en términos geopolíticos. Así se decantarán pautas para definir y llevar a cabo, por fin, tras 40 años de democracia, la reconstrucción operativa de la Defensa nacional. Hablamos de la fisonomía de las Fuerzas Armadas que la Nación necesita.
Pero parece que Massa hubiera pateado un avispero. Evidentemente, hay dirigentes que prefieren tirar la pelota afuera en vez de prenderse en serio en un debate. Vemos, por un lado, agitar la muletilla de la ideologización/chavización, como si una de las grandes diferencias entre Argentina y el régimen venezolano, no fuera justamente que en Venezuela los militares están involucrados en ese proyecto político, mientras que en nuestro país los militares no participan en absoluto en la vida política nacional. Son, como corresponde, 100% profesionales y subordinados a la Constitución. ¿Por qué y para qué salieron a manosearlos tan injustamente, siendo que con casi nada, hacen mucho por mantenerse operativos? Toman un proyecto de ley como pretexto, cuando eso lo debe decidir el Congreso y el oficialismo ni siquiera tiene mayoría. Lamentable y nada constructivo. En el tema, Argentina es muy distinta que Venezuela.
Por otro lado, en paralelo, una suerte de revival de una de las frases recordadas del expresidente Raúl Alfonsín, cuando indicó que “con la democracia se come, se cura, se educa”. Tenemos —afortunadamente— consolidada la democracia y no obstante las soluciones no llegan. Con un piso estructural intolerable de pobreza rozando un 30% en una mirada de más de 3 décadas (CEDLAS/UNLP), no es un problema de un gobierno, sino uno que ninguno pudo erradicar. Porque para resolver los problemas concretos hay que acertar en las políticas específicas, la democracia se halla en un plano superior.
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Algo asimilable en el tema Defensa. Presentan la problemática como si fuera un aloe vera, que resuelve el desarrollo y lo próximo debe ser que también asegura la felicidad. Pero no, al igual que la promesa de Alfonsín en relación con la democracia, a la Defensa nacional debemos recuperarla porque sin Defensa no hay Nación. Basta recordar que nos independizamos y formamos la Argentina sobre los hombros del Ejército Argentino, pero las Fuerzas Armadas hoy pueden preservar la integridad nacional, no pueden resolver el desarrollo. Eso tiene que coordinarlo la política, encarar una agenda de políticas de estabilización, crecimiento y desarrollo, diseñadas en base a una lectura adecuada de la geopolítica y la geoeconomía predominantes.
Responsabilidades compartidas
Sorprenden las críticas de dirigentes, atribuyendo responsabilidades sobre la situación en que ha caído la Defensa nacional, sin hacerse cargo de nada. Conviene matar relatos con datos concretos inapelables que muestran la destrucción en escalones, de la ecuación económica, de la Defensa. A lo largo de un cuarto de siglo.
La base de datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) de Suecia, especialista en temas militares mundiales, muestra cómo llegamos a situación de casi indefensión. La democracia empezó bien en la materia: 2,2% del PIB, bajando desde 1990 a 1,5%. Hasta 1995 contó con 1,45% del PIB. Ese 1.45%, que era un nivel todavía adecuado para la Argentina, se mantuvo entre 1992 y 1995. Notablemente, coincidió (1994 y 1993) con los niveles más bajos de pobreza registrados por el Indec -menos de un tercio de la pobreza actual- y con la tasa más elevada de aumento del empleo privado industrial y del empleo privado registrado en toda la democracia. Los economistas podadores de recursos para Defensa, prefieren no hablar de esto.
Y llegamos al último cuarto de siglo mortífero. Desde 1997 se vino la noche. En dos escalones. En el ‘97, la Defensa cayó a 1,15% del PIB. La Argentina es el 8vo país del planeta en extensión terrestre y marítima, es demasiado espacio soberano para cubrirlo con 1,15%, muy insuficiente. Y desde 2004, el siguiente escalón descendente, se perforó el 1% del PIB, hundiendo las Fuerzas Armadas en una situación de indigencia extrema y llevando la descapitalización humana y de infraestructura, tecnología y equipamiento, a niveles impensados y casi suicidas como Nación.
En la última década, la Defensa nacional bajó al presente escalón, entre 0,55% y 0,7%. Los presupuestos parecen de broma, si todo lo que ocurre no fuera tan lamentable, configurando una eutanasia institucional hacia las Fuerzas Armadas. Como referencia, el gasto militar mundial 2022 fue 2,2% del PIB. Viendo el promedio Latam en la última década, 1,6%, es claro que los argentinos inventamos el desfinanciamiento de la Defensa nacional sin argumentos lógicos. Otro mensaje para esos economistas, aunque han sido apenas operadores de decisiones políticas, que hoy por fin entran en revisión.
Mirando ese sendero de colapso económico de la Defensa nacional, queda en evidencia que quienes tuvieron responsabilidades políticas en esa trayectoria destructiva, tienen todo el espacio para proponer una vuelta de página, pero deberían ser prudentes en sus críticas. Porque no hubo por parte de ningún gobierno, medidas efectivas para recuperar las Fuerzas Armadas, desde 1997 hasta ahora, con la iniciativa del Fondef en 2020 y la aplicación de la jerarquización y blanqueo salarial de las Fuerzas Armadas. Cumplida con un importante impulso por parte del mismo Massa, que hoy confirma su interés estratégico en la Defensa nacional. Había que preservar el personal, y es un hecho concreto en ejecución.
Quien esté libre de culpas, que tire la primera piedra
Si hablamos de promesas y de críticas, sería sabio tener presente la frase bíblica “quien esté libre de culpas que arroje la primera piedra”. Resulta asombroso plantear el recuerdo de poderosas Fuerzas Armadas nacionales, mientras el SIPRI muestra que en el sendero lamentable de desfinanciación de la Defensa nacional, en el periodo constitucional 2015-2019, el presupuesto promedió 0,775% del PIB, todavía más bajo que el periodo constitucional anterior (0.838%). Para colmo, llegando al piso más bajo de presupuesto militar de la historia argentina hasta aquel momento (0,7% en 2019), justo cuando el país acababa de ingresar a partir de la ampliación de la Zona Económica Exclusiva resuelta por ONU, al top ten de los países más extensos del planeta. ¿Más territorio para asegurar, menos presupuesto para cumplir la misión? ¿Estas son las credenciales que habilitan para tantas críticas y para promesas fantasiosas?
Como frutilla del postre, ahora se habla de iniciar una carrera armamentista en Latam, con un presupuesto de 2% para las Fuerzas Armadas argentinas, cuando el promedio de la región es 1,6%. ¿Agradable imaginarlo? Si. ¿Creíble? Absolutamente no.
Se instalaron, además, en dicho periodo 2015-2019, enormes dudas sobre la interpretación de la geopolítica, con indicios de una conversión encubierta a un modelo de Defensa de Guardia Nacional, sin Fuerzas Armadas, tipo “Costa Rica”. Por ejemplo, privatización evitada in extremis de la campaña antártica (eso debe ser cumplido por Fuerzas Armadas nacionales, privados pueden entregar paquetes, pero no afirman soberanía), asfixia de la exitosa compañía nacional de alta tecnología INVAP (ahora visitada nada menos que por el jefe máximo de la NASA), incumplimiento de las promesas de equiparación salarial del personal con fuerzas de seguridad y peor aún ampliación de la brecha, blanqueo incumplido, y lo mismo con otros aspectos importantes para el personal de las Fuerzas.
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No hay reconstrucción posible de la Defensa, que no comience por el personal, justo muy mal antecedente del equipo 2015-2019, como para titular, hoy planes fantasiosos, desprovistos de precisiones, porque no pueden explicitar antes de las elecciones sus verdaderas intenciones hacia las Fuerzas Armadas. De equipamiento de combate, para qué hablar. Ni un intento de reemplazar, aunque sea el malogrado submarino de ataque ARA San Juan por un sistema de armas submarino equivalente moderno (apto para misiones oceánicas, no guardia), los Super Etendard usados adquiridos incompletos para la Armada nacional y que aún no pudieron ponerse en vuelo, y los patrulleros oceánicos…lindas naves de estructura civil, adquiridas sin armamento de combate naval. Sin armamento. Sin sonar. Caza supersónica, tampoco. Nada para mostrar.
Con este “prontuario” anti-Defensa nacional, luce como que las cortinas de humo y las generalidades sin contenido, tienen el objetivo de esconder los verdaderos planes que manejan para las Fuerzas Armadas, y que pretenden aplicar en caso de acceder al gobierno para el próximo periodo constitucional. Quizá por eso las acusaciones de chavización, ridículas y ofensivas para las Fuerzas Armadas, como si algo que no ocurrió en 20 años del actual oficialismo, pudiera cumplirse en los meses que quedan, en base a una ley, con elecciones en el medio y sin mayoría en el Congreso. Esta fábula busca que no se hable de la eliminación del Ministerio de Defensa. Ya preparan proyectos normativos para tal fin. O peor, arriesgar una desgracia metiendo nuestros militares, quienes tienen formación y equipamiento únicamente para uso letal de la fuerza, en tareas policíacas. El paraguas institucional del Ministerio de Defensa ha sido de ayuda para demorar el desguace final, hay que mantenerlo, al menos hasta reconstruir por completo las Fuerzas Armadas.
Haber prometido una jerarquización y un blanqueo salarial y no haberlo cumplido, es un pésimo antecedente para hacer promesas hoy. Otra cosa es hacerlo realidad, como hizo el candidato Massa desde su rol actual de Ministro de Economía. Esto es una muestra concreta y contundente de la intención de dar vuelta la página y reconstruir la Defensa nacional. Reconstruirla en base a una visión adecuada del nuevo contexto geopolítico y de la noción de la Argentina como una gran Nación, que está indudablemente transitando una etapa complicada de su historia, pero que es de todos modos una gran Nación. La octava del planeta, nada menos. Vamos a la geopolítica y las propuestas.
Un mundo en ebullición
No podemos confundir lo urgente con lo importante. Las variables económico financieras ameritan el seguimiento diario y la búsqueda de soluciones tan rápido como posible. Pero la Defensa nacional emerge reclamando inmediata atención. Uno, por la situación extrema en que se hallan nuestras Fuerzas Armadas. Dos, por el nuevo escenario mundial con tensiones entre polos de poder, con Estados Unidos liderando un mundo que representa un 60-62% de la economía mundial, y otro polo liderado por China, aliada estrechamente ahora con Rusia, que alcanzó una trascendencia económica global que la URSS jamás logró durante la Guerra Fría.
Esta disputa en curso, se desarrolla en al menos 4 planos. Primero, el plano económico financiero y comercial, que ya trajo como daño colateral la muerte de la globalización y en su lugar dió inicio a un proceso de fragmentación económica, con fuerte impacto global. Los que hoy hablan de “apertura irrestricta al libre comercio internacional”, se habrán enterado que no estamos en los ‘90s? Habrán escuchado hablar de la geopolítica y la geoeconomía? De este tipo de errores estratégicos, un gobierno no vuelve.
Segundo, el plano tecnológico, algo que vemos en el 5G, en los chips, la carrera por la AI. Tercero, el plano militar espacial, con el asombro de ver a la principal potencia, Estados Unidos, muy rezagada detrás de Rusia en desarrollos hipersónicos. El Pentágono a toda máquina intentando descontar ventaja, pero en marzo debieron cancelar su programa por el fracaso de las pruebas, y empezar de nuevo. Antes pasó con Sputnik (1957), Laika y Yuri Gagarin, hasta que Neil Armstrong cerró la disputa en favor de USA. Pero URSS tuvo la delantera hasta el viaje a la luna (1969). Y cuarto, el ámbito militar mismo, en pleno desarrollo de una guerra en Europa que puede descarrilar en cualquier momento, mientras China merodea Taiwán.
Este es el mundo actual. Los ‘90s debutaron con el colapso de la URSS y Estados Unidos omnipotente a nivel global. Globalización, dólar integrando 75+% de las reservas de los bancos centrales mundiales, supremacía militar indiscutida y aplastante. Realidad casi exactamente opuesta a la actual.
La Argentina, por sus notables fortalezas en materia de recursos estratégicos, alimentos, energía, metales decisivos para la era tecnológica en curso, está muy involucrada en los intereses en conflicto, pese a la posición geográfica en el globo, alejada de Europa y Asia. Los países no tienen amigos permanentes, lo que tienen son intereses permanentes, y estos son para la Argentina el desarrollo, el territorio terrestre y marítimo, la preservación de los recursos estratégicos, los intereses en el Atlántico Sur y la Antártida, la reintegración (por vías diplomáticas) del territorio nacional ocupado por una potencia extranjera que se niega a negociar pero ejerce presencia y explotación económica de forma ilegal. La definición y reconstrucción de una Defensa nacional adecuada a este panorama, debe ser resuelta, y por todo lo expuesto tiene que iniciar ahora mismo y cumplirse rápidamente.
Es geopolítica, estúpido
Hemos visto a Massa visitar varias veces Estados Unidos y mantener estrecha relación con el que aún es el país más importante del mundo y líder de la cultura occidental a la que pertenecemos. Pero también lo vimos cumpliendo una prolongada visita reciente a China, con una densa agenda económico financiera hoy en ejecución (pagos con yuanes) mientras pasan los capítulos de la novela del FMI. Hay que tener claro que conviene a los intereses de la Argentina, entender los polos de poder mundiales, y tensionar para sacar provecho, sin descarrilar.
El discurso del Asesor de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Jake Sullivan, el 27 de abril 2023 en Brookings Institution, disponible en el sitio de la Casa Blanca, está repleto de frases lapidarias para planteos geopolíticamente ingenuos. Por ejemplo, copiando y pegando frases contundentes y sencillas sin traducción, “challenge we faced was adapting to a new environment defined by geopolitical and security competition, with important economic impacts” “Today, the United States produces only 4 percent of the lithium, 13 percent of the cobalt, 0 percent of the nickel, and 0 percent of the graphite required..” “The project of the 2020s and the 2030s is different from the project of the 1990s”. Clarísimo. Ni los americanos postulan volver a los ‘90s. Esta es la visión de los Estados Unidos, centrada por supuesto en sus intereses, no en los nuestros, pero sumamente útil.
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Emisarios de Estados Unidos visitan y pasan mensajes para impedir entendimientos entre la Argentina y China, pero ellos mismos en 2022 fueron el principal cliente mundial del país asiático, y registraron un déficit comercial con China del tamaño de casi un PIB argentino completo. Por otro lado, Estados Unidos, en medio de las sanciones económicas que le aplicaron a Rusia, se ha abastecido de uranio ruso mediante una operación triangular, similar a las prácticas de ghost trade que ellos mismos intentan impedir a terceros países. Caso Sudáfrica, por ejemplo. Eso es entender el mundo actual, Sullivan plantea el marco general, pero desde ahí los americanos hacen lo que les conviene a sus intereses. Nos enseñan el camino. Es posible mantenerse en Occidente, pero atender los intereses estratégicos nacionales. Como hace Israel, por ejemplo, maniobrando respecto de las exigencias de apoyo bélico a Ucrania en función de sus prioridades nacionales. Otro país que nos marca el camino.
Como decía Julio Argentino Roca, la clave es la capacidad de surfear los acontecimientos. Con sus movimientos Massa demuestra que está en esa línea, que entiende desafíos geopolíticos, y ese es el insumo clave para definir la fisonomía de la Defensa nacional que debemos reconstruir. No entender la geopolítica, las relaciones entre las naciones en función de sus posiciones geográficas, sus economías y sus vínculos con los polos de poder, es lo mismo que ir al aeropuerto para viajar a Córdoba y tomar un vuelo equivocado con destino a Costa Rica. O a Panamá. Improvisar con la Defensa nacional, o manejarse como aficionados, o como militantes ideológicos de un mundo ya desaparecido, sería un suicidio como país.
La Defensa o el Estado fallido
El rol de la Defensa, a lo largo de toda la historia universal, ha sido asegurar el territorio y sus recursos, para esto se inventó el Estado. Es su rol constitutivo, todo lo demás es evolutivo. Hoy los Estados desempeñan muchas actividades añadidas, desde exploración espacial hasta peñas y recitales. Esto lo hacen bien, regular o mal. Sin embargo, en lo que no puede ningún Estado fracasar, es en su rol originario: asegurar soberanía sobre los recursos diseminados en su territorio.
En la geopolítica actual y para Argentina, se necesita evitar espacios vacíos, y mantener capacidades disuasivas adecuadas y permanentes. Porque el mundo se complejizó, se suceden crisis y éstas no avisan 10 años antes, como vimos en Armenia-Azerbaiján y Rusia-Ucrania. Todos andan a los codazos por los recursos estratégicos de los que somos top 3 o top 5 en prácticamente todos. Si el Estado argentino falla en su rol esencial, que en nuestra historia se cumplió con el liderazgo de Belgrano, San Martin y Roca, para definir y asegurar el territorio soberano repleto de recursos que se llama República Argentina, pues probablemente los hijos y nietos de los pobres seguirán siendo pobres. Esto sí que sería realmente un Estado fallido, no el que piensan los financistas. En este punto de la discusión nos hallamos. Aquí y ahora. Los economistas podadores de recursos para las Fuerzas Armadas, deben aprender que hay algo más importante que las hojas de cálculo.
Reconstruir la ecuación económica de la Defensa es el primer paso que hay que dar, más adelante temas de marcos legales, normativos, institucionales. Será necesario construir consenso para alimentar el presupuesto con una porción de fondos provenientes de ingenierías económico financieras vinculadas a licencias y concesiones de explotación de recursos en el ámbito terrestre, fluvial y marítimo, una participación para Defensa en el recupero de recursos originarios de la Defensa desviados a otros fines no estratégicos del Estado desde 1997, establecimiento de un ingreso especial para el sector, son algunas de las pautas de trabajo posibles. Hay más.
Por otro lado, hay otras fuentes ya previstas en la creación del Fondef. Apuntar al presupuesto militar de la primera mitad de los ‘90s, 1,45%/1,50% parece adecuado como promedio de largo plazo, algo por debajo del gasto militar de la región. En tres rubros con asignación especifica por ley de presupuesto, 1% personal, 0,15% para gastos operacionales, maniobras y entrenamiento, y 0,3% o 0,35% para equipamiento de combate. Habrá que estudiar un esquema de reconstrucción de emergencia, de ciertas capacidades disuasivas en el territorio terrestre, marítimo y aéreo.
Necesitamos abordar temas sustanciales, dejar las declaraciones generales de intenciones y la “ingenuidad” sobre realidades imaginarias, porque el conflicto en Europa las echó por la borda. Es impresionante el desarrollo de drones y la guerra electrónica, pero la infantería, los cañones y los blindados deciden las batallas, cubiertos por aviación de combate. Submarinos para el teatro de operaciones marino. Defensa civil, tareas de bomberos y asistencia social, traslados de civiles, deben ser llevados a cabo por áreas dedicadas a eso, dejando las Fuerzas Armadas concentrarse en las capacidades de disuasión que son su fin específico.
La ecuación económica de la Defensa, debe solventar las políticas de jerarquización y ampliación de personal, unos 25000 soldados voluntarios adicionales para las Fuerzas, completar 4 brigadas adicionales y totalmente equipadas para el Ejército, y fuerzas reservistas regularmente adiestradas. Equipamiento de combate, sistemas de armas que cumplir la Directiva de Política de Defensa Nacional impartida por el Comandante en Jefe (el presidente de la Nación) exige, y fortalecimiento de las capacidades de traslado y despliegue rápido según la doctrina vigente.
Incorporación y desarrollo de tecnología apta para un conflicto moderno (guerra electrónica, capacidades ciberespaciales, fuerza de drones de reconocimiento, patrulla y ataque). Capacidades industriales orientadas a las necesidades militares, a partir de fortalezas existentes. Todo de acuerdo a plan estratégico de alcance integral. Esto es posible, es necesario y es disuasión. Si quieres la paz, prepárate para la guerra, propuso Vegecio y tomó Julio César.
No todo es reconstrucción económica
El caso del sistema de defensa de Alemania (desarrollado para CARI, agosto 4, 2022), expone el rol de civiles en el proceso de reconstrucción de la Defensa. Esa gran nación, de repente se halló en zona de conflicto. Tarde, descubrió debilidades que desde años atrás eran señaladas por OTAN. Subejecutó el rubro equipamiento militar, calculando una brecha de entre U$ 46 mil y U$ 56 mil millones entre 2014 y 2021, en relación a la ejecución de Francia (mismo presupuesto que Alemania) y Reino Unido. Alemania destinó U$100 MM, para remontar esto, tarde, pero el problema no había sido falta de presupuesto, sino procedimientos civiles que sistemáticamente trabaron la adquisición de equipamiento de combate. Alguien se puede enojar, pero esto se basa en OTAN, SIPRI y IISS (Londres).
Lejos de esas magnitudes, la Argentina también debe replantear la forma decidir sobre equipamiento de combate. Son pocos recursos y deben usarse para el fin específico. Civiles no tienen la formación requerida ni son quienes entran en combate. En una situación hipotética saldrán corriendo, mientras los soldados deberán ir a arriesgar sus vidas sin equipamiento adecuado. Los patrulleros oceánicos de la Armada, además de ser naves de estructura civil, cuentan con armamento de inferior calibre que casos pesqueros en África (un grueso cañón escondido bajo una cúpula). Con apoyo cercano de un submarino, o un Orion artillado, sería distinto, pero no tenemos, y hoy un pesquero podría confrontar con mayor poder de fuego a un buque de la Armada, arriesgando absurdamente a nuestros soldados además de impedirles cumplir su misión. No podemos trabajar de esta manera. Zapatero a sus zapatos, militares y civiles cada uno a lo suyo. Y olvidarse de la Guardia Nacional, menos sin debate explícito.
Es claro que hay gran espacio para un debate propositivo sobre la geopolítica y la definición de Defensa nacional que necesita la Argentina. Por supuesto que las cortinas de humo no ayudan al debate, hay que disolverlas con análisis y trazando un sendero posible para la reconstrucción. La línea de mando estipulada en la Constitución es suficiente, hay que evitar exceso de interferencia civil degradante de las capacidades profesionales de las Fuerzas Armadas, no es momento de embromar con esto.
Ahora, lo que se intenta cubrir con la delirante “chavización” y las generalidades casi románticas sobre la Defensa incluye, además del “modelo Costa Rica” o Panamá, el modelo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Por qué el cargo de Sullivan es Asesor de Seguridad Nacional? Porque precisamente Estados Unidos desarrolló la doctrina de la Seguridad Nacional a causa de las amenazas apocalípticas que enfrenta. Sus realidades son que dispone de 1 trillón de dólares de presupuesto militar, un arsenal de 4 mil misiles nucleares, 11 grupos de batalla de portaaviones y 7 más en reserva, pero a su vez unas 4.500 armas atómicas les apuntan a sus ciudades y puntos estratégicos, los 365 días de cada año, las 24 horas de cada día. Más las amenazas terroristas por supuesto. Usar esto como modelo para suprimir el Ministerio de Defensa argentino integrando Fuerzas Armadas con Seguridad, es una clara manipulación. Qué tiene que ver la Argentina con eso? Nada, es solo un pretexto para eliminar el Ministerio de Defensa y dar otro paso hacia el empleo de Fuerzas Armadas en tareas policíacas. Ignorar la geopolítica o leerla al revés, o manipularla, puede llevar a desastres estratégicos.
Hace años, las Fuerzas Armadas están al tope de imagen de las instituciones. Esos estudios se pueden mantener ocultos, pero no la unión que hoy existe entre ciudadanos y sus Fuerzas Armadas. Basta ver la participación entusiasta de los ciudadanos en eventos abiertos de las Fuerzas. Solo superados por los festejos de la Tercera Copa… hasta ahora. El desfile del 6 de julio en Córdoba, el fin de semana en Morón, con la Fuerza Aérea fiestas de las familias, masivas, en completo orden, cientos de miles de personas de todas las edades despidiendo el evento con estrofas del Himno nacional. Los ideologizados, en verdad, son quienes embarran el debate para esconderle al electorado sus planes, “si decimos lo que planeamos hacer con las Fuerzas Armadas, la verdad, millones no nos votan”.
La Defensa, así como Ciencia y Tecnología y la Educación, son áreas en las que las fuerzas políticas deben buscar consensos para las respectivas políticas de Estado que necesita este gran país. Aprovechemos para debatir la Defensa en esa clave.
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