Estos últimos meses han sido extremadamente convulsos en Israel. La reforma judicial que impulsa el gobierno de Benjamín Netanyahu ha precipitado una reacción feroz de parte de la oposición política, la sociedad civil, la prensa, partes del estamento militar, de la comunidad de inteligencia, del sector de alta tecnología y de ámbitos académicos, médicos, sindicales y otros. La dirigencia judía estadounidense, usualmente cauta en sus señalamientos públicos a Israel, ha dejado saber su inquietud con esta situación. La Administración Biden -abandonando toda prudencia diplomática- se inmiscuyó críticamente en lo que es un asunto interno de Israel; aunque el columnista estrella del New York Times, Thomas L. Friedman aliente ello en una carta abierta al presidente de EE.UU., la cual titula “solo usted puede salvar a Israel”, y advierta, con típico alarmismo, que el caos doméstico en Israel “causará un serio daño a nuestros propios intereses estratégicos en Medio Oriente”, podría “desestabilizar fácilmente a Jordania” y va a “desmantelar el proceso de paz de Oslo” (!).
En un rincón situado en el extremo del Medio Oriente hay quienes comparten esta profecía del Fin de los Tiempos, con la diferencia de que la celebran. “El régimen sionista nunca se había enfrentado a una crisis tan terrible como la actual durante sus 75 años”, escribió en Twitter el Líder Supremo de Irán, Alí Khamenei. “Está atenazado por una grave inestabilidad política”. En un discurso ante autoridades locales aseguró que el “régimen sionista” estaba desapareciendo más rápido de lo que él había previsto: “Sus propios funcionarios advierten continuamente que su colapso se acerca. Su presidente dice esto, su ex primer ministro dice esto, su jefe [militar] dice esto y su ministro de defensa dice esto. Todos lo dicen”. Agregó: “Dicen que su colapso se acerca y que no llegarán a cumplir 80 años. Dijimos hace unos años [en 2015] que no llegarían al próximo punto de 20 o 25 años a partir de entonces. Pero ellos mismos tienen prisa y quieren irse antes”.
Los medios de comunicación estatales dieron eco a esa mirada. Cuando trascendió que el primer ministro Netanyahu había sido hospitalizado por problemas cardíacos, Tasnim News citó al portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Nasser Kanaani, diciendo que “la crisis en el corazón del régimen sionista es más profunda que la crisis en el corazón de su primer ministro”. Fars News informó que “los disturbios actuales podrían conducir a una guerra civil y tener un impacto real en el estado de las instituciones militares del régimen de ocupación”. Tehran Times, publicación oficial en inglés cuyo lema es “La pura verdad”, publicó artículos con títulos como “El peor día en la historia de la entidad sionista” e “Israel se tambalea al borde del precipicio”. Curiosamente, su autor, Ali Karbalaei, usó el nombre de Israel en el título, mientras que dentro de la nota se refería al Estado judío como los “territorios palestinos ocupados”. Cuando Netanyahu recibió el alta médica, Tehran Times tituló: “Dentro de la Palestina ocupada: Directo fuera del hospital”.
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Beni Sabti, investigador del Jerusalem Institute for Strategy and Security, monitoreó la cobertura del tumulto israelí en la prensa iraní, enfocándose en los medios más cercanos al Líder Supremo. De particular interés es el sitio web del Consejo de Seguridad Nacional de Irán, Noor News, que sigue de cerca la evolución de la política israelí, hasta el punto de haber creado una página en hebreo para los lectores israelíes. El Consejo opera bajo las instrucciones de Khamenei y sus publicaciones son aprobadas por las autoridades.
Según Sabti, “En los últimos meses, este sitio publicó noticias detalladas sobre la situación económica, las divisiones dentro de la sociedad israelí y la actitud hacia los sectores vulnerables para presentar al Estado judío, según la narrativa tradicional iraní, como vulnerable y como `un país cuyas partes no conectan`”. Noor News publicó un artículo titulado “Disminución significativa de la confianza sionista en el futuro del estado hebreo”, en el cual refería al “índice de optimismo anual” que confecciona el Instituto de Democracia de Israel (IDI). Según la encuesta del presente año citada de IDI, solo el 49% de los israelíes confía en el futuro del país. En un artículo con el título “No existe tal cosa como la izquierda, el centro o la derecha en el gobierno israelí”, el editor de Noor News escribió que “no importa quién sea el líder de cualquier nuevo gobierno israelí y cuál es la ideología de ese gobierno, la ocupación israelí siempre se basará en un sistema de colonialismo y colonos”. Según este editor, Israel “seguirá siendo así pase lo que pase hasta la liberación de Palestina”.
El segundo medio de comunicación más importante en cercanía al Líder Supremo, según Sabti, es el diario Kayhan, el cual publicó un mensaje de Khamenei: “Durante muchas semanas, decenas de miles de residentes de los territorios ocupados se han manifestado contra el gobierno dictatorial y fascista de Netanyahu”. No se refiere a Cisjordania: Teherán ve a todo Israel como territorio ocupado. El periódico dijo que los manifestantes israelíes portaban pancartas con la consigna “El gobierno de Netanyahu es peligroso para la paz mundial” y atribuyó estas palabras al ex premier Ehud Barak, “Israel puede no llegar a los 80 años porque se está convirtiendo lentamente en un polvorín”. (En rigor, Barak advirtió que la mayor amenaza para Israel eran los conflictos internos y recordó la división de la monarquía davídica en dos reinos, así como las peleas en la era Jasmonea. Pero nunca afirmó que Israel no sobreviviría su 80 aniversario).
Por su parte, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, declaró en un discurso televisado días antes del gran festival chiíta de Ashura: “Israel fue alguna vez considerado como una potencia regional que no puede ser derrotada, y los países de la región aceptaron su amenaza como un hecho que no puede ser eliminado”. No obstante, “su confianza, conciencia y autoestima se han deteriorado en la crisis que vive hoy”, anunció. En su impresión, “Este día, en particular, es el peor día en la historia de la entidad [sionista]… Esto es lo que lo pone en el camino del colapso, la fragmentación y la desaparición, si Alá quiere”.
Reuters informó que hace poco oficiales iraníes y líderes de Hamas se reunieron en secreto para evaluar su reacción al desorden interno en Israel. Esta agencia de noticias decía que La Guardia Revolucionaria de Irán y Hamas acordaron adoptar un perfil bajo para no brindar a Netanyahu una salida fácil al lío actual. Hezbolá, empero, “planea explotar la situación a futuro”. El diario israelí Yediot Ahronot reportó que la inteligencia militar advirtió cuatro veces al gobierno que la situación de caos social y su impacto en las filas del ejército estaba dañando la capacidad de disuasión. El diario árabe fundado en Londres, Asharq al-Awsat, aseguró que “Irán está jugando un rol en el conflicto doméstico en Israel entre el gobierno y la oposición”. Si esta información es fidedigna o es parte de un juego de manipulación de medios, es difícil saber. Lo que está claro es que el régimen Ayatolá está observando la realidad israelí y calibrando una respuesta. Si su entusiasmo exultante acerca de la percibida debilidad defensiva israelí lo empujase hacia conclusiones equivocadas, podría dar un gran paso en falso con consecuencias dramáticas para Israel, Irán y toda la región.
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