Finalmente, el viernes pasado, el equipo técnico del FMI anunció que había llegado a un entendimiento con el gobierno argentino para reflotar un acuerdo que estaba totalmente caído, definiendo nuevas políticas y metas que deberán cumplirse durante el segundo semestre del año. A cambio de estos compromisos, el Fondo desembolsará los 4.000 millones de dólares postergados de junio pasado y adelantará los aproximadamente 3.500 millones correspondientes a septiembre.
Asimismo, el cumplimiento de las nuevas metas que se establecen será revisado recién en noviembre próximo.
Hasta aquí la letra grande de lo acordado.
Sin embargo, hay dos pequeños detalles (omito comentar que “el diablo está en los detalles”). El desembolso en cuestión sólo se producirá una vez que el Directorio apruebe el entendimiento, durante la segunda quincena de agosto, primer detalle. Y el Directorio aprobará, siempre y cuando, y aquí está el segundo detalle, el gobierno argentino muestre la implementación continua de las medidas cambiarias y fiscales acordadas.
Mientras tanto, la Argentina tiene que pagar entre mañana y el martes los aproximadamente 3.200 millones de dólares que vencen entre capital e intereses, recurriendo a adelantos de algún préstamo puente de otro organismo internacional de crédito, la CAF, y/o de alguna otra fuente.
Dicho de otra manera, el ministro Massa necesitaba mantener vivo el acuerdo con el FMI, para que no se desestabilice aún más la macro. El candidato Massa, por su parte, necesitaba llegar a las PASO sin un ajuste mayor del tipo de cambio oficial o del gasto público.
Las muchachas y muchachos del Fondo, por su parte, querían cobrar la cuota correspondiente, sin que la Argentina entre en atrasos y poder irse de vacaciones, tranquilos, pero exigían que el país aplique medidas correctivas a la política cambiaria y a la política fiscal, para realizar el desembolso.
Y encontraron un punto en común.
El ministro Massa hace un “ajustito” cambiario-fiscal, hasta las PASO y paga. El candidato Massa evita un ajuste cambiario y fiscal mayor y no se le descalabra aún más la macro, antes de las PASO. El Fondo cobra y se va de vacaciones.
Un “win-win” diría la Vicepresidenta.
Pero esta ganancia de corto plazo para el Gobierno y el Fondo, no necesariamente es una ganancia para la macro.
El dólar agro le permitirá al Banco Central comprar dólares de exportación, pero sólo adelantando liquidaciones de los próximos meses.
Mientras que el impuesto país encarece las importaciones, pero con una brecha del 100%, y racionamiento, la demanda de los importadores continuará, y se seguirá acumulando deuda comercial impaga. Esa deuda, habrá que sumarla a la que está creciendo con China.
El déficit fiscal y los vencimientos de deuda pública en pesos con tenedores privados, por su parte, seguirá siendo financiado por el Banco Central, ya que el Fondo sigue mirando para otro lado frente a esta emisión “indirecta”. Dicho sea de paso, la compra de dólares agro concentrada en un mes, es emisión que, al final del día, se traduce también en demanda de dólares presionando en los precios de los mercados libres y sobre la tasa de inflación.
En síntesis, es poco probable que las reservas del Banco Central se recompongan sustancialmente, ni que baje demasiado el déficit fiscal, ni su financiamiento monetario, y la tasa de inflación, difícilmente se mantenga en el 6% de junio.
Es ese panorama, intuyo, el que lleva a la implementación continua de medidas a la que se refiere el acuerdo con el staff del Fondo. ¿Un salto cambiario? ¿Una reducción más agresiva de los subsidios a la energía y el transporte? ¿Ambas cosas?
Pero esas medidas vendrán o no después de las PASO.
Y ese “vendrán o no” tiene una alta correlación con las chances que tenga el oficialismo de ser competitivo en octubre.
Allí, el ministro Massa tendrá una charla íntima y profunda con el candidato Massa y tomará decisiones, incluyendo la fundamental para el futuro argentino, si hay o no una transición cooperativa.
Pero aún instrumentada la “secuencia de políticas” que sugiera el Staff del organismo, es poco probable que las nuevas metas se alcancen.
De todas maneras, dado que recién se revisarán en noviembre y que el desembolso de septiembre ya se adelantó, el Fondo discutirá este tema, este eventualmente, con el próximo gobierno.
En el balance, ganó el Fondo. Logra cobrar sin desembolsar, hasta testear la secuencia de medidas y consiguió crear el escenario para tener que negociar con el nuevo gobierno, que es lo que buscaba.
Aquí estamos entonces, frente a un acuerdo con el Fondo que puede durar 15 días, si no se instrumentan nuevas medidas, o hasta el fin de este gobierno.
Y este no es un tema menor, porque más allá de especulaciones electorales, la macro puede estabilizarse o empeorar dependiendo de esa decisión.
Como puede apreciarse, las primarias no sólo definirán candidatos.
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