PCC: el grupo criminal de base penitenciaria más grande de la región

Los eventuales vínculos entre la organización criminal brasileña Primer Comando de la Capital y la avioneta que se estrelló en Chaco con una gran carga de cocaína. Los grupos clánicos de origen boliviano que operan en el tráfico de droga

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El líder del PCC, el narco brasileño Marcos "Marcola" Camacho, cuando fue trasladado a un hospital en Brasilia
El líder del PCC, el narco brasileño Marcos "Marcola" Camacho, cuando fue trasladado a un hospital en Brasilia

En estos días asistimos como testigos indirectos, a un nuevo ingreso de estupefacientes a nuestro extenso territorio. Una avioneta que había “perforado” de manera irregular el espacio aéreo argentino, ensayaba un aterrizaje de emergencia en la tarde del martes, sobre la zona rural situada entre Concepción del Bermejo y Avía Terai, en la provincia de Chaco.

El pequeño Cessna 210 Turbo Centurión, con matrícula proveniente de Bolivia IICP-3123 (que había sido robado de un aeroclub de aquel país), daba una vuelta de campana, dejando al descubierto lo que sería parte de una voluminosa carga de cocaína.

Sus ocupantes fueron rescatados por un vehículo que, se habría llevado junto a ellos, parte sustancial de la carga. Los investigadores no dudan, narcos bolivianos y rutas del PCC estarían detrás de este parcialmente frustrado ingreso con droga a nuestro suelo.

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Conforme avanza la investigación, comienzan a surgir evidencias de organizaciones clánicas de origen boliviano que operan en el tráfico de cocaína. Estas resultan novedosas para nuestras crónicas dado que, los carteles de aquella nación, parecían no existir como tales.

El ejercicio es simple, si uno refiere a Colombia o México los ejemplos sobran, en cambio en el país del Altiplano no hay, hasta ahora, una organización predominante que marque el pulso de la actividad ilegal.

Sin embargo, en la mayoría de estas estructuras confederadas (así es como operan en Bolivia los grandes traficantes) aparece un nexo que ya no es circunstancial, sino esencial para asegurar el trasiego de la cocaína de máxima pureza, trasciende las fronteras bolivianas: este nexo es el Primer Comando de la Capital (PCC).

Bolivia, algo más que un productor de coca para el PCC

En el libro Lazos de sangre: historia secreta del PCC, editado en 2017, y escrito por el fiscal estatal de San Pablo, Christino Marcio Sergio y el periodista Claudio Tognolli, en la página 174 se describe, con total claridad, cómo desde la férrea conducción ejercida por Marcos Herbas William Camacho (Marcola), líder de la sintonía general del PCC, cambió la estrategia fundacional del grupo, dejando atrás (mientras no se tornó necesario) la disputa del poder a través del caos y el terror como los desplegados por la organización en el año 2006 y 2011 en varias ciudades de Brasil.

Las sangrientas luchas ciudadanas, fueron el medio por el cual midieron fuerza contra el Estado, ordenando desde las prisiones atacar todo lo que tuviera que ver con autoridades estaduales o nacionales. A diferencia de otros grupos criminales, que buscan “negociar” con el poder estatal persiguiendo como fin supremo el lucro, el PCC -si bien no lo desprecia- deja muy en claro que su fin último es el poder.

La estrategia, según los autores, es la toma del poder o, para ser precisos, la conquista del poder y para ello se ha elegido el modelo boliviano.

Acta de bautismo como miembro de PCC
Acta de bautismo como miembro de PCC

Según los autores, Márcola está convencido que, el ejemplo de una confederación de productores de hojas de coca -aun bajo la presión y persecución estatal- logró articularse en un movimiento político. Y esto llevó a la presidencia a uno de sus miembros: es el camino a seguir por el PCC. ¿Cómo? Relegando la violencia para acciones propias de las luchas contra organizaciones hostiles que pongan en riesgo la hegemonía que la organización mantiene a nivel territorial, entre las que, por supuesto, se incluyen también -y fundamentalmente- las cárceles.

Es por este motivo que, desde hace años, mantiene en la región de Chapare en Bolivia, una parte de sus miembros en libertad con acceso directo a la sintonía general, además de explotar la ventaja relativa de que su máximo líder histórico, Marcola, es hijo de padre boliviano.

Estructuración del grupo criminal

El PCC, que emplea una simbiosis de misticismo y organización armada a través de su núcleo central (hermanos bautizados), logra estructurarse en torno a escalas de responsabilidad y gestión llamadas “sintonías” mediante las cuales logra dar funcionalidad a la estructura y sentido a la organización a través del valor asignado a sus integrantes.

El PCC tiene un estatuto propio de cumplimiento obligatorio, donde la seguridad y el bienestar de los hermanos ocupa un rol estratégico, pues el fin social de la organización (por supuesto que para sus miembros) es una de las bases donde se asienta su poder.

Los miembros en libertad actúan de acuerdo a las funciones y atribuciones que la sintonía (o escala dentro de la organización), les permite. El sentido de pertenencia es tal que aun pudiendo hacer negocios por su cuenta, los integrantes que están en libertad jamás lo harán.

El abecedario del PCC, su nuevo código para comunicarse entre los miembros
El abecedario del PCC, su nuevo código para comunicarse entre los miembros

Violar alguno de los 17 puntos del estatuto puede culminar de tres maneras distintas: con una advertencia, con una golpiza que, de acuerdo a la gravedad de la falta incluya lesiones óseas, o bien, ante una falta considerada grave (la traición al grupo, actos de agresión sexual o pederastia), con la muerte.

Según cifras manejadas por el Ministerio Píblico de San Pablo, el PCC actualmente esta liderado por una cúpula integrada por 12 miembros, cuyo líder es Márcola. Además, posee una estructura dirigencial de aproximadamente 2000 jefes de bases territoriales y sectores específicos de la facción que cuentan permanentemente con 10000 soldados (quienes ejecutan las acciones en el terreno) y unos 100.000 asociados quienes no tienen una función definida, aunque contribuyen mensualmente para el mantenimiento de la estructura criminal. Los familiares de los integrantes también son considerados parte de la estructura, aunque sin las obligaciones centrales que tienen sus miembros bautizados.

Los miembros del PCC se comunican a través de un alfabeto propio, a través del cual encriptan los mensajes tratando de burlar los controles de las autoridades penitenciarias y judiciales. Este alfabeto no es fijo y cambia en sus combinaciones de letras y símbolos.

PCC, el broker latino de la ´Ndrangheta

A pesar de los cambios de gobierno, y con ellos de régimen, el PCC parece adaptarse siempre y bajo cualquier circunstancia a las estrategias de seguridad que estos ensayan. Sus rutas se abren como un abanico de opciones para cumplir con la demanda europea y, según sospechan las distintas fuerzas que investigan a este grupo, también norteamericana.

En este punto, el PCC no solo negocia con productores bolivianos, utilizando para ello la llamada ”ruta caipira”, que conecta Bolivia, Paraguay y San Pablo, a través del puerto de Santos y el de Paranaguá.

En menor escala, también lo hace con peruanos y colombianos, sobre todo a partir del año 2019 cuando el quiebre de la alianza estratégica entre dos organizaciones criminales antagónicas al PCC, el Comando Vermelho y la Familia del Norte, alentó a la facción paulista a expandirse y procurar el control de la ruta del Solimões -principal corredor de droga en la triple frontera amazónica-, compartida por Brasil, Colombia y Perú.

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La estrategia del PCC no es afianzar su presencia dominante en una zona que no controla y tampoco le interesa hacerlo en su totalidad. Sus delegados regionales y facciones asociadas, satisfacen las necesidades del producto que su mandante exige.

La mafia calabresa que, según analistas internacionales, controla dos tercios del movimiento a nivel europeo de la cocaína americana, confía su provisión a su socio mayoritario en la región latinoamericana, el PCC.

Las investigaciones de mega contrabando de sustancias estupefacientes en Brasil, en países de la región, Europa y África, colocan al PCC como la organización criminal transnacional mas grande y poderosa de América del Sur.

Estudios recientes de la economía informal de estos grupos delictivos, revelan que “si fuera una empresa, el PCC sería hoy la decimosexta más grande del país, por delante de gigantes como la automotriz Volkswagen”.

La avioneta que volcó en un campo chaqueño (Chaco día por día)
La avioneta que volcó en un campo chaqueño (Chaco día por día)

Es un imperio corporativo, cuyos productos son drogas ilícitas, los clientes son dependientes de sustancias químicas y los proveedores son delincuentes paraguayos, bolivianos y colombianos.

Los métodos son el asesinato, la extorsión, el soborno y el lavado de dinero. Las áreas de diversificación son los robos a bancos, el robo de carga y el tráfico de armas. El objetivo, consistente con las demandas de la globalización, es internacionalizarse, y para lograrlo, los líderes del PCC están forjando alianzas con bandas africanas y terroristas de Medio Oriente.

Si bien en nuestro país por el momento no parece darse la colonización por parte de esta organización criminal, la prudencia suele indicar que olvidar sucesos como la mega fuga de agosto del 2013 (organizada y liderada por al menos un integrante de esta estructura) y el hecho de que ese integrante haya sido bautizado en una cárcel federal de la provincia de Neuquén en el año 2012, pueden ser potencialmente nocivos para la seguridad pública. Por último, siempre es bueno recordar que al igual que Rosario, San Pablo siempre estuvo cerca.

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