En la última semana, en sus típicos discursos a sus seguidores, la vicepresidente sostuvo, para explicar la inflación, que “los precios se forman sumando los costos, agregando una ganancia del 15% o del 20%” (sic) y que, además, esos costos se hacen al tipo de cambio blue, resaltando esto como si fuera una herejía.
En ese solo párrafo, la vicepresidente cometió 3 groseros errores:
1) En los hechos, no son los costos los que determinan los precios, sino que son los precios que están dispuestos a pagar los compradores los que determinan los costos en que puede incurrir una empresa -fijos y variables, desde el sueldo de la secretaria hasta la compra de insumos y el pago de impuestos;
Los precios no son otra cosa que la expresión de las valoraciones que la gente le otorga a los bienes y servicios que se ofrecen en la economía. Se sabe que los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas, por lo tanto, la gente elige, de acuerdo con sus necesidades, a qué bienes les otorga más valor y a cuáles menos. Definida esa escala de valores asigna sus recursos. Esto quiere decir, compra o deja de comprar.
No son los costos los que determinan los precios, sino que son los precios que están dispuestos a pagar los compradores los que determinan los costos en que puede incurrir una empresa
Obviamente que el valor que cada consumidor le otorga a cada bien y servicio que se ofrece en la economía es subjetivo, esto quiere decir que unas cosas tienen más valor para unas personas y menos para otras. Esas valoraciones que hacen los millones de consumidores de los bienes y servicios se transforman en los precios del mercado junto con la oferta.
Los precios de los bienes y servicios son expresiones de valoraciones subjetivas de los agentes económicos. Cuánto dinero está dispuesto a pagar por determinado bien o servicio. Típico ejemplo de curso de economía: ¿cuánto pagaría una persona sedienta por un vaso de agua en el desierto y esa misma persona en su casa con agua potable abundante?
Esto lleva al primer problema del razonamiento. Aquí hay un error conceptual. Si el dueño de una empresa contrata a 50 secretarias; se desplaza en helicóptero; alquila un edificio en el lugar más caro de Buenos Aries para las tareas administrativas; y otras excentricidades, luego suma los costos y le agrega su margen de ganancia del 15% o 20% que sugiere Cristina Fernández de Kirchner, terminará pidiendo por cada producto un millón de dólares que nadie va a estar dispuesto a pagar.
¿Cómo calcula los costos? Ve cuánto está dispuesto a pagar el consumidor en el mercado y ese precio por la cantidad de productos que aspira a vender determinará sus ingresos, que definirán los costos que puede asumir.
Lo mismo pasa con todos los bienes y servicios de la economía. Los costos de producción en que pueden incurrir las empresas los determinan los consumidores.
2) CFK afirma que a los costos se le tienen que sumar una utilidad del 15% o 20%. ¿De dónde sacó la vicepresidente que la tasa de rentabilidad tiene que ser del 15% o 20 por ciento? Supongamos que alguien tiene un determinado capital y quiere invertirlos en algo: Opción 1: compra un bono del gobierno argentino; opción 2: pone una fábrica de tornillos.
Según Cristina Fernández de Kirchner, si el inversor pone una fábrica de tornillos, tiene que sumar costos y agregarle una rentabilidad del 15% al 20%. La pregunta es: ¿por qué hundir una inversión en Argentina con la incertidumbre predominante, a la tasa de rentabilidad que se le antoja a la vicepresidente, si se tiene la opción de comprar un bono bajo legislación argentina que le da la misma rentabilidad y tiene liquidez?
En otros términos, ¿por qué hundir una inversión en la Argentina bajo un gobierno k que controla los precios; defiende la industria del juicio laboral que puede fundir a la empresa; el Banco Central no autoriza los dólares para importar insumos básicos para el proceso de producción de bienes con valor agregado; la presión tributaria es insoportable; y el sindicato bloquea la salida de la fábrica y no me deja trabajar? Solo a un kamikaze se le puede ocurrir hundir una inversión en Argentina bajo estas condiciones: la tasa de rentabilidad que tendría que aspirar el fabricante de tornillos tiende a infinito.
Entre asumir el riesgo argentino de comprar el bono de un insolvente o de hundir una inversión en un país sin reglas de juego previsibles, es preferible optar por lo primero
Pero, en todo caso, entre asumir el riesgo argentino de comprar el bono de un insolvente o de hundir una inversión en un país sin reglas de juego previsibles, es preferible optar por lo primero y estar líquido para salir en cualquier momento.
Diferente es el caso en Nueva Zelanda o en Suecia, donde la estabilidad de las reglas de juego permite presupuestar una rentabilidad esperada notablemente menor que en la Argentina.
3) Cuando CFK dijo que los empresarios calculan los costos usando el dólar blue. Obvio que tienen que calcularlo sobre alguna unidad de cuenta estable, porque las subas del dólar libre reflejan la constante depreciación del peso.
El peso dejó de ser moneda porque perdió hace tiempo la condición básica de ser reserva de valor. Tampoco sirve como unidad de cuenta, porque pierde valor de manera constante con la inflación. No se puede medir con un metro que empieza teniendo 100 centímetros, luego 90, baja a 70 centímetros, y así sucesivamente.
En síntesis, Cristina Fernández de Kirchner, en solo un párrafo de su discurso, hizo una catarata de groseros errores económicos, que, por supuesto, fueron aplaudidos a rabiar por quienes suelen ir a sus actos.
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