La trampa del Frente de Todos 2

Es imposible que esta nueva entelequia electoral sustentada en el faccionalismo no conduzca a la sociedad a un nuevo fracaso que será aun más estrepitoso El camporismo se quedó con las listas a diputados, porque se prepara para resistir a cualquier gobierno que surja de la elección, incluso si gana Massa

La política debe servir para resolver los problemas de la gente. Es una premisa básica, pero muchos la han olvidado. Nosotros estamos convencidos de que la única forma de construcción es a través del acuerdo. Por el contrario, en el corazón del kirchnerismo, la Cámpora ha hecho del conflicto un medio y un fin. Un manual operativo que dice: se avanza peleando. Esa práctica, en el seno del Estado, colonizó la vida social del país y aquí estamos, transitando la segunda década perdida en 40 años.

He batallado personalmente desde 2015 contra esa forma de hacer política. Mi argumento es exactamente al revés: sin acuerdos básicos, la Argentina no va a salir adelante. El consenso requiere que cada una de las partes hagan explícitos sus objetivos y presenten su proyecto de país, para que pueda ser discutido en la arena de las ideas públicas. Con honestidad intelectual y madurez política. El país no puede ser un jardín de infantes “coalicional”.

El Frente de Todos es la muestra cabal de que la forma de hacer política basada en el conflicto, no tiene nada para ofrecerle a los argentinos. Por lo tanto, debemos evitar caer en la trampa del Frente de Todos II: Unión por la Patria. El oficialismo, nuevamente y con un grado altísimo de irresponsabilidad política, le ofrece a la sociedad una nueva interna a cielo abierto. Después de un gobierno que fue una tragedia, quieren repetir otra vez la misma farsa.

Es imposible que esta nueva entelequia electoral sustentada en el faccionalismo no conduzca a la sociedad a un nuevo fracaso que será aun más estrepitoso. El camporismo se quedó con las listas a diputados, porque se prepara para resistir a cualquiera de los gobiernos que surjan de la elección, incluso si gana Sergio Massa.

Con una inflación descontrolada y reservas en terreno negativo, el país está en terapia intensiva. La salida no puede ser repetir lo mismo que se intentó y fracasó entre 2019 y 2023. Tampoco volver a las recetas de Mauricio Macri y sus hijos putativos, que también eligen al conflicto y la grieta como su método político. Necesitamos hacer algo diferente.

Nuestra propuesta política de cara a la sociedad consiste en armar una gran coalición para transformar Argentina. Queremos un país productivo, con progreso, con desarrollo. Somos conscientes de que con nosotros no alcanza, pero también que sin un nuevo peronismo resulta imposible.

En esto debemos ser claros: el nuevo peronismo no es volver al viejo peronismo. No creemos en reivindicar una ortodoxia perimida. Y no se trata de un problema de edad, eso queda demostrado con la Cámpora: son jóvenes con ideas viejas. Lo que necesitamos son ideas nuevas y en ese barco son todos bienvenidos.

Nosotros proponemos a Córdoba como un modelo que funcionó: un liderazgo con instituciones. El kirchnerismo transformó a Córdoba y también a la Ciudad de Buenos Aires en los “enemigos” de su construcción. Nosotros queremos desandar ese camino: imaginamos a la Ciudad integrada en un proyecto federal. Confiamos en Juan Schiaretti porque no se arrodilló ante ningún gobierno de turno y tiene una visión de futuro. Fue tres veces gobernador de Córdoba, administró bien las cuentas públicas de su provincia y tiene experiencia, visión y liderazgo. Toda su construcción se sostiene sobre la base del diálogo y el respeto.

A las ideas locas y las recetas que ya fracasaron les contraponemos experiencia en gestión, sentido común y el sueño de una Argentina desarrollada, republicana y federal. Construir acuerdos y volver a crecer es nuestro mayor desafío.

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