Hola, Wanda

Es empresaria, manager de su marido Mauro, frecuenta la RAI en Italia, ha ganado un Martín Fierro, la mágica Susana la llamó por apoyo en cualquier momento

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La salud de Wanda Nara
La salud de Wanda Nara genera una gran preocupación

Sí, está la inflación que nos está liquidando, y la pobreza, y los chicos que terminan la primaria sin saber escribir, y la corrupción desenfrenada, y las drogas en avance sobre la política, los adictos y sus familiares en estado de desolación, y lo caro que está todo, y los aliados internacionales vomitivos, el talante colectivo, y la ruptura de la vecindad y aún de la amistad como producto del diseño estratégico fundado en la dialéctica amigo- enemigo. Y el dólar, los dólares con nombres diferentes, y la jubilación de humillación y pena.

Y la locura de las contradicciones y las promesas, y los populismo que se autoperciben de izquierda- hoy, ahora, con una nota distinta – Massa- , y los populismos de derecha o autopercibidos con mucho encono por la fuerza política del factor LGTB. Y la violencia en aumento, cada día peor, la criminalidad, de gran ferocidad la violencia incorporada a la vida social.

Y la pérdida del futuro como noción: los populismos, no es una crítica sino una condición casi académica, perdón, obra sobre el corto plazo. Después, ya se verá cuando llegue el destete.

Y Wanda Nara.

Días antes de ser ingresada
Días antes de ser ingresada en el sanatorio recibió un Martín Fierro

Wanda está enferma y el foco va hacia ella. Vamos hacia ella.

Tiene 36 años y nació en Boulogne al norte de la Capital, de padres separados al tiempo y hace ya mucho, Wanda es una de nuestra chicas típicas. No es una respuesta de Chat-GPT sino una chica patrimonial porque, de uso múltiple, puede emplearse para envidiar, despreciar, admirar, desear - el rubro está a reventar - , sorprender. Nunca dejará de poner en juego su destreza para hacerse ver sin parar por alguna razón. Wanda es una de las argentinas más conocidas, de los argentinos en general. Sabe quién es el científico, la dueña peruana de la verdulería, la señora que mira y la mira en las revistas ajadas en espera de teñirse y peinarse el pelo, los artistas plásticos, los artistas y dale, autopercibidos, los camioneros que quizás la llevan en el vidrio, los viejos callados frente al televisor en los geriátricos. Todo el mundo.

En el principio, su génesis en la fama se produjo todos con el video privado y muy público que todos o casi hemos visto: “No me molesta que se metan con eso. Me parece, sí, de mala gente, que vuelvan. Puedo hacerlo cada noche, si quiero.”

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Salió al ruedo como el toro: a embestir para conseguir fama, las grandes marcas en la moda, la difusión y la exposición mayores. Una chica tal vez en busca de problemas, como en la canción de Zucchero, porque no puede evitarse un tropezón alguna que otro día. En ocasiones, parece cruzarse en la mirada una chispa de melancolía. No se diría alguien en estado de alegría permanente. No sería verosímil, además.

A diferencia de su hermana Zaira, que elige la vereda de la sombra, prefiere el golpe de la bocha contra el taco y los galopes con jinetes. Wanda encaró para el lado botinero. Sex symbols y a menudo ricos, jugadores ya lejos de aquellos que comían una fuente de ravioles y un tubo de vino tinto antes del partido, las estrellas del fútbol tienen poder. Wanda hizo un aprendizaje previo: moza de restaurante, baby sitter, entre otros trabajos que no les hicieron perder de vista el premio importante.

Wanda Nara y Mauro Icardi
Wanda Nara y Mauro Icardi

Sabemos bien su entrevero con Maxi López primero y Mauro Icardi luego, el episodio con la China Suárez – Wanda y Mauro tiene un acuerdo de relación abierta – pero esa vez se le saltaron los tapones- y armó el revuelo de celos y reproches. Diego fulminó a Mauro y consiguió, impuso la cancelación, por falta “de código”, de manera que se trata de un crack al que se ha visto muy poco, vestido a veces como Di Caprio en El Gran Gatsby, a veces con boina emblemática mucho más que de campo grande que de peón.

Wanda es empresaria, manager de su marido Mauro, frecuenta la RAI en Italia, ha ganado un Martín Fierro, la mágica Susana la llamó por apoyo en cualquier momento. Es que está enferma. La chica en busca de problemas construyó una personalidad que emana afecto y simpatía: vive por todo lo alto y lo exhibe feliz.

La casa en cómo es impresionante, se muestra una madre atenta y prolífica. Se desplazó del arte de no saber hacer nada hacia la conducción de programas, la astucia y visión de una empresa, ella misma es una empresa hecha y derecha. Lo hizo y lo ha mostrado sin sonrojos, todo lo contrario.

Vemos apenados que su enfermedad la ha dado vuelta. La sombra.

Wanda está en calma y a la espera de ponerse bien para salir de lo que fuera.

La acompañamos y saludamos.

Hola, Wanda.

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