La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, es una gran amiga de América Latina y permanente promotora del estrechamiento de los lazos birregionales, admirable por esta constancia y por toda su labor al frente de la Comisión Europea en tiempos que vivimos peligrosamente. Vaya primero mi reconocimiento por todo ello.
La presidenta Von Der Meyer ha dicho, en una reunión cumbre empresarial de las dos regiones, previa al comienzo de la III Cumbre CELAC-UE, lo siguiente: “Los negocios (empresas) ya son el alma de nuestra asociación. Ellos construyen los puentes que unen a nuestros dos continentes. Por eso me complace mucho que los dos días de nuestra Cumbre comiencen con la Rueda de Negocios EU-LAC 2023.” (“Businesses are already the lifeblood of our partnership. They build the bridges that link our two continents…...this is why I am very pleased that the two days of our Summit begin with the EU-LAC 2023 Business Round Table”.
Me parece que en la literalidad y el sentido de estas afirmaciones radica el serio descalce estratégico y prospectivo que afecta a las relaciones de la UE con América Latina. Durante mucho tiempo ha prevalecido, y sigue prevaleciendo, la idea de que, mediante los negocios, el comercio y las inversiones, se logran resultados políticos, se afianzan las relaciones y se construye una vinculación permanente, basada en los valores europeos.
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Pero, “business are business”, negocios son negocios, responden a intereses pragmáticos, y por su naturaleza, no crean lazos profundos más allá de la convergencia de intereses. Los negocios crean comunidades de intereses, y si las circunstancias cambian, y los intereses dejan de ser comunes, los negocios no permanecen, o bien se reducen, pero en ningún caso responderán a unos principios que no sean los propios de la lógica empresarial. Es normal que así sea, pero no debemos darles una dimensión y trascendencia que no tienen.
El ejemplo más claro, es que la UE es lejos el primer inversionista en América Latina, con más de 800 mil millones de euros, la mayor parte en el Mercosur, y sin embargo los negocios asociados a esas inversiones no han sustentado ni contribuido a mantener los vínculos de valores y principios euro-latinoamericanos en que suponemos que se basa la asociación estratégica birregional, como para que los más importantes países de América Latina respalden con fuerza a la UE -más allá de declaraciones o votaciones no vinculantes- en la crisis geopolítica desatada por la guerra de Rusia -una guerra de agresión- ni coincidan con la interpretación que la UE hace de esta guerra como un desafío al modelo de sociedad y sistema de seguridad que ha construido la UE y el mundo occidental.
Tampoco sirven los negocios europeos para que América Latina se distancie y mire con más cuidado la arremetida de China en la región y su creciente papel global asentada en principios y prácticas comerciales, financieras y tecnológicas que difieren de las que se supone son compartidas entre la UE y sus socios estratégicos. China es un ejemplo vivo del error que comentamos, ya que en su momento se aceptó su ingreso en la OMC bajo condiciones muy favorables, con la idea de que, adoptando la economía de mercado a la manera occidental, se produciría un progresivo acercamiento hacia los principios y prácticas del sistema multilateral de comercio y los valores democráticos, creado después de la segunda guerra para abrir el comercio y generar paz, crecimiento y desarrollo. Eso no ha sucedido, China sigue sin ser una economía de mercado, actúa con ventaja, compite desde otros parámetros y ya está instalada como key player comercial, tecnológico y geopolítico basada en sus propios principios y prácticas.
Es un error creer que los negocios son “the lifeblood of our partnership”, no pueden serlo, por su propia naturaleza. Solo crean una comunidad de intereses, que tiene un gran valor, por cierto, crea empleos, transferencias tecnológicas, comercio, crecimiento. Mientras las circunstancias y condiciones se mantengan. No hay que despreciarla ni descartarla como parte de la asociación estratégica ALC-UE, pero no son el alma ni garantizan vínculos estratégicos.
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Lo único que puede constituir the lifeblood of our partnership, es una comunidad de valores. Una comunidad de valores surge, se mantiene y consolida y proyecta en el largo plazo, más allá de circunstancias y condiciones, como ocurre con las familias, mediante la educación en valores. La educación es la base de la trasmisión de valores y el medio para compartir visiones que arraiguen en la mente de las personas de manera permanente y trascendente, que es lo que puede sustentar la asociación estratégica birregional de cara al futuro, con claridad prospectiva, para lograr lo que está en el origen de estas relaciones: la voluntad de construir en conjunto un mundo en el que podamos vivir con seguridad, paz y desarrollo, conforme a los principios y valores que hemos declarado comunes y permanentes. Y que hoy están en algunos casos peligrosamente en entredicho, como la democracia, el multilateralismo, la seguridad, la ecología, la tecnología.
Para fortalecer la comunidad de valores birregional como base del relanzamiento de las relaciones ALC-UE, contamos por ejemplo con una masa crítica intelectual constituida por la comunidad académica euro-latinoamericana que suma más de 50 millones de estudiantes y más de tres millones de profesores, que junto con los sistemas educativos debería ser el pilar de la relación estratégica ALC-UE, sobre el que se edifiquen las demás relaciones económicas, políticas, culturales. Los valores son lo único que asegura en el largo plazo la permanencia de vínculos capaces de soportar vicisitudes, cantos de sirena y distorsiones de los principios.
Por ahora, estamos viendo la desconexión valórica que es resultado de habernos centrado solo o preferentemente en la comunidad de intereses, más que en la comunidad de valores.
En esta III Cumbre CELAC-UE las autoridades comunitarias han anunciado 45 mil millones de euros de inversiones en Latinoamérica. Se agradecerán debidamente, pero debe constar que no son un regalo, son parte de la comunidad de intereses. Bien. ¿Cuántos miles de millones se van a anunciar para invertir en la comunidad de valores, es decir, en la comunidad académica y educacional?
Espero, con una dosis de optimismo, que para la próxima Cumbre CELAC-UE, en vez de comenzarla con una mesa redonda de negocios, se comience con una mesa redonda de académicos, investigadores, científicos y estudiantes, y una Cumbre Académica como hemos propuesto siempre desde el Foro Académico Permanente ALC-UE.
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