Hoy se cumplen 100 años del nacimiento del Dr. René Favaloro, un hombre de grandes valores, un hombre de ciencia, reconocido a nivel mundial por sus extraordinarios aportes a la medicina y a la salud pública.
Me une a Favaloro una gran admiración por su obra y persona, el orgullo de ser platenses y de haber estudiado en el mismo colegio, el Colegio Nacional.
Desde muy joven, Favaloro demostró una doble vocación: la médica y la social, algo que ya se vislumbraba cuando recién recibido se instaló en el pueblo rural de Jacinto Aráoz, en La Pampa, donde logró reducir la mortalidad infantil y la desnutrición en toda la región. Luego hizo una especialización en cirugías cardiovasculares en Cleveland, Estados Unidos, y consiguió uno de sus mayores logros profesionales: la creación de la técnica de bypass coronario, una cirugía revolucionaria para tratar enfermedades cardíacas, que le traería un gran reconocimiento internacional y salvaría millones de vidas.
El amor por su país hizo que regresara en 1971, y cuatro años más tarde, en 1975, creara la Fundación Favaloro, una institución de excelencia que formó a cientos de médicos y atendió a miles de pacientes, y que hoy, continúa siendo líder en prestaciones médicas de alta complejidad, basadas en tecnología de avanzada al servicio de los ciudadanos.
Favaloro fue también un firme defensor de la medicina social y la atención médica equitativa. En el año 2002, a través de la Ley N° 25.505 el Congreso de la Nación declaró al 12 de julio como Día Nacional de la Medicina Social, en conmemoración a la fecha de su nacimiento, para que su recuerdo y legado quede en la memoria permanente del pueblo argentino.
Este gran médico humanista, demostró siempre una enorme vocación docente y fue un férreo defensor de la educación pública. Por eso dedicó gran parte de su tiempo a la enseñanza en todos los niveles educativos, pensando siempre en devolverle a la sociedad, algo de lo mucho que la educación pública le había dado a él para convertirse en el extraordinario profesional que fue.
Cuando decidí escribir este homenaje, mi principal inquietud fue tratar de concebir cómo le hubiera gustado a Favaloro que lo recuerde la posteridad, las futuras generaciones de argentinos. Esas que hoy se encuentran en la búsqueda constante de un camino, de un modelo a seguir.
Sus contribuciones a la medicina y su dedicación a los pacientes, que inspiraron a generaciones de profesionales de la salud, son invalorables, pero creo que hubiera querido que se lo recuerde fundamentalmente por su calidad humana y sus valores, que sentaron las bases para que creamos que un modelo de sociedad más justa y equitativa es posible.
Su legado nos invita a reflexionar sobre las desigualdades y a trabajar en la formulación de políticas públicas y programas que aborden la salud de forma integral y con una mirada inclusiva desde lo social.
Hoy, con millones de argentinos sumidos en la pobreza y con un sistema de salud pública totalmente devastado, tenemos el compromiso y el deber de buscar modelos a seguir, que nos devuelvan la esperanza, que nos permitan creer que con valores, sacrificio, pasión y generosidad es posible tener un país mejor. Ese modelo no hay que buscarlo afuera, es el producto de una sociedad que fue y puede volver a ser.
Hoy, a 100 años de su nacimiento, mantengamos viva la llama del recuerdo de este gran argentino, el Dr. René Favaloro, un verdadero ejemplo y orgullo nacional, modelo para honrar e imitar todos los días.
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