Día de la Independencia: qué representa para los argentinos y qué la pone en riesgo en la actualidad

La economía, la justicia social y el federalismo son algunos de los conceptos que se analizaron en un estudio acerca de la conmemoración del proceso que lideraron nuestros próceres en la lucha por liberar a un pueblo que ansiaba dirigir su propio destino. Hay un punto de acuerdo entre los encuestados: la mayoría cree que somos menos independientes que hace unos años

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Este domingo se conmemorarán 207 años de aquel 9 de julio de 1816 (Reuters/Agustín Marcarián)
Este domingo se conmemorarán 207 años de aquel 9 de julio de 1816 (Reuters/Agustín Marcarián)

El Día de la Independencia se celebra para recordar el proceso que lideraron nuestros próceres en la lucha por liberar a un pueblo que ansiaba dirigir su propio destino. Pero son pocas las veces que se recuerda que las circunstancias fueron un factor fundamental para que esto sucediera. La invasión de Napoleón a España, el debilitamiento de la corona española en todas sus colonias y la avanzada de Inglaterra en las Américas para encontrar nuevos mercados que habían sido cerrados por el bloqueo francés, fueron un factor fundamental para que esa voluntad de independencia se constituye en el hecho que celebramos hoy.

En este marco, desde Taquion realizamos un estudio nacional para entender qué representa actualmente este concepto para los argentinos, y analizar sus anhelos.

Allí, encontramos que 1 de cada 2 personas cree que conmemorar esta fecha es importante para valorar aquel proceso y la otra mitad considera que es importante, pero que no hay que dejar de lado los desafíos actuales para mantener esa independencia.

Si ahondamos en los resultado, para el 34% de los argentinos la independencia es un valor cuando hablamos de economía y capacidad de desarrollo nacional; un 30% cree que la autodeterminación y la soberanía en la toma de decisiones es básica para considerarnos independientes; y un 25% considera que la justicia social y la igualdad de oportunidades constituye el indicador más relevante para evaluar su funcionamiento.

Las personas, sus decisiones y las circunstancias que los rodean son elementos indisociables a la hora de entender el comportamiento de los humanos, pero para eso, para ser lo más objetivo posible, es necesario la independencia de pensamiento y por sobre todo la independencia de intereses que puedan afectar ese entendimiento.

Hace un año atrás, quienes tratamos de entender el comportamiento de los ciudadanos argentinos desde nuestra actividad profesional pensábamos que un cisne negro como Javier Milei no duraría en la escena. Los números empezaban a mostrar su crecimiento y algunos se aventuraban a decir: “Hay que hacerlo crecer para que después se desinfle, estamos muy lejos de elección y no soportará ese desgaste”. Sin embargo, la realidad hoy es otra, nos equivocamos al no considerar el contexto y nadie pudo prever la descomposición del sistema político hasta el nivel que hemos presenciado en los últimos meses. Esa variable (otra más) jamás fue considerada como un elemento real, por tanto, aquí estamos.

Para el argentino (y para la humanidad en estas épocas) la independencia es un factor fundamental e innegociable. Pero la discusión es: ¿Qué es lo que nos hace perderla o ponerla en riesgo?

Para la mayoría, la pérdida de la independencia tiene que ver con la economía. El 48,6% cree que se pierde cuando se desvaloriza nuestra moneda nacional y el 42,9% cree lo mismo cuando nuestra economía depende del dólar. Muy atrás, en un escenario de respuestas múltiples, quedan respuestas como no respetar el federalismo (25%) y no garantizar los derechos universales (25%), entre otras.

Entonces, en este mundo regido por la nueva religión del capital: ¿Cómo pasamos por alto estas variables?

La Casa Histórica de Tucumán
La Casa Histórica de Tucumán

En junio del 2019, escribí una columna antes de las PASO, afirmando que los números que se difunden por los medios y las redes sociales no iban a ser representativos de absolutamente nada de lo que estaba por suceder. Los problemas metodológicos, los cambios sociales y la imposibilidad de encontrar una representación asertiva en las investigaciones, lo indicaban claramente.

En ese momento, como una persona ligada al entendimiento de los comportamientos sociales fue difícil proyectar que no teníamos herramientas para entenderlo. Aquella vez muchos me dijeron que era casi una herejía decir eso; pero me basé en mi criterio, independientemente de lo que esperaban los demás de nuestra empresa, y prioricé el contexto y la realidad.

Hoy, esa independencia me hace reflexionar sobre el error en las consideraciones que hace un año atrás tuve con el candidato de la Libertad Avanza y mirar con extrema crítica lo que hoy está sucediendo.

Probablemente, estas diferencias que vemos en metodologías presenciales o digitales completan el panorama de la duda que, como diría mi terapeuta, es mucho mejor que el de las certezas. “El manicomio está lleno de gente con certezas”, suele decir él.

Más allá de eso, es importante considerar que aún no vi una misma empresa que publique dos estudios nacionales con metodología presencial y online. Las veces que he probado, con distintos colegas, esa comparación en algunas provincias este año he encontrado similitudes muy llamativas. Eso me hace dudar de las fuentes, por momentos, pero eso es parte del contexto al cuál quiero referir.

Este escenario de violencia verbal en la clase política, de falta de futuro confiable como sociedad y de un enojo de la gente hacia la dirigencia en general que en parte se ha vuelto indiferencia (el peor de los sentimientos para remontar una relación); es en el cual los ciudadanos van a dar el primer paso en la elección de su próximo presidente.

Hay cosas en las que los argentinos parecen estar de acuerdo. La mayoría de los encuestados cree que la independencia se gana cuando defendemos la democracia (44%), cuidamos la producción nacional (41,4%) y cuidamos nuestros recursos naturales (41%). Tampoco parece existir la grieta cuando hacemos zoom y vemos que 6 de cada 10 personas (sin importar si votan al Frente de Todos, a Juntos por el Cambio o a la Libertad Avanza) cree que somos menos independientes que hace unos años.

La verdad está ahí afuera y no depende de un resultado electoral. Si el electorado está dividido en tercios, si en realidad la grieta está creciendo y haciendo desaparecer a ese hijo bastardo que se encarnó en Javier Milei, es una discusión vacía. Todo esto es una discusión conceptual que tapa el verdadero elemento a develar, que es quien será el candidato que represente -no sólo verbalmente sino en percepción de capacidad de acciones- la posibilidad de darle a la gente el elemento más importante para alcanzar su independencia personal, que es la estabilidad económica (44,5%).

A 5 años de comenzar esta aventura llamada Taquion, como proyecto colectivo, seguimos pensando que la independencia de nuestros dogmas, de nuestros preconceptos y de los intereses ajenos, es la única manera de acercarnos a la verdad. Esa verdad, que en definitiva, nos hará libres.

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