Durante las últimas semanas se produjeron avances significativos en un camino que permite cuidar las reservas y, al mismo tiempo, construir un sendero de crecimiento con inversiones estratégicas en infraestructura productiva, como es la próxima puesta en marcha del primer tramo del gasoducto Néstor Kirchner. Para eso hubo un trabajo coordinado entre el Estado y el sector privado, donde cada uno hizo su aporte para encontrar soluciones a varios desafíos y cuellos de botella que tenemos como país.
Todo tiene que ver con todo. La habilitación de la negociación de valores negociables, aperturas de cuentas corrientes y el mercado de futuros en yuanes (RMB) también tiene que ver con esa estrategia que consiste en profundizar el comercio exterior y las inversiones productivas como fórmula para construir un futuro mejor de desarrollo y progreso. Un eje central de esa agenda que encabeza el ministro de Economía, Sergio Massa, es la administración y fortalecimiento de las reservas internacionales del Banco Central de manera de mantener e incrementar los intercambios comerciales y colaborar en la estabilización de las variables macroeconómicas. En ese sentido, cada divisa adicional que agregamos a nuestras reservas tiene por destino generar empleo, aumentar la inversión productiva y recuperar autonomía frente al sobreendeudamiento al que fuimos sometidos durante la gestión de Macri.
Un eje central de esa agenda que encabeza el ministro de Economía, Sergio Massa, es la administración y fortalecimiento de las reservas internacionales del Banco Central
En particular, instrumentos como los aprobados por la Comisión Nacional de Valores en el último tiempo, a instancias del Ministerio de Economía y el Banco Central, posibilitan el desarrollo de mercados de contado y de futuros de yuan RMB, que hacen posible a las empresas que realizan operaciones de comercio exterior con China, potencia mundial en ascenso y complementaria con nuestra economía, tener cobertura cambiaria en la moneda de ese país. No es una decisión antojadiza: el intercambio con China representa el 21,5% de las importaciones argentinas y es el segundo destino de nuestras exportaciones con el 9,1% del total. Veinte o treinta años atrás estos números eran mucho menores, en la Argentina y la región.
Solo entre principios de mayo y mediados de junio se concertaron operaciones en yuanes (RMB) spot por el equivalente a 661 millones de dólares, lo que representa dos tercios del monto total operado desde el comienzo de estas operaciones. Además, en la primera quincena de junio, se operó un volumen diario de yuanes (RMB) en el mercado de contado que alcanzó al 12% del total.
Por otra parte, desde abril pasado se autorizaron SIRA en yuanes (RMB) por el equivalente a unos 2.900 millones de dólares, como precisó el Banco Central. Hay en todo esto una perspectiva es de crecimiento significativo.
El intercambio con China representa el 21,5% de las importaciones argentinas y es el segundo destino de nuestras exportaciones con el 9,1% del total
Es necesario observar también el peso de esa moneda en términos internacionales y lo que representa para la Argentina: el yuan RMB es una de las cinco monedas de reserva internacional que el Fondo Monetario Internacional utiliza para definir el valor de su unidad de cuenta, los Derechos Especiales de Giro (DEG). Eso es lo que expresa China dentro de ese organismo, donde tiene una posición importante, aunque no sea la mayoritaria.
Allí radica la importancia de abrir estas opciones, que ya están impactando positivamente en las operatorias de comercio exterior. Y decimos que es una forma de articular la capacidad de trabajo del Estado con la iniciativa del sector privado, porque quienes usan estos instrumentos son quienes producen, agregan valor, exportan e importan. Asimismo, permite poner sobre la mesa cómo se amplía el horizonte cuando instrumentos financieros favorecen –en este caso– al comercio internacional de un país como la Argentina, que necesita divisas para crecer.
Y sobre esto no puede haber dudas, necesitamos aprovechar de todas y cada una de las oportunidades disponibles en el mundo para ofrecerle un futuro mejor a las y los cuarenta y seis millones de argentinos.
El autor es presidente de la CNV
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