Bergoglio, el Cardenal de Buenos Aires, hoy Pontífice de la Iglesia Católica, en 2009 afirmaba, en un Seminario sobre “Las deudas sociales” organizado por EPOCA, que las crisis económicas de nuestro país derivan, principalmente, de las formas de neoliberalismo adoptadas por nuestros gobiernos.
Textualmente decía: “La crisis económico-social y el consiguiente aumento de la pobreza tiene sus causas en políticas inspiradas en formas de neoliberalismo que consideran las ganancias y las leyes de mercado como parámetros absolutos en detrimento de la dignidad de las personas y de los pueblos. En este contexto, reiteramos la convicción de que la pérdida del sentido de la justicia y la falta de respeto hacia los demás se han agudizado y nos han llevado a una situación de inequidad.” Y agregaba que “la consecuencia de todo esto es la concentración de las riquezas físicas, monetarias y de información en manos de unos pocos, lo cual lleva al aumento de la desigualdad y a la exclusión.”
Por su parte el economista Ha-Joon Chang, asesor del Banco Mundial, uno de 20 los intelectuales más influyentes del planeta según ‘Prospect’, en su último libro ‘Economía comestible’ dice que “el liberalismo es como una aburrida comida puritana”. En él mezcla lo gastronómico y lo financiero como alegoría de la receta que a él más le gusta para la sociedad: la fusión de sabores.
A propósito de nuestro última nota sobre los proyectos de explotación de minas de litio en la provincia de Jujuy y las diversas opiniones vulgares generadas al respecto nos proponemos hacer un rápido filtrado sobre la tela que nos suministra un reportaje de Israel Zaballa a este brillante economista surcoreano publicado esta semana en El Mundo de España.
Ha-Joon Chang se define como un economista partidario del pragmatismo en materia de políticas económicas donde mezcla ingredientes de una u otra escuela. El pragmatismo define a las corrientes centradas en la relación entre la acción práctica y la teoría o creencia de un efecto o resultado en el tiempo, conforme a la experiencia histórica o personal. Describe un proceso. Se actúa (o práctica) -según lo que se sabe o cree por lo ya actuado, haciendo una nueva experiencia que a su vez enriquezca la práctica futura.
Esto es muy importante para los políticos y a la hora de tomar decisiones de política económica como, por ejemplo, cuando se pregunta ¿que podemos hacer con el “oro blanco” o con el cobre que tenemos en la montaña o con la riqueza ictícola de nuestro mar?
En la actualidad, hay un desfile de economistas de la corriente liberal que defienden la libertad del “dejar hacer, dejar pasar”. Y pregonan el Estado mínimo y no se cansan de admirar las políticas de libre comercio adoptadas por los gobiernos sean democráticos o totalitarios. Sus consultoras suscriben suculentos contratos y los gobernantes débiles siguiendo su consejo y la provincia propietaria de las reservas firman concesiones a 30 años, de muy baja rentabilidad y lo que es peor aceptando prácticas del extractivismo prohibidas en el primer mundo, por sus consecuencias dañosas para el medio ambiente y las poblaciones.
¿Qué es una buena economía?
¿Qué es una buena economía? -le pregunta el periodista de El Mundo de España a Chang y este le contesta: “Cuando miras hacia el mundo aprecias que las economías con éxito son las pragmáticas. El mejor ejemplo es Singapur. Cuando lees el análisis de la prensa financiera solo te cuentan su política de “libre comercio”. Pero nunca le dirán que el 90% de la tierra de Singapur es propiedad del Gobierno o que el 85% de las viviendas las proporciona una empresa pública. No se han sujetado a ninguna teoría económica concreta y les ha ido muy bien. Mi cita favorita es la del antiguo líder chino, Deng Xiaoping, que dijo: “No me importa si el gato es blanco o negro, siempre que cace ratones”. Otro tanto ocurre con el impresionante desarrollo del gigante de la seda.
Una política industrial debe estar respaldada por eficiencia y ética publica
A propósito del litio, en el “Foro Empresarial del MERCOSUR”, José Ignacio de Mendiguren, secretario de Industria y Desarrollo Productivo, se refirió a la electromovilidad y a la producción de baterías para vehículos eléctricos en el país.
“Argentina no quiere limitarse -dijo -a ser un inquilino de los recursos que posee, sino que quisiera ser propietario. Esto significa que no solo queremos incorporar tecnologías externas y productos terminados, sino que Argentina quiere participar en el desarrollo de tecnologías propias”. Y agregó “Que el activo que significa tener estos minerales nos dé la decisión política de contar con un desarrollo tecnológico del más alto nivel” y al respecto el ex presidente de la UIA mencionó que el proyecto de producción de baterías se está llevando adelante por una subsidiaria de YPF denominada YPF Tec en una planta ya construida y con máquinas instaladas en el Polo Productivo Tecnológico Jorge Sabato, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Una planta con tecnología y personal técnico en condiciones de fabricarlas antes de fin de año.
“En este caso, vemos el producto y el desarrollo de la tecnología. Tenemos todo el apuro y una legislación en la que estamos trabajando para que en el corto plazo Argentina y Brasil sean jugadores de primer orden a nivel mundial”, sostiene De Mendiguren. Un buen ejemplo cuya marcha todos los argentinos de bien tenemos el deber de acompañar.
Hay que lograr equilibrios, hay que “combinar múltiples cosas”-dice Chang -no se trata de derecha o de izquierda. Yo veo que al final los países pragmáticos lo hacen mejor que los que se basan en ideologías extremas.”
¿Y el mercado? ¿Hay que abolir el mercado?
“No digo que debiéramos abolir el mercado: es un mecanismo muy poderoso para crear competitividad, aumentar la eficiencia y la innovación. Pero necesitamos equilibrarlo con otras cosas”. Hay que corregir las grandes distorsiones a que conducen algunos agentes del mercado. “No tiene sentido que durante la pandemia la economía se hundiera y las bolsas batieran récords.”
El Santo Padre ha reiterado en muchas ocasiones una opinión similar advirtiendo del abuso de dar un poder absoluto a los mercados. Porque así como en las contrataciones con el Estado hay desviaciones de conductas inmorales ocurre otro tanto entre los representantes del mundo financiero que por su poder supranacional les permite burlar las leyes de los países y chantajear desde una posición de fuerza al poder político. De donde, como lo consignado con una firme fundamentación un informe de la Congregación para la Doctrina de la fe - Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (Consideraciones para un discernimiento ético sobre el actual sistema económico y financiero aprobado por el Sumo Pontifice, 2018). “Los mercados necesitan orientaciones solidas y robustas, tanto macroprudenciales como normativas y reglas de actualización permanente, porque es una realidad en continuo movimiento.”
¿Qué ingredientes del capitalismo y del socialismo es necesario mezclar?
A esta pregunta contesta Chang: “Ya vivimos en una economía que mezcla capitalismo y socialismo. De hecho, muchos americanos creen que los europeos son viejos socialistas. Si trajeras a un americano del siglo XIX a nuestros días sorprendido se preguntaría ¿Por qué los impuestos son tan altos? ¿Por qué existe algo llamado Estado del bienestar? En cierto modo hemos encontrado el modo de atemperar el lado malo del capitalismo con medidas socialistas.”
¿Cómo se ayuda a los países pobres a desarrollarse de una manera más eficaz?
Si das a un hombre un pez, comerá un día, pero sí le enseñas a pescar, comerá de por vida. En Corea del Sur tenía una gran desigualdad y pobreza en los 60 era una economía basada en la exportación de materias primas como pescado o aceite, aprendimos a fabricar coches o semiconductores y ahora tenemos el triple de renta per cápita que Argentina que no aprendió la lección.”
Usted afirma que las políticas de Evo Morales, contrarias al liberalismo del ‘consenso de Washington’, tuvieron efectos positivos. ¿Cree que es la línea a seguir en otros países latinoamericanos?
“Creo que es solo un primer paso. Porque los países de la llamada marea rosa latinoamericanos han logrado algunas cosas buenas, pero no han conseguido generar una transformación estructural para el largo plazo. Creo que las políticas igualitarias pueden haber sido buenas, pero es más cuestionable que no hayan logrado dotarse de un nuevo acuerdo social sostenible en el tiempo.”
“Argentina y Venezuela han vivido un evidente empobrecimiento... han fracasado (en el proceso de) industrialización y en hacer crecer su productividad”.
Salir de la deuda pública por el crecimiento y no con recortes
La pregunta de Zaballa se dirige a la gran deuda pública acumulada en los últimos años por los países del sur de Europa y dice Chang : “Yo creo que hay que alcanzar un compromiso que permita a los países salir de la deuda a través del crecimiento y no con recortes, de otro modo no veo un final. Lo vimos en la crisis anterior, especialmente en Grecia. Allí recortaron el gasto público como un 40%. Pero el ratio de la deuda sobre el PIB apenas varió, porque el PIB estaba cayendo a su vez.”
La Iglesia, la deuda externa y el aumento de la productividad
La Iglesia argentina por medio de sus obispos, en un comunicado titulado “La deuda externa y las deudas sociales”, la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina exhortó a la dirigencia hace mas de un año al compromiso con una ética de la solidaridad, de la educación y el diálogo social subrayando la necesidad de “corregir los modelos de crecimiento que son incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente, la acogida de la vida, el cuidado de la familia, la equidad social, la dignidad de los trabajadores y los derechos de las generaciones futuras” (10/02/22).
“En nuestra Patria se presenta una vez más el desafío de atender la deuda pública, sin dejar de atender las deudas sociales”, enfatizaron los obispos.
En la misma línea, señalaron: “No es un tema nuevo. Ya en el año 2000, en medio de la mayor crisis de la historia reciente de nuestro país, San Juan Pablo II sostenía que ‘la situación social hoy es crítica y la carga del endeudamiento hace que el margen de acción del Estado se vea fuertemente limitado por las obligaciones que deberán pagarse en los próximos años’ y con la Comisión de Justicia y Paz expresaron: “El servicio de la deuda no puede ser satisfecho al precio de una asfixia de la economía de un país”.
“Y ello debe implicar que no se pueda hipotecar de tal manera la casa común –nuestra Nación en este caso- sin los consensos necesarios y sin el establecimiento de las responsabilidades emergentes”, sostuvieron.
Por todo ello, instaron a que “se profundicen acciones con el compromiso de toda la dirigencia política y social, que se sustenten en la ética de la solidaridad, de la educación y el diálogo social…Un modelo basado en la producción y en la economía social, como condiciones imprescindibles para una economía con rostro humano que, a partir de saldar la deuda social, pueda honrar sus compromisos con la deuda externa privilegiando la protección de los más vulnerables”.
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