Crimen organizado, cárceles y una despedida de fútbol opacada por un mensaje mafioso

“Nosotros estamos más allá de todo”, decía la bandera que desplegó la barrabrava de Newell’s Old Boys en la despedida de Maxi Rodríguez y ahora está bajo investigación judicial

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El video clave en la investigación en el Coloso Marcelo Bielsa:la bandera de Los Monos desplegada en la tribuna durante la despedida de Maxi Rodríguez

El estadio Marcelo Bielsa es una auténtica fiesta. Uno de los máximos ídolos del Club Newells Old Boys, “Maxi” Rodríguez, recibe su merecido homenaje con un partido despedida del que participa el mismísimo Lionel Messi.

Prolijamente alineados, los jugadores se colocan de espaldas a la cabecera del estadio que ocupa tradicionalmente la hinchada local, para sacar la clásica foto. Es en ese momento cuando la barra brava del club despliega una impresionante bandera ilustrada con un mono con lentes, un toro y un pollo, ataviados con la casaca del club. El trapo lleva una leyenda:

Una imagen vale más que mil palabras y no por remanida la frase ha perdido vigencia, no en este caso. La imagen de la enorme bandera que cubría parte de la facción mas caracterizada de la barra de Newell’s, quedó retratada para la posteridad, en la retina de quienes entienden del mundo del hampa rosarina y sus mensajes crípticos.

Reafirmación del liderazgo y mensaje mafioso

El mono de lentes, que ocupa el centro de la bandera, representa a “Guille” Cantero, integrante de la organización criminal “Los Monos” e hijo de su fundador, el “Viejo” Cantero. Se encuentra secundado a la derecha por el “Pollo” Leandro Vinardi, mientras que a su izquierda lo escolta otro de sus lugartenientes: “El Toro” Carlos Damián Escobar.

La historia criminal de estos tres individuos es harto conocida, no solo en Rosario y regiones adyacentes,. Su triste celebridad hoy escala a nivel nacional: narcotraficantes y extorsionadores son responsables material e intelectualmente de múltiples crímenes que regaron de sangre las calles de Rosario.

Resulta llamativo, cuando no grotesco, que estos tres criminales hoy se encuentren alojados en unidades penitenciarias federales, desde las cuales -que duda cabe- siguen gerenciando su empresa narcocriminal.

Y desde allí, desde la intolerable (para la sociedad) comodidad de sus celdas han generado gran parte de los sucesos violentos que no solo mantienen en vilo a la sociedad rosarina, sino que han ocasionado directa e indirectamente un número de víctimas fatales que revela con inusitado dramatismo, la fragilidad e ineficacia de los controles que, en función de seguridad, se aplican en las cárceles Argentinas.

Rosario: Los Monos hicieron una
Rosario: Los Monos hicieron una demostración de poder en el partido homenaje a Maximiliano Rodríguez (cAPTURA tv)

Capilaridad carcelaria y el sistema circulatorio criminal

Resulta curioso, dada la magnitud de la información existente acerca de bandas criminales de estructura compleja, que los dispositivos de seguridad del Estado no puedan poner coto a su accionar, aun estando presos.

Aún estando presos y alojados en lo que para el Servicio Penitenciario Federal son sus cárceles de máxima seguridad.

Los establecimientos carcelarios en el marco de su funcionamiento actual, por limitaciones propias en su estándar actuarial y por carencias a nivel legal para dar cara al fenómeno de la criminalidad organizada, presentan una capilaridad ascendente, que permite revitalizar las estructuras criminales y cuyos miembros se encuentran privados de la libertad. La “banda de los monos” es un claro ejemplo.

Con todo esto y a pesar de esto, resulta palmaria la evidencia que lo contrasta: la bandera en la despedida del astro rosarino, permite ver un grupo de lideres en disputa por reafirmar espacios de poder interno.

Uno como líder máximo por derecho hereditario, de todas las facciones que operan bajo la franquicia de la “Banda de los monos” (Ariel “Guille” Cantero), alojado en el Complejo Penitenciario Federal 2 de Marcos Paz, a más de cien kilómetros de otros dos referentes quizá, de la facción simia más visible (la barra del Club Newell’s Old Boys).

Los dos franquiciados por “Guille” (el mono que porta gafas), en la colosal bandera desplegada el sábado de gloria “leprosa”, serían Leandro “el pollo” Vinardi y Damián “toro” Escobar, ambos alojados en el Complejo Penitenciario Federal 1 de Ezeiza y retratados en la bandera homenaje con expresión feroz y desafiante.

La bandera como símbolo de poderío y pertenencia, a esta altura de los acontecimientos fue un claro mensaje. La pregunta que surge como necesaria es ¿Para quién?

Para quienes disputan ese liderazgo, en el territorio, donde las balas trazan el difuso límite de poder de unos y otros, ¿codificado en macabro mensaje que se “lee” en víctimas humanas?.

Una de ellas Lorenzo “Jimmy” Altamirano. La cárcel fue el ámbito adecuado para que mentes enfermas, ociosas e hiperconectadas con “su” mundo circundante, lo hicieran posible.

"Más allá de todo", la
"Más allá de todo", la leyenda desplegada en las banderas

El primer día de febrero, de este año, no se había ido cuando casi a medianoche, lo ejecutaron a “Jimmy”, un musico y artista callejero que nada tenia que ver con el mundo ligado a las luchas de poder narco. Solo era un vecino que residía en la zona oeste de Rosario; coincidencia o no, esa es la zona que lidera Pablo Nicolás Camino, el instigador del sicariato ramdom.

Caminos, alojado desde principios de este año en la cárcel de Rawson, no está solo. Allí pasa sus días con Héctor “Eric” Massini y Leandro “el gordo” Vilches. Todos operativos dentro de la estructura criminal, aunque lideres de diferentes facciones. Ellos decidieron dirimir la pelea por el circulo rojo de Guille Cantero. Desde allí, partió la orden de enviar un mensaje envuelto en un cadáver humano. La desgracia quiso que ese cadáver fuera el de Jimi.

El mensaje que dejaron decía: “Damián Escobar, Leandro Vinardi y Gerardo Gómez dejen de sacar chicos del club para tirar tiros en Rosario”. Lo críptico estaba dado en el sitio exacto en que se ejecuto el sicariato, la puerta 6 del estadio de Newell’s.

No quedaban dudas para los destinatarios, que quienes les enviaban el recado eran Camino y su gente, con intereses claros en desestabilizar a Vinardi y Sosa en el hegemónico liderazgo de la barra de Newell y sus negocios vinculados a ella. La puerta 6 hacia clara referencia a la Unidad carcelaria en la que estos se encuentran cumpliendo condena; la Unidad 6 de Rawson.

Lo expuesto demuestra cómo esta asociación delictiva (los monos) se ha adaptado a las necesidades que las circunstancias le imponen y que estas, ya no implican a la cárcel como última estación en la carrera de estos criminales.

La cárcel es solo una barrera mas que en un contexto inadecuado, demuestra haber sucumbido ante el poder de estas organizaciones delictivas, especialistas en explotar las vulnerabilidades que en materia de seguridad, el funcionamiento de los establecimientos carcelarios les ofrece, sea por acción, por omisión o por complicidad de funcionarios que, en ocasiones, defeccionan por temor ante la desprotección personal y familiar que un estado desentendido por completo de la problemática, no acierta a brindarles.

El homenaje

El homenaje en el Coloso “Marcelo Bielsa” pensado para el ídolo “Maxi” Rodríguez, fue sutilmente parasitado por la barra brava de la lepra, que rindió tributo a los CEO´S de la empresa narco-criminal más famosa de la Ciudad de Rosario: “Los Monos”.

La confección, ingreso y despliegue en el estadio de tamaña bandera necesito de financiación y management, que solo esa empresa puede dar. En los alrededores del Estadio también se ofrecía merchandising, en forma de remeras negras que reproducían la imagen de la gigantesca bandera. ¿Quedan dudas de la íntima relación que existe entre las organizaciones narco criminales -en este caso “Los Monos”- con las barras bravas de los clubes más importantes del futbol argentino?

Recordemos que, en el Gigante de Arroyito, estadio del Club Atlético Rosario Central, hace tiempo atrás se desplego una bandera con la imagen del fallecido “Pájaro” Cantero junto a una frase ya celebre: “Dios les da las peores batallas a sus mejores guerreros”.

La reacción de las autoridades de la Provincia de Santa Fe ante tamaño desafío es cuanto menos, criticable; este lunes, de manera reactiva y por supuesto a destiempo, la justicia provincial decidió allanar las instalaciones del estadio leproso; el resultado, negativo, ni rastros de la ya celebre bandera.

Ni las autoridades policiales ni los directivos del Club pudieron evitar que semejante estandarte ingrese al estadio el día del “partido homenaje”. Como corolario de esta espantosa historia de sangre, que envuelve a Rosario, otra duda resultó despejada: los narcotraficantes más peligrosos y sangrientos que recuerde la historia criminal argentina “están más allá de todo”.

Más allá de encontrarse privados de la libertad en prisiones de máxima seguridad purgando penas que solo en dos vidas podrían cumplir, y a pesar de los supuestos controles que el sistema ejerce sobre ellos y sus estructuras criminales. Lamentablemente, la realidad indica que la leyenda inscripta en la bandera es real, porque nuestra fallida política en seguridad pública lo permite.

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