El Día del Orgullo nos encontró ante un contexto, en diversos países, donde algunos sectores polarizados se manifiestan desplegando estrategias y discursos de odio, buscando socavar los avances en derechos humanos. Es en este momento crucial, donde debemos seguir alzando nuestras voces en defensa de la libertad y la igualdad.
Un informe realizado por la consultora LLYC dio a conocer que los mensajes de odio en redes sociales aumentaron casi un 9,4% en los últimos cuatro años. Sin embargo, la buena noticia es que, en Argentina particularmente, se redujeron en un 66,1% en el mismo período de tiempo.
Uno de los aspectos más preocupantes es la forma en que se rescatan conceptos como “la familia”, para transmitir la idea de que la comunidad LGBTTQI+ ha sido la responsable de su destrucción. Nada más alejado de la verdad. Todas las familias deben ser reconocidas y valoradas, y esa ha sido siempre nuestra bandera.
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Durante décadas, hemos luchado por nuestra identidad y nuestros derechos, enfrentando discriminación y prejuicios. Cada avance ha sido conquistado con esfuerzo y valentía. Veinte años de progreso no serán derribados por el oportunismo de algunos.
Nuestra vida es política, y el simple hecho de reivindicar nuestros derechos, a menudo, nos convierte en una amenaza para algunos sectores de la sociedad. Durante muchos años, hemos crecido sin referentes, sintiéndonos extraños y excluidos. Es hora de que todas las personas tengan modelos a seguir y vivan sin inseguridades.
Incluso cuando enfrentamos el odio de aquellos que no entienden nuestra diversidad, no hemos dado ni un paso atrás. Mantenemos nuestro activismo vivo y agradecemos a aquellos que, como Pedro Zerolo, en España, Carlos Jáuregui, en Argentina o Marsha P. Johnson, en Estados Unidos, han allanado el camino para todos.
También, es importante reconocer la gran valentía de activistas contemporáneos, como Kasha Jacqueline Nabagesera, en Uganda, quien arriesga su vida para luchar por los derechos de la comunidad LGBTTQI+. En ese país. se promulgó en mayo pasado una de las leyes anti- LGBTTQI+ más severas del mundo, según Naciones Unidas, pues no solo mantiene la cadena perpetua para los actos sexuales entre personas del mismo sexo, sino que condena “la promoción de la homosexualidad” con hasta 20 años de cárcel y, la “homosexualidad agravada” con la pena de muerte.
Es crucial destacar que el activismo no se limita únicamente a nuestra comunidad. Los aliados heterosexuales también desempeñan un papel fundamental en nuestra lucha por la igualdad. Su apoyo y participación son igual de importantes para generar un cambio positivo.
La identidad sexual es diferente de la sexualidad. Cada uno debe tener la libertad de ser uno mismo, sin temor a la discriminación. No podemos permitir que la sociedad imponga normas que nos hagan sentir anormales, nos robe derechos, nos encarcele o nos mate. Nuestro objetivo, es visibilizar la diversidad de familias y demostrar que todos podemos ser iguales en amor y respeto.
No podemos permitirnos dar por sentado nuestros logros, ya que aún queda mucho por hacer para garantizar que todos podamos vivir plenamente en libertad y con igualdad de oportunidades.
Por eso, debemos promover la inclusión y el respeto en el entorno laboral y social. Es fundamental, trabajar para eliminar las organizaciones y estructuras que perpetúan la discriminación y luchan contra nuestra igualdad. Reconocemos que no será un camino fácil, pero asumimos la responsabilidad de seguir actuando en este sentido.
Es momento de alzar la voz, sigamos luchando, educando y creando conciencia para lograr un futuro en el que todos, sin importar nuestra identidad de género u orientación sexual, seamos aceptados y valorados en nuestra sociedad.
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