Cuando la escuela pública cierra, los chicos rebotan contra la puerta

La Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires había informado que este martes habría clases normalmente para “garantizar la continuidad pedagógica” de los estudiantes. En esta escuela de Lanús, al menos, el anuncio no se cumple

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Aulas vacía por medidas de
Aulas vacía por medidas de fuerza de auxiliares

Tiene un gorro de lana rosado que hace juego con el pantalón polar salpicado de unicornios y arcoiris. Tiene la mochila con los cuadernos de primer grado sobre la espalda y cara de dormida. Lo que no tiene es clases. Faltan quince minutos para el horario de entrar a izar la bandera pero la puerta de la Escuela Primaria Nº 17 “Libertador General San Martín” de Lanús tiene candado y ningún cartel que avisa lo que pasa.

Lo que pasa es que el gremio ATE convocó a un paro de los trabajadores auxiliares no docentes de las escuelas de la provincia de Buenos Aires, y entonces algunas instituciones tienen las clases suspendidas, otras reciben a la mitad del alumnado -y en la próxima medida de fuerza similar a esta recibirán a la otra mitad, y así- y otras funcionan normalmente: depende, en principio, de si se puede garantizar o no la limpieza de cada edificio escolar. La convocatoria al paro fue porque el Día del Trabajador Estatal no los contempló. Esta es una observación de la cronista: el Día del Maestro los contempla el 11 de septiembre de cada año. Pero volvamos a la vereda de la escuela, donde alguien lanza: “Pero el año pasado el 11 de septiembre cayó domingo”.

“Y bueno, ahora voy a ver con qué familiar la dejamos. Nosotros dos tenemos que ir para el trabajo”, dice Marcelo, que es el papá de la nena de los unicornios y que tiene delante el candado, la luz del hall de entrada apagada, a su hija rebotando contra la puerta de la escuela. Ahora que Marcelo enfila para 25 de Mayo, una de las calles en las que se concentran buena parte de las paradas de colectivo del centro de Lanús, anda por la puerta del edificio una maestra. Se adivina el oficio en el guardapolvo blanco que asoma por debajo de la campera negra. “Es mi primer día acá, no sabía nada de que no iba a haber clases”, cuenta.

Ninguna nota en el cuaderno de comunicaciones de los nenes y las nenas cuya educación depende -no totalmente, pero sí en buena parte- de que la puerta de la escuela esté abierta les avisó qué pasaría este martes.

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Esto se escucha en la vereda de la escuela, apenas antes de que los maestros y las maestras entren a cumplir con las tareas que pueden llevar a cabo sin alumnos en el aula. “Desde arriba, desde la supervisión que depende de la Dirección General de Escuelas, nos prohíben mandar notas en el cuaderno de comunicaciones porque no podemos decir que la escuela estará cerrada porque no estará cerrada”, cuenta alguien cuyo nombre no será publicado porque a la fuente de trabajo hay que cuidarla. En rigor, la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia había informado que este martes habría clases normalmente para “garantizar la continuidad pedagógica” de los estudiantes. En esta escuela de Lanús, al menos, el anuncio del área que dirige Alberto Sileoni no se cumple.

El candado se abre, la puerta se abre, la luz del hall se prende.

— ¿Pero los chicos van a poder entrar a la escuela?

— No, no, los chicos no. Hoy no entran.

— ¿Y cómo podían enterarse sin nota en el cuaderno?

—Y… Tenía que avisar la mamá referente de cada grado. Nosotros no podíamos comunicar que no iba a haber clases.

Este martes de rebotar nenas y nenes en la puerta de la escuela pública la Argentina está así: el 54,2% de quienes tienen hasta 14 años -es decir, más de la mitad- sobreviven en este país bajo la línea de pobreza; el 43% -es decir, menos de la mitad- de los estudiantes de primaria llega a sexto grado en el tiempo esperado y con los aprendizajes adecuados para ese momento, según información publicada por el Observatorio de Argentinos por la Educación en marzo de este año.

El panorama no mejora en secundaria: hace apenas unos días el Ministerio de Educación de la Nación confirmó, a través de los resultados de las pruebas Aprender, que el 82,4% de quienes cursan la escuela secundaria se ubican en los niveles básico y por debajo de básico en su desempeño en Matemática.

En ese escenario, sin que la institución lo comunique fehacientemente, hay nenes, nenas y adolescentes que rebotan contra la puerta de la escuela pública. Aunque el artículo 14 de la Constitución diga eso de que, por vivir en este suelo, tienen derecho a aprender.

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