La revolución educativa: tecnología y aprendizaje

Debemos desaprender y volver aprender para poder salirnos de la lógica de la escuela tradicional

Guardar
FOTO: ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO.COM
FOTO: ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO.COM

La innovación en la escuela es utilizar la creatividad con un propósito pedagógico. Pero no siempre es tan sencillo: la falta de tiempo es una de las principales razones que esgrimen los directivos al no poder utilizar tiempo para pensar, soñar, planificar, para innovar. Y no deja de ser una razón válida: sin presupuesto, sin personal, sin recursos, con docentes que rotan, formularios para completar, la burocracia de siempre, las presiones de todos lados, pareciera que el directivo debe hacer malabares para transitar el día a día y esto, claramente, lo aleja de la posibilidad de pensar en innovar.

Muchos directivos asocian la innovación en educación con tecnología. Sin embargo, si bien la tecnología en estos tiempos es importante, es más una oportunidad que una solución a los problemas del binomio enseñanza-aprendizaje. La innovación educativa es un proceso permanente que implica un cambio significativo en los procesos de enseñanza y los objetivos de aprendizaje. Lo que buscamos es mejorar la calidad educativa, es decir darle valor al aprendizaje.

Los desafíos del siglo XXI demandan una reflexión profunda y un enfoque audaz en el ámbito educativo. Debemos desaprender y volver aprender para poder salirnos de la lógica de la escuela tradicional donde el foco está en lo memorístico y poder enfocarnos en pedagogías activas, en donde los alumnos puedan desarrollar la autonomía, la autodisciplina, el compromiso y autogestionar sus propios aprendizajes. Buscamos que a nuestros alumnos les guste aprender, sin embargo, en la mayoría de las escuelas se sigue poniendo el foco en la enseñanza, pero no en el aprendizaje. Necesitamos una escuela alineada a la manera de aprender que tienen hoy los alumnos.

MÉXICO, D.F., 07ENERO2016.- Con un
MÉXICO, D.F., 07ENERO2016.- Con un abstencionismo notable, pocos alumnos regresaron a la escuela esta mañana después de que concluyó el periodo vacacional de invierno. En la Escuela Primaria Guadalupe Ceniceros de Zavaleta sólo se presentaron un promedio de 44 niños de un aproximado de 200 alumnos. Debido al gran abstencionismo, los estudiantes que arribaron a la escuela fueron agrupados en un sólo salón por grado escolar. FOTO: MARÍA JOSÉ MARTÍNEZ /CUARTOSCURO.COM

Podríamos preguntarnos:

¿Qué medidas están tomando las escuelas para fomentar la creatividad y el pensamiento crítico en sus estudiantes, más allá de simplemente transmitirles contenido?

¿Cómo están preparando a los estudiantes para enfrentar los desafíos del futuro, considerando que muchos trabajos actuales desaparecerán o serán automatizados?

¿Están los métodos de evaluación actuales realmente midiendo el potencial y las habilidades únicas de cada estudiante, o simplemente están estandarizando el proceso educativo?

¿Qué medidas están implementando en las escuelas para crear un entorno de aula sana, es decir libre de amenazas, y fomentar la seguridad emocional de los estudiantes, promoviendo así su bienestar y su capacidad de aprendizaje óptimo?

¿Qué están haciendo para fomentar la colaboración y el trabajo en equipo entre los estudiantes, habilidades esenciales en el mundo laboral actual?

¿Están los estudiantes adquiriendo habilidades emocionales y sociales sólidas para afrontar el estrés, la ansiedad y otros desafíos de salud mental que enfrentan en su vida diaria?

¿Está la educación enfocada demasiado en la memorización de hechos y datos, en lugar de promover la comprensión profunda y la aplicación práctica del conocimiento?

¿Cómo están utilizando la tecnología de manera efectiva en el aula para mejorar la experiencia de aprendizaje y preparar a los estudiantes para esta nueva era tecnológica?

¿Qué medidas están tomando para garantizar que los docentes estén capacitados y actualizados en las últimas metodologías educativas y tecnologías?

¿Cómo están involucrando a los padres y a la comunidad en general en la educación de los estudiantes, reconociendo que el aprendizaje ocurre más allá de los muros de la escuela?

¿Cómo están asegurando que todos los estudiantes, independientemente de sus habilidades tengan igualdad de oportunidades y acceso a una educación inclusiva y de calidad, donde se sientan valorados, respetados y apoyados para alcanzar su máximo potencial?

Es decir, ¿cómo están redefiniendo las escuelas su enfoque educativo y adaptando las escuela para preparar a los estudiantes de hoy para el mundo incierto y desafiante del mañana, brindando una educación que fomente la creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración, la inclusión, las habilidades emocionales y sociales, la comprensión profunda, la aplicación práctica del conocimiento, el uso efectivo de la tecnología y la participación activa de los padres y la comunidad en general?

Te puede interesar: La innovación educativa a partir de la facilitación y acompañamiento en los procesos de mejora

Es evidente que muchos alumnos sienten una falta de sentido y pertinencia en el entorno educativo actual. La desconexión entre lo que se les enseña en el aula y su realidad cotidiana se ha convertido en un obstáculo para su motivación y compromiso con el aprendizaje. Para abordar este desafío, es fundamental repensar y reformar el sistema educativo, asegurándose de que sea relevante y significativo para los estudiantes. Esto implica proporcionarles oportunidades para explorar sus propios intereses y pasiones, conectar el aprendizaje con situaciones y desafíos reales, y fomentar su participación activa en el proceso educativo. Al hacer que la educación sea más pertinente, los alumnos encontrarán un propósito claro en su aprendizaje y desarrollarán las habilidades necesarias para enfrentar los retos del mundo actual y futuro. De esta manera, se construirá una base sólida para su crecimiento personal, su participación ciudadana y su éxito en la vida más allá de las aulas.

Al abordar estas cuestiones podremos comenzar a trascender los límites del sistema actual, promoviendo una educación que sea relevante, inclusiva y preparatoria para el futuro. El rol del directivo, su compromiso y liderazgo son clave para transformar el panorama educativo y brindar a los estudiantes las herramientas necesarias para triunfar en un mundo en constante cambio.

La educación del siglo XXI debe trascender la mera transmisión de conocimientos y adaptarse a las necesidades cambiantes de los estudiantes y el mundo. La creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración y la empatía son algunas de las habilidades y valores fundamentales que los estudiantes deben desarrollar para enfrentar los desafíos de un mundo en constante evolución. Solo así podremos garantizar que estén listos para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que les depara el futuro. ¿Será posible? Difícil a corto plazo. La mayor dificultad del mundo no es lograr que la gente adopte nuevas ideas, sino conseguir que se olviden de las viejas.

Seguir leyendo:

Guardar