La interna oficialista adelantó la influencia de la política en la economía

La búsqueda de participar en el ballotage puede llevar al oficialismo a poner en peligro su propia aspiración de llegar al final del mandato en un contexto de tranquilidad

Guardar
Sergio Massa, Alberto Fernández y Cristina Kirchner (NA)
Sergio Massa, Alberto Fernández y Cristina Kirchner (NA)

Este año económico presenta una etapa hasta las PASO, otra entre las PASO y las elecciones generales y, finalmente, la que corresponde a la convivencia entre un presidente electo y el actual mandatario saliente, hasta la asunción del nuevo gobierno.

Hasta el 13 de agosto, se suponía que el factor principal que influiría en la evolución de la economía sería la propia economía, la política quedaba relegada para después.

Sin embargo, en las últimas semanas, lo que está sucediendo en particular dentro de la interna de la coalición oficialista, ha adelantado la participación de la política en la situación económica.

Me explico.

El déficit fiscal y la falta de acreedores privados dispuestos a renovar deuda más allá de octubre, llevaron al Banco Central a emitir hasta acá, por estos conceptos cerca de 2 billones de pesos. Emisión que se suma al pago de los intereses de las Leliqs y a la compra de soja a exportadores a precio diferencial.

A su vez, la sequía llevó a que la demanda de dólares, originada en ese exceso de pesos, que presiona sobre la brecha e incrementa las importaciones, ampliara el terreno negativo de las reservas del Banco Central, obligando al gobierno a buscar yuanes en China, reales en Brasil y dólares en el FMI y los organismos multilaterales de crédito.

Toda esta “realidad económica sin política” aceleró la tasa de inflación, desde el 5% mensual de noviembre-diciembre del 2022 al 8% de este abril-mayo, alejando la “meta” del 3% mensual que se había fijado el Ministro de Economía. La aceleración de la tasa de inflación, a su vez, afecta el salario real del mayoritario sector informal de la economía, licuando, además, en promedio, las jubilaciones y pensiones.

Con este escenario económico, parecía difícil que el socio minoritario del otrora Frente de Todos y hoy Unidos por la Patria, tuviera aspiraciones de participar en la interna para elegir candidato a presidente de la coalición oficial.

Sin embargo, en el congreso partidario del Frente Renovador, el Ministro Massa, que venía de reclamar un candidato único sin PASO para el oficialismo, indicó que, “si hay PASO, ahí vamos a estar”.

No sabemos si el plural de esa frase sugiere su candidatura o la de alguien de su espacio, pero el hecho de que el Ministro de Economía se involucre directamente en la pelea electoral cambia, sin dudas, su postura respecto de las medidas de política económica para los próximos meses.

Una cosa es un Ministro administrando la transición y tratando de evitar un mayor desorden en la economía, para terminar su mandato de la mejor manera posible y entregar el gobierno con menos distorsiones en la economía. Y otra, muy distinta, es que quién está a cargo de la conducción económica pretenda forzar algún éxito para respaldar su eventual candidatura presidencial.

Una cosa es el “plan llegar” y otra cosa es el “plan entrar al ballotage”.

Y en el marco de esa pretensión surge el nuevo acuerdo que es necesario cerrar con el FMI.

Congreso del Frente Renovador (Gustavo Gavotti)
Congreso del Frente Renovador (Gustavo Gavotti)

El ministro aboga porque la renegociación de las metas, contemplando los efectos de la sequía sobre la acumulación de reservas y los ingresos fiscales, vaya acompañada de “fondos frescos” para intervenir en el mercado de cambios, e indirectamente, “controlar” la tasa de inflación, y para aflojar restricciones a las importaciones, de manera de afectar menos el nivel de actividad.

El FMI, por su parte, pensando más en la transición hacia un nuevo gobierno aspira a que se actualice directa o indirectamente -vía impuestos- el valor del dólar oficial. Que se sigan ajustando las tarifas, y que el gasto público crezca por debajo de lo que crecen los ingresos fiscales. A cambio de lo cual, podría adelantar algo de los desembolsos del año y, eventualmente, reprogramar el pago neto de USD 3.600 millones que hay que realizar en los próximos meses. Dicho sea de paso, en la próxima semana habría que pagarle al Fondo unos USD 2.600 millones, de los cuales en caja en forma de DEGS, solo hay el equivalente a USD 1.700 millones.

Del otro lado de la interna oficialista, el kirchnerismo, tratando de diferenciarse del gobierno que creó e integra, reniega del acuerdo con el Fondo y desliza la posibilidad de interrumpir el acuerdo, como señal política hacia su clientela.

Y es esta discusión Fondo sí, pero con condiciones, o Fondo no, la que está detrás del desancle de expectativas de devaluación e inflación, que se refleja en la cotización de los dólares libres, en la demanda por importaciones a dólar “barato” y en el retaceo de exportaciones a cobrar con ese mismo valor del dólar.

En síntesis, la economía debía recibir la influencia de la política después de las PASO, cuando la gran encuesta, o la primera de las tres vueltas electorales que tiene el particular sistema electoral argentino, aclarara, o no, quiénes son los candidatos con más chance de ganar la elección general, en octubre o noviembre.

Sin embargo, la interna oficialista que, en principio tendrá PASO, con un Ministro de Economía que hasta ahora indica estar dispuesto a participar por sí o con alguien de su espacio en esa interna y con la necesidad del oficialismo kirchnerista de reposicionarse renegando de su propio gobierno, altera el escenario de las próximas semanas. En particular, el correspondiente al nuevo acuerdo con el FMI.

Paradójicamente, la búsqueda de participar en el ballotage puede llevar al oficialismo a poner en peligro su propia aspiración de llegar al final del mandato en un contexto de tranquilidad.

Seguir leyendo:

Guardar