Habla el abogado Juan Diaz de César Sena y expresa las razones para dejar de serlo. Hablamos del Chaco y la espeluznante desaparición- imposible dudar de que Cecilia Stryzowsky, de 28 años, fue asesinada desde el día 1, de junio cuando se advirtió que no estaba en ninguna parte-, donde la política y la sangre se unen.
Dice: " No puedo aceptarlo por razones irreconciliables al sumar indicios y hechos comprobados. No sería un defensor eficaz por lo que explico.” En muy pocos casos un abogado con honorarios- altos- rehúsa el patrocinio.
Agregó luego el miércoles : “Creo que César fue el autor – el abogado Díaz había varias horas a solas con él-, y en lo que respecto a los otros imputados ha de verse el grado de intervención en cada uno.”
César Sena, de 19- ella tenía 28-, es el marido de Cecilia en ceremonia civil. Una unión extraña por las edades, aunque no hay delito ni transgresión legal en el punto. Pero también porque César Sena, las referencias son abundantes, es un hombre que en algún modo iba un poco más allá de la adolescencia, de personalidad, historia y retrato psicológico complicados. Fue controlado por su madre, muy sobreprotegido, hasta verse los resultados de una timidez visible y poca estima personal aún cuando haya sido fogueado en piquetes desde la edad de cinco.
Es hijo de Emerenciano Sena, un agitador social y piquetero profesional próximo al gobernador “Coqui” Capitanich, quien construyó un estado dentro del Estado al establecerse a muy poca distancia de Resistencia un dominio, en todo sentido, de 30 hectáreas. Allí organizó comando casi militar uniformes, sobreabundancia de banderas y carteles con la imagen del Che en su imagen de mayor fotogenia, un barrio – el Barrio Emerenciano- por medio de recursos del gobierno - que alcanzó a terminar las casas cuando quedaron a medias o sin hacerse las de Sueños Compartidos, estafa de Shoklender y Hebe de Bonafini con apaño oficial sin disimulo.
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Emerenciano, de origen obrero al formarse como medio albañil en la UOCRA, sindicato con una gran cantidad de afiliados y divisiones internas que a menudo terminan en enfrentamientos brutales para robarse trabajadores con el propósito levantar edificios y negocios. Emerenciano Sena, un megalómano violento y grotesco, erigió una escuela cuyos alumnos visten camisas rojas y cada día se izan las banderas argentinas y cubana. Se trata de la escuela Emerenciano Sena. El matrimonio, Emerenciano y Marcela Acuña, padres de César han conseguido una maciza fortuna que manifiestan autos caros y propiedades.
Será un acontecimiento poco común que en las PASO del domingo el gobernador Captanich como precandidato llevará en la boleta respectiva a Emerenciano Sena y Marcela, presos en una comisaría como presuntos, junto con otros colaboradores cercanos, partícipes del crimen de Cecilia, quien entró a la casa y desde entonces no volvió a vérsela.
“Es un hecho criminal y hay límites”, dijo ese miércoles el abogado Díaz al negarse a prestarse a la defensa de César Sena, por cierto preso también y principal sospechoso, ahora fue designada de oficio Patricia Aleksich. Sin una demostración probada pero que tiene un peso enorme, la hipótesis es que César mató a Cecilia y fue descuartizada con una sierra mecánica para llevarla hasta un lugar donde los Sena crían cerdos, un chiquero, para arrojarlos y ser devorados. La espeluznante y muy probable sucesión del crimen contó con ayuda por parte de César, quien en una carta manuscrita dijo: “Tengo miedo”.
Cecilia y César se conocieron por la aplicación Tinder. Detrás de una dicha constante, la realidad fue distinta. La relación estaba cerrada por alambre de púa y acechanzas. La suegra – Marcela- se opuso desde el principio a la presencia de Cecilia, quien intentaba aprender danza para concursar con Tinelli. Se entrevé a mujer ingenua y soñadora, también inmadura desde luego. Que las agresiones y malos tratos se asegura, aunque hay un auténtico misterio en todo el tema.
Como quiera que sea se trata de un entretejido entre poder, impunidad, política y crimen, en una de las provincias más pobres de la Argentina. Aunque el gobernador siguió sus actos de campaña- la oposición no lo hizo – y una pueblada pacífica pero dolorida y harta presentó con claridad que había caído el antifaz de un sistema repulsivo y cruel: se dijo basta. Hasta aquí. Habrá de verse: sin la llegada de expertos en pericias, antropólogos forenses como el equipo que ha actuado en diversos lugares del mundo, puede que lo que está a la vista vaya oscureciéndose.
Algo es irrefutable: no solo murió Cecilia. También ha empezado a morir el poder de Capitanich.
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