Turquía y el rol geoestratégico de una potencia emergente

Su identidad nacional ha oscilando entre un europeísmo no demasiado europeo y un islamismo no demasiado religioso

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Turkish President Tayyip Erdogan announces
Turkish President Tayyip Erdogan announces new cabinet during a press conference in Ankara, Turkey June 3, 2023. REUTERS/Umit Bektas

A los que los argentinos llamamos “turcos”, en realidad eran inmigrantes sirio-libaneses que venían con su pasaporte del Imperio Otomano. Algunos de ellos, en su vejez, se volvieron a su tierra de nacimiento para morir allí y se llevaron nuestro hábito de tomar mate a sus pagos de Medio Oriente. Ese es el motivo por el cual Argentina exporta actualmente importantes cantidades de yerba mate a Siria. Independientemente de este fenómeno de exportación de cultura argentina, siempre es interesante analizar cómo la ubicación geográfica de una nación adquiere una importancia estratégica a lo largo de la historia.

La Turquía actual es la heredera histórica del Imperio Otomano, que tuvo un papel geopolítico muy destacado a lo largo de los últimos ocho siglos. Este imperio fue fundado en el año 1299 por Osman I en Anatolia, región asiática ubicada entre el Mar Negro y el Mediterráneo, y separada de Europa por los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos. En el año 1453 (poco antes de la llegada de Colón a América) el sultán Mehmed II conquistó Constantinopla (hoy Estambul), y allí estableció la capital del imperio, poniendo así fin al Imperio Bizantino. Durante los siglos XVI y XVII alcanzó su máximo apogeo bajo el reinado del sultán Suleiman el Magnífico, expandiéndose hacia el sureste de Europa (llegando a las puertas de Viena) y hasta el Golfo Pérsico y el norte de África, convirtiendo a Constantinopla en un centro cultural, político y económico de la mayor importancia en aquella época.

En la segunda mitad del siglo XVII comenzó la Gran Guerra Turca, entre el Imperio Otomano, asociado a sus aliados, que eran los tártaros de Crimea, los cosacos de Zaporozhia, y otros menores (Moldavia, Valaquia y Transilvania), que luchó contra la alianza del Sacro Imperio Romano Germánico (los Habsburgo de Austria), la Republica de dos Naciones (Polonia y Lituania), la República de Venecia, y el Imperio Ruso (que incluía a Ucrania). Guerra que perdió hacia 1699, firmando el Tratado de Karlowitz (Serbia), donde se oficializó la expulsión definitiva de los turcos de Hungría. Posteriormente la península de Crimea pasó a ser parte del Imperio Ruso (1783), así como también la ciudad de Azov, situada en la desembocadura del río Don sobre el mar de Azov. Comenzaba el debilitamiento del Imperio Otomano, que siguió durante otro siglo más por presión de Rusia, que buscaba continuamente su salida oceánica por el Bósforo y los Dardanelos. Luego tuvo que ceder parte de sus territorios en Europa: Grecia, Serbia, Rumania y Bulgaria. Como se observa, los Imperios Ruso y Otomano tuvieron conflictos bastante permanentes.

Luego de ser derrotada por las fuerzas aliadas durante la Primera Guerra Mundial, los otomanos tuvieron que desmantelar su Imperio. Gran Bretaña se quedó con Palestina, Jordania e Irak. Francia ocupó Siria y Líbano. El resto de su territorio fue ocupado y sus FFAA desarmadas. Aparece entonces un líder militar nacionalista, Mustafá Kemal (Atatürk), liderando la resistencia contra la ocupación extranjera, como dirigente del Movimiento Nacional Turco, encabezando la Guerra de la Independencia, que tuvo gran participación popular, donde lucharon contra los griegos, apoyados éstos por Inglaterra y Francia. La activa participación militar del pueblo turco en dicha guerra, muy motivado por sus profundos sentimientos patrióticos, fue tomado por Mustafá Kemal como la clave para desarrollar y expandir los elementos culturales de la conciencia nacional, lo cual fue el fundamental para la recreación de la nación turca. Kemal sostuvo un principio básico que halló eco en su pueblo: la unión nacional es la única posibilidad para vencer las fuerzas ocupantes.

Luego de vencer, Kemal logra proclamar la República de Turquía en 1923; la capital se traslada de Estambul a Ankara, en el interior de la parte asiática. Se comienzan a realizar importantes reformas políticas, sociales y culturales para modernizar el país, estableciendo una nación secular, que produce profundos cambios en la estructura política y territorial. Se cierran las escuelas teológicas (madrazas); la sharía (ley islámica) es reemplazada por un Código Civil basado en el suizo; se adopta el Código Penal italiano y el Código de Comercio alemán. En 1934 las mujeres lograron el derecho al voto, así como ser elegidas como miembro del Parlamento. Se prohibió el uso del velo por las mujeres y se instó a todo el mundo a adoptar vestidos occidentales. En 1928 se reemplazó la grafía árabe por el alfabeto latino, más fácil de aprender y de imprimir en revistas y periódicos.

Cambios tan profundos, pero sostenidos en el tiempo, no han sido frecuentes en otras latitudes. La democracia inaugurada por Kemal no ha sido realmente perfecta, pero le dieron a Turquía estabilidad y prosperidad. Luego de sus 15 años de gobierno, le sucedieron una serie de gobiernos civiles intercalados con gobiernos militares, aunque todos siguieron los lineamientos generales surgidos del kemalismo. Sin embargo, por las milenarias raíces que tienen aquellos pueblos, la identidad nacional turca quedó oscilando entre un europeísmo no demasiado europeo y un islamismo no demasiado religioso. Sus FFAA siguieron el legado nacionalista kemalista y adoptaron la postura de ser guardianas de la independencia, la soberanía y el laicismo.

Como país situado en un enclave geográfico estratégico, Turquía continuó manteniendo un papel internacional destacado durante todo el siglo XX, pese a las turbulencias internas y externas. Si bien se mantuvo oficialmente neutral durante la Segunda Guerra Mundial, en parte porque su potencial militar era muy pobre, siempre mantuvo buenas relaciones históricas con Alemania. Pasada la Segunda Guerra Mundial, se incorpora a la OTAN en 1952, manteniendo estrechas relaciones con EEUU, la potencia talasocrática (marítima), quien le otorga un status especial, en función de ser uno de los “stopers” del cerco estratégico sobre la URSS, la potencia (continental) telurocrática, que siempre buscaba su “salida marítima”. Después de la Primavera Árabe (2010), la geopolítica turca experimentó algunos cambios importantes. Después de haber practicado una política de neutralidad, de no intervencionismo y de amistosas relaciones con sus vecinos (Irak y Siria), comenzó a asumir un papel más activo, aunque más liberal, pero tratando de introducirse en las políticas internas de otros países. Por ese motivo comenzó a tener ciertos conflictos con Rusia, por su apoyo a grupos rebeldes que luchaban contra el gobierno sirio, respaldado por Rusia, aunque simultáneamente ha habido colaboración económica y energética entre ambos países.

Pese a su pertenencia en la OTAN, Turquía también ha tenido conflictos con EEUU, en especial por el apoyo brindado por EEUU a las fuerzas kurdas en territorio sirio, denominadas Unidades de Protección Popular (YPG), que son consideradas por Turquía como una extensión del grupo separatista kurdo PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), al cual Turquía considera una organización terrorista. Es tan importante el conflicto kurdo para Turquía que ha bloqueado la entrada de Suecia a la OTAN, debido a que una parte importante de la política interna sueca está apoyada e influenciada fuertemente por los inmigrantes y residentes de origen kurdo.

Siria es actualmente un espacio de conflicto militar entre Rusia, EEUU y Turquía. Rusia respalda al presidente sirio Bashar-al-Assad, para seguir manteniendo una importante base naval militar en el puerto de Tartous en el Mediterráneo. Mientras tanto, Turquía apoya a grupos opositores al presidente sirio; inclusive hubo enfrentamientos militares entre ellos en la región de Idlib.

El equipamiento militar de Turquía es de origen propio, también de EEUU (aviones de combate F-16), pero simultáneamente ha adquirido sistemas de defensa antiaérea S-400 de Rusia, que son considerados riesgosos para la seguridad de la OTAN. Debido a ello, Turquía fue sancionada y excluida de la provisión de los modernos aviones de combate F-35 (EEUU).

El presidente Recep Tayyip Erdogan es un líder carismático que llegó al poder en el año 2014, luego de haber sido primer ministro y alcalde de Estambul. En el ballotage sacó el 52%. Su oposición, más liberal y de un nacionalismo suave, no le va a la saga de los votos. Su nuevo gabinete incorpora a un ortodoxo en lo económico (Mehmet Simsek) necesario para sanear la economía; al ex Jefe de los servicios secretos como Ministro de Relaciones Exteriores (Hakan Fidan), hombre más orientado hacia Rusia y Asia, que a Europa; el Gral. Yasar Güler, actual jefe del Estado Mayor de las FFAA turcas, será el nuevo ministro de Defensa.

La principal base de apoyo de Erdogan son los conservadores religiosos islámicos, por su pertenencia al Partido Justicia y Desarrollo (AKP), que tiene raíces en el islam político, que promueve políticas y programas que reflejan sus valores y creencias. También está apoyado por los sectores rurales y urbanos más pobres, ya que promovió programas de bienestar social, en particular para los de más bajos recursos. También recibió el apoyo de empresarios del sector de la construcción, que ha crecido enormemente, inclusive con inversiones extranjeras; la economía creció sin duda, pese a la alta inflación. Pero el hecho geopolítico más trascendente es el apoyo de los grupos nacionalistas, factor que ha crecido en la última década. La defensa de la soberanía y de la identidad nacional, más el posicionamiento de Turquía como una potencia que debe ser escuchada globalmente le ha traído gran beneficio personal a Erdogan. Una de sus principales actuaciones fue la “Iniciativa de Granos del Mar Negro”, acordada por Rusia y Ucrania en julio de 2022, con el apoyo de Turquía y las Naciones Unidas, para regularizar la exportación de granos ucranianos y fertilizantes rusos por un corredor seguro desde el Mar Negro hacia el Mediterráneo. Es un acuerdo importante para la seguridad alimentaria de los países africanos, porque entre Ucrania y Rusia producen en conjunto un tercio del trigo mundial y sus exportaciones son claves también en productos como el maíz y aceite de girasol. Con ello se evitó que se profundizara la crisis alimentaria mundial. También contribuyó a la paz y la estabilidad regional.

Türkiye, como se la debe llamar ahora, tiene 85 millones de habitantes, es decir está densamente poblada. Es la 19ª economía del mundo por volumen del PBI, tiene alta inflación y alta tasa de desempleo. Su PBI per cápita es de 10.600 USD, situado en el puesto 67, con salarios muy bajos con relación al promedio europeo. Su deuda pública es del 30% de su PBI. País con alta importancia geopolítica, bien practicada.

Argentina: Población 47 M, poca densidad población; 34ª economía por volumen del PBI; tienen muy alta inflación y alta tasa de desempleo; PBI per cápita: 10.600 USD (puesto 72), con salarios muy bajos en USD; deuda pública: 80% del PBI. Geopolíticamente importante, pero mal o nulamente practicada.

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