La inflación, los vencimientos de deuda, el FMI y los problemas en el comercio internacional que amenazan con frenar definitivamente la economía se empiezan a entremezclar con una dirigencia política que no parece estar a la altura de las circunstancias, sumando como telón de fondo una sociedad donde algo menos de la mitad de las personas están por debajo de la línea de pobreza y hay 4 millones de argentinos que no logran llevar un plato de comida a sus mesas todos los días.
En materia económica los desafíos parecen ser más grandes de los que el gobierno parece poder soportar. La relación con el FMI parece languidecer a pesar de nuestra clara dependencia: solo en junio vencen cerca de 2.800 millones de dólares con el organismo y unos 11.200 millones lo hacen durante lo que resta del 2023. Para poder cumplir necesitamos indefectiblemente que el propio FMI nos gire el dinero correspondiente antes de cada vencimiento -para no desencadenar una crisis de proporciones impensadas-. Si bien buena parte del gobierno acusa al endeudamiento con el Fondo Monetario como la madre de todos nuestros males, lo cierto es que la Argentina prácticamente no ha desembolsado dólares para pagar los vencimientos, más que aquellos que nos fueron girados por el propio organismo. Se descarta que el organismo hará los giros correspondientes aunque parece endurecido su postura y el mercado parece muy de a poco estar tomando nota.
La inflación es otro de los grandes protagonistas. Con un 40% de inflación acumulada (en los próximos días el INDEC dará a conocer el número final para mayo), los salarios reales en caída libre y la emisión monetaria que no se detiene, las expectativas inflacionarias resultan más que preocupantes. El objetivo del 60% de inflación que se autoimpuso el equipo económico y que fue refrendado por el Congreso de la Nación con la aprobación de la Ley de Presupuesto 2023 parece una vez más de difícil cumplimiento. Lo más preocupante del nivel de pobreza que hoy tiene la Argentina es sin dudas el incremento de precios en alimentos, el que hace tiempo se ubica por encima del índice general afectando más a aquellos que menos recursos tienen. En materia de precios todo parece indicar que las tres cifras de inflación han llegado para quedarse por algún tiempo entre nosotros.
La relación con el FMI parece languidecer a pesar de nuestra clara dependencia: solo en junio vencen cerca de 2.800 millones de dólares con el organismo y unos 11.200 millones lo hacen durante lo que resta del 2023
Las reservas del BCRA parecen estar en su peor momento. No hay reservas líquidas y aquellos que generan dólares parecen no estar dispuestos a seguirlo haciendo. El campo ya mira al 10 de diciembre y muchos exportadores (que no tengan necesidades imperiosas para su operatoria diaria) no liquidarán sus dólares con un tipo de cambio que paga la mitad de lo que el dólar vale en el mercado, para luego ser nuevamente esquilmados con las retenciones impositivas. Esto provoca que las divisas que necesitan los importadores sean difíciles de conseguir: 8 de cada 10 dólares que se utilizan para afrontar importaciones están destinados a la compra de insumos y materias primas para que la industria local pueda funcionar, dato que explica porque la economía se encuentra dando lentos pero firmes pasos hacia el estancamiento.
En cuanto a los vencimientos de deuda el gobierno acaba de alcanzar hace algunas horas un canje por el 78% de la deuda en pesos que operaba entre junio y septiembre, el que logró reducir en 7,4 billones de pesos los vencimientos dejando entonces los compromisos para todo el resto año en torno a los 4,2 billones de pesos. Toda esta operatoria no representa nada que no hubiese estado en los cálculos de todos, a sabiendas que buena parte de la deuda en cuestión se encontraba en manos del propio Estado. Sin embargo toda la deuda que se logró refinanciar será uno de los grandes problemas que heredará el próximo gobierno.
Todavía falta el examen más difícil: el resultado electoral. Con un calendario que empieza a operar este mes -con el cierre de las listas de candidatos y las alianzas electorales-, las propuestas y el rendimiento de los candidatos serán vitales para un país que comenzará a transitar un semestre donde todo puede pasar.
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