Reconociendo públicamente el problema dual que atravesamos (dólar e inflación), el gobierno tomó una serie de medidas en varios frentes al mismo tiempo para intentar moderar al menos un poco el alza de precios esperada para lo que resta del 2023. Lo negativo es la confirmación de que la emisión monetaria no se va a frenar. Lo positivo fue anunciar las medidas antes de que abran los mercados.
Las medidas
Analizando el paquete de anuncios, podemos resumirlo en 4 principales: 1) Suba de la tasa de interés del 91% al 97% anual – conlleva a una TEA del 152%); 2) Incremento de la intervención en el mercado de bonos duales; 3) Favorecer el consumo con el programa Ahora 12; 4) Favorecer la importación directa de insumos y alimentos por parte del Mercado Central. Las primeras dos presentadas en este análisis son “de manual” y no tiene otra opción el gobierno que tomarlas. Las dos segundas medidas, si son llamativas y vamos a analizarlas en profundidad.
Favorecer el programa Ahora 12, reduciendo el costo financiero para el consumidor es un arma de “doble filo”. Con las dos primeras medidas, el gobierno confirma que no va a parar con la emisión monetaria, y reconoce que probablemente la inflación no pareciera tener techo (así lo confirman los informes del REM del BCRA). Los ahorristas argentinos “huyen de los pesos” y se refugian en bienes de consumo porque esperan que sigan subiendo por la inflación. La medida tiende a no enfriar demasiado la economía, pero puede generar mayor escalada de precios por mayor consumo con impacto directo en el índice IPC.
El poder de compra otorgado ahora sobre el “Mercado Central” permitiéndole importar directamente con aranceles del 0%, es una medida de fondo para atacar el costo de la materia prima de cualquier producto alimenticio, rubro que viene creciendo sin freno y que traccionó fuerte a una inflación cuatrimestral del 32%. Con esta medida se pretende frenar cualquier tipo de competencia desleal en los precios y controlar que no haya monopolios, generando así mayor oferta de bienes y por ende una esperada baja de precios de venta al público.
Resultados esperados
El gobierno tiene que seguir agotando recursos para robustecer reservas como sea ante la situación de la sequía donde el país perdió al menos USD 18.000 millones de ingresos. Más desembolsos con el FMI, seguir incentivando dólar soja y acuerdos de swap con China, es todo lo que está haciendo el gobierno. Pero se olvida de un detalle, el “dólar carne”. Favoreciendo a los frigoríficos exportadores con una baja de retenciones y la posibilidad de liquidar las exportaciones de cortes vacunos a un precio mayor favorecería que los precios para mercado interno se frenen, con un impacto positivo en la inflación.
Seguir subiendo la tasa de interés es seguir favoreciendo la especulación financiera. A este ritmo se llegaría a finales del 2023 con tasas de plazo fijo nominales en torno al 120% anual, un verdadero problema de emisión monetaria para financiar ese mayor rendimiento financiero para el inversor.
Hasta las elecciones solo queda hacer “jugadas de ajedrez” como en reiteradas oportunidades hizo el ministro de economía, pero esta vez mover otras piezas y no siempre las mismas. Armar otras jugadas más agresivas para frenar la inflación. Voy a mencionar tres alternativas:
Máxima intervención del dólar: No es la solución de largo plazo, pero poniéndole un techo al dólar MEP y dólar CCL, usando todos los recursos disponibles, frenas expectativas devaluatorias y por ende menor traslado a precios. Entre los recursos disponibles que quedan hoy, están los dólares en manos de entes públicos y reducir tenencias de los bancos privados al mínimo necesario. La brecha entre el dólar financiero y dólar paralelo debería volver a registrar picos máximos, para que el mercado mismo se encargue de “arbitrar” y hacer bajar al dólar paralelo. Aflojar con el “crawling peg” (devaluación del dólar oficial) a pesar de ser una medida contraria a lo que pide el FMI, es necesario hoy para bajar expectativas y al menos dejar la devaluación post elecciones.
Política dual de tasas de interés: Si la política del banco central es seguir subiendo la tasa de los depósitos mes a mes, una jugada fuerte aunque vaya en contra de lo que pide el FMI es subsidiar la tasa de interés de los préstamos a empresas. Si las pymes comienzan a endeudarse a tasas realmente subsidiadas como el Ahora 12, eso favorecería que se pueda sostener el nivel de empleo, mayor producción de bienes y servicios lo cual conllevaría a equilibrar la economía y contener la inflación. Así como el costo del programa Ahora 12 lo absorbe el sistema financiero, el costo de subsidiar préstamos a empresas debería absorberlo el banco central vía menor recaudación de pesos.
Reducción de partidas presupuestarias del gasto público: Hay que ser más agresivos con la quita de subsidios y eliminación de planes sociales, dado que hasta ahora en este punto se aplicó mucho gradualismo. Bajar fuerte los recursos destinados a obra pública llamando a licitaciones privadas y un fuerte régimen de reducción de las compensaciones del sector público.
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