Axel

Complicado conocer bien la Provincia de Buenos Aires, las ciudades interiores, las carreteras azarosas, lo caminos de tierra o de barro, los hospitales en ruinas- los médicos, sobre todo pediatras que huyen hacia otra cosa-, y al principio no te reconocieron

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. (Crédito: Gobierno PBA)

Si se toma distancia, si se mirase el escenario con un Rover de observación como el que registra todo en Marte, pero al revés- distancia y realismo, sin dramatizar a toda hora- cualquiera puede notar que en el Gran Guignol argentino pueden encontrarse actores de lo más extravagantes y difíciles de comprender. Creo, Axel, de onda te lo digo, que sos uno de los principales animadores. Tu personalidad rompe toda previsibilidad. Eso te hace histórico, Axel querido, nada menos.

Disculparás el tuteo, pero no cabe otra relación. Si se trata de Axel, uno tutea con naturalidad. Lo contrario de los periodistas que dialogan a los panzazos y de vos a presidentes y ex presidentes, pensadores, empresarios, sindicalistas, lo que caiga, al voleo, lo que produce un efecto muy desagradable . Y bastante vergüenza, encima. Pero con Axel, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires- lo que es mucho y decisivo- llama al tutea.

Debe ser por tu informalidad, los suéters de cuello redondo, el aire de colegio o de centro de estudiantes- que lo fue durante algunos años de los seis en el colegio secundario, donde coincidimos en el mismo sitio y siglo-, puede que sonreís a menudo, yo qué sé-

Hay algo que debe integrarse en este vuelo rasante de la alabanza dedicada: la incómoda posición en que te veo con la pesada del peronismo, el que fuera, como si la afiliación presurosa y cercana no alcanzara para la inevitable situación de vaca de otro rodeo. Te debe pesar bastante, Axel querido, pequeño Larousse ilustrado de la economía keynesiana y en consecuencia frontal adversario de los liberales o neo, que es lo mismo a los que vemos en plan victorioso y agrandado. ¿No, Axel?

Te puede interesar: Mamarrachito mío

El gobernador confirmó que Verónica Magario será su candidata a vicegobernadora en las PASO (Foto: Raúl Ferrari/Télam)

Ásperos cimarrones montoneros jubilados pero en el fondo de sus corazones en acción, gremialistas que conocen este lugar como el patio de su casa y son hábiles tanto en la dictadura brutal como en las dictablandas precedentes porque saben sobrevivir y enriquecerse a manos llenas de tanto autopercibirse luchadores por los trabajadores que proclaman defender.

Y vos ahí, chiquito – la palabra es marca registrada de Cristina, poder y manejo, eso no se discute – cuando fuiste llamado a amansar el potro de la economía o lo sea de esta cosa de resultados empobrecedores y entristecimiento.

Con valentía asumiste el desafío, vos, Axel querido, que creciste en una casa de psicólogos, que te graduaste con honores en Económicas, que escribiste unos cinco libros, que estudiaste y enseñaste a Marx supongo que leído por entero, que el filósofo es arduo de lectura y, con su letrita enmarañada, sobre el final, empezó a darse cuenta de que no era solo burguesía y clase obrera: nacían otras “clases”, matices, zonas. Pero agarraste, corajudo, admirable.

Complicado conocer bien la Provincia de Buenos Aires, las ciudades interiores, las carreteras azarosas, lo caminos de tierra o de barro, los hospitales en ruinas- los médicos, sobre todo pediatras que huyen hacia otra cosa-, y al principio no te reconocieron, la gente tiene cada cosa, Axel. Valiente, cerraste la escuelas un año por la pandemia- determinación que no se tomó en ningún lugar del mundo- con un proceso de deserción posterior irreversible. ¿No han entendido que se trataba de proteger, de cuidar? Es muy amargo el desagradecimiento, Axel.

El funcionario público aseguró estar dispuesto a dialogar con la mujer que interrumpió su acto

Aunque, pensalo como amigo, lo que te hizo el personaje más exquisito del Gran Guignol argentino, es que te ponen el mate para las fotos- creo que no habías tomado mate antes-, como te frotás con los intendentes hirsutos, millonarios, como te ponés para una toma de celular y la imagen lograda: “No se rían. Pongan cara de pandemia”. ¿Te acordás, Axel? Estuviste genial. Te admiro, tengo que decirlo.

Admiro la habilidad con que te desplazaron en los hechos políticos duros y te quedaste un poco a la retaguardia con su muchachada de la facultad transformados en ministros: “Dejá, pibe. Descansá un poco.” Te diste cuenta de que, como en el ajedrez, a veces hay que dejarse comer una pieza. Eso se llama inteligencia. Creo.

Cómo los desconcertás cuando con tus pergaminos y lauros hablás en público. Tanto al leer como si tenés algo escrito te divertís muchísimo. Tenés una habilidad incomparable para quedarse en cierta amnesia en medio del discurso, una cintura para corregir varias veces lo que antes había dicho, el chiste – cómo los hacer entrar, Axel- de perder el hilo de lo que decías, el modo tan británico de balbucir por un instante para entonces soltar algo por lo general incomprensible. Son bromas tuyas, Axel, quien no las pesque se las pierde.

El gobernador adelantó que volverá a recorrer la provincia, como lo hizo en 2019

Sos vos, Axel, el auténtico, el ganador por el voto hacia la gobernación de la provincia casi país donde puede encontrar tanto una producción agropecuaria e industrial ejemplar como la degradación, locura y violencia del gran Buenos Aires, el Conurbano, con sus zanjas y cloacas a cielo abierto, sin agua, donde se vive en basurales- viven, Axel, se hacen unas casitas y esperan el volcador para ver qué comer ese día- , donde no sé si te das una vuelta a las dos de la mañana por José C. Paz o Varela de tanto en tanto.

Debe honrar tu dedicación a aplaudir con las palmas rectas todo lo que se diga o pronuncie Cristina. Está muy bien: es esencial la verticalidad, no se si te avisaron que en el peronismo es principal y dogma (ver “Conocer a Perón " de Juan Manuel Abal Medina por muchas razones), pero da lo mismo. Vos cumplís, como el público ovaciona a un torero valeroso con Olé. Nada más. Perfecto...

Vos seguí. Con su mate y los grandes asados de intendentes.

Vamos, Axel. No aflojés.

Seguir leyendo: