“Es por acá”, pensó. Y así nomás fue.
Alicia López es productora caprina y una de las fundadoras de la Asociación Civil de Pequeños Productores del Noroeste Copo, en Santiago del Estero (A.C.P.Pro.No.C). Es inquieta, tiene muchas ideas y está convencida de que es posible hacer cosas para solucionar problemas y vivir mejor.
Con esta motivación nació A.C.P.Pro.No.C en 2015: empezaron queriendo terminar con el abigeato (robo de ganado) pero enseguida surgieron otras cuestiones en los hogares que visitaban, como la violencia que sufrían, en silencio, muchas mujeres. “Los maridos les pegaban, pero ellas lo tenían naturalizado diciendo cosas como que ´él es así, tiene carácter fuerte´”, cuenta Alicia, “y lo peor es que no solo los varones no querían hablar del tema sino que las mujeres tampoco porque si decían algo después la cosa se ponía peor”.
De pronto había que enfrentar una situación delicada, pero la llama ya estaba encendida y como en A.C.P.Pro.No.C hubo mujeres desde su inicio, no pensaban dejar esta cuestión de lado. “Tratar temas de género es muy difícil en la zona porque aún hoy muchos hombres piensan que la mujer debe estar en la casa, solamente ocupándose de los hijos y de las tareas domésticas”, describe. “Al principio de nuestra organización pasaba que era el varón el que quería participar de las reuniones y cuando le pedíamos que viniera su esposa nos decía: ´ella está ocupada, no puede´, pero nosotras queríamos escuchar la voz de las mujeres, así que seguimos insistiendo”.
Ahora bien, ¿cómo se hace para transitar caminos tan pantanosos como la violencia en la intimidad y en un ambiente rural donde el aislamiento hace todo más difícil y lograr que la mujer se anime a hacerse oír? “Despacio, empezando a hablar con las mujeres personalmente y sin mencionar la palabra ´género´ de forma directa para no asustar ni inquietar a nadie”, dice Alicia.
Otra de las formas que encontró fue generar espacios “neutrales” que resultaran de interés para las mujeres y que a los maridos no les molestara, y fue así que armaron una huerta comunitaria en el predio de una escuela de la zona, que logró gran convocatoria. “Esa fue una gran oportunidad para empezar a ´hablar de género sin hablar´, así que la cosa era por ahí”, resume Alicia, “porque, ¿quién se encarga de las huertas en la casa? ¿Y de la comida? ¿Y quién se encarga de las cabras? ¡La mujer! Entonces rápidamente armamos una capacitación en sanidad animal y de nuevo las mujeres concurrieron… y ya éramos 10 haciendo fuerza juntas”.
Producir en el monte
En este contexto de avances, de mejorar la calidad de vida y de generar ingresos propios es que 14 mujeres de A.C.P.Pro.No.C se postularon a una convocatoria realizada por el Programa Productoras de Bosques Nativos que se enmarca en el proyecto Pagos por Resultados REDD+ de Argentina para el período 2014-2016, que busca lograr un manejo sostenible de bosques nativos, aumentar las reservas forestales de carbono y reducir las emisiones derivadas de la deforestación. El Proyecto, que durará 6 años, es liderado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación y cuenta con el acompañamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el financiamiento del Fondo Verde para el Clima.
“Nos presentamos a esta convocatoria porque si ganábamos nos daría la posibilidad de mejorar lo que nosotras ya sabemos hacer -como la cría de cabras y producir cuidando el monte- pero en áreas que tenemos que fortalecer, como la comercialización y los planes sanitarios de los animales”, explica.
En este sentido, haber sido uno de los 20 grupos seleccionados por el Programa de Productoras de Bosques Nativos les dará, a través de apoyo técnico y de financiamiento, un impulso para lograr lo que se proponen ya que el objetivo del programa es contribuir a la reducción de las brechas de género en comunidades que habitan los bosques, mejorar la sostenibilidad ambiental y reconocer el rol de las mujeres en la vida comunitaria y en la gestión forestal sostenible.
“A.C.P.Pro.No.C trabaja en una zona muy amplia, son 19 parajes en el límite con Salta y Chaco y muchas mujeres vivimos alejadas entre nosotras, así que tenemos que organizarnos para que todas nos veamos beneficiadas porque si bien la mayoría somos productoras de cabras algunas hacen panificados (con harina de trigo y de frutos del monte como algarroba) o lácteos y tienen otras necesidades”, detalla Alicia. “Para nosotras haber quedado seleccionadas es un empujón para seguir con lo que estábamos haciendo y también para avanzar en nuestro proyecto de briquetas de monte”.
Las briquetas son un producto creado y elaborado por las socias de A.C.P.Pro.No.C que consiste en cilindros (hechos a mano, haciendo fuerza y con un tubo de PVC en desuso) de materia orgánica compactada como ramas secas del monte y cartones, que sirve para prender fuego con facilidad y que deja muy poca ceniza. “Estamos muy entusiasmadas con esta idea y felices por haber sido seleccionadas porque para que esta iniciativa crezca, poder producir más y mejor y que todas nos beneficiemos necesitamos sistematizar la producción”, resume Alicia, que lleva el modelo de briqueta a todos lados para mostrarlo con orgullo.
Sin duda estos logros son el resultado de todo lo que este grupo de mujeres ha venido haciendo desde que se creó la asociación. Un ejemplo –de tantos- es que luego de mucho trabajo “en silencio”, finalmente en 2020 pudieron realizar el primer taller de género en el Paraje Consuelo. Fue al aire libre porque era época de pandemia, pero así y todo se juntaron 10 mujeres y 4 varones que habían ido a llevar a sus esposas.
“Los hombres estaban callados, pero estaban”, se entusiasma Alicia. “Ese taller fue muy lindo y a partir de entonces muchas mujeres se han animado a contar lo que les pasa. Hemos invitado también a los compañeros porque género no es estar en contra de los varones sino trabajar juntos y ha sido muy enriquecedor, han salido cosas impensadas en el monte profundo. Pero por sobre todo hemos logrado que las mujeres se animen a hablar, aun habiendo varones, porque antes pasaba que cuando éramos mujeres todas hablaban, pero cuando había hombres muchas callaban. Y eso está cambiando”.
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