En los últimos días, el diputado y candidato a presidente, Javier Milei, ha señalado al “establishment político y económico” por intentar frenar el avance de su espacio en las redes sociales, específicamente refiriéndose a la sanción impuesta por Twitter a su cuenta personal.
¿En qué consisten este tipo de sanciones? Aunque solo se encuentre documentado en un blog de la empresa de Twitter, existen dos tipos de sanciones conocidas: Ghost Ban y Shadow Ban. Ambas tienen las mismas consecuencias, siendo que el término “Ghost Ban” se refiere a una notificación por parte de Twitter a la cuenta sancionada, mientras que en un “Shadow Ban” no se emite ninguna advertencia, y el afectado tarda en darse cuenta de la sanción.
¿Cuáles son las consecuencias de ser sancionado? Básicamente, estas sanciones buscan “no amplificar” e invisibilizar la cuenta en la medida de lo posible. Para lograrlo, cuando se utiliza el buscador de Twitter, la cuenta de @jmilei no es sugerida y solo se puede acceder a ella si se conoce su existencia. Aunque el contenido de la cuenta permanece intacto y se puede seguir tuiteando sin problemas, no se beneficiará de la amplificación que podría obtener al no ser ofrecida como sugerencia al resto de la comunidad.
¿Son estas sanciones impulsadas por terceros? Aunque Milei tenga sus sospechas, este tipo de sanciones son aplicadas automáticamente por la plataforma, sin que medien denuncias de otros usuarios de Twitter.
¿Qué fue lo que llevó a Twitter a sancionarlo? La cuenta fue creada en 2015, lo que significa que tiene apenas 8 años de antigüedad, y ha enviado un total de 194.000 tuits, entre los escritos por la cuenta y los retuits. Sin embargo, hay algo que llama la atención cuando se visita la cuenta: una cantidad excesiva de retuits. De hecho, para alcanzar esa cifra de tuits, Milei tuvo que haber tuiteado aproximadamente 24.250 veces al año (si consideramos una distribución lineal), con un promedio de 66 publicaciones diarias. Desde 2018, Twitter busca evitar que la conversación pública se vea afectada y que los usuarios tengan una buena experiencia de lectura. Para cualquier red social, una cuenta que emite más de 66 tuits al día resultaría difícil de sugerir, ya que se asemejaría más a “spam” que a una conversación. Por esta razón, Twitter penaliza este tipo de excesos, para evitar que los timelines se conviertan en una avalancha de publicaciones en la que prevalezca quien más tuitea. En este caso, parece que la mala praxis del community manager ha sido la causa de esta sanción en la estrategia digital de Milei.
Si comparamos otras cuentas, como la de Elisa Carrió con 13.000 tuits en 10 años de existencia en la red, o el caso de CFK con 16.000 en 20 años, e incluso el caso de Aníbal Fernández, con 32.000 publicaciones a lo largo de 13 años, en comparación con los 194.000 tuits en 8 años de Milei, se puede observar claramente el problema.
Seguir leyendo: