El odiado Impuesto a las Ganancias y su relación con el resto del mundo

Similitudes y diferencias entre países de las alícuotas y deducciones especiales

El Impuesto a las Ganancias es una herramienta fiscal que se aplica en diferentes países, y su situación varía de un lugar a otro

El Impuesto a las Ganancias es una herramienta fiscal que se aplica en diferentes países, y su situación varía de un lugar a otro. En Argentina, se aplica a ciertas personas humanas (mientras que para las personas jurídicas es generalizado) que superan un cierto nivel de ingresos anuales, y tiene alícuotas diferenciadas.

No obstante año tras año -vence entre el 12 y el 14 de junio- genera disconformidades entre los contribuyentes debido a que afecta a algunos trabajadores y jubilados; a la par que no vuelve a la sociedad de una forma coherente a través de servicios del Estado.

Es muy frecuente escuchar la frase “el salario no es ganancia”, donde los críticos argumentan que la legislación argentina confunde el concepto de renta. En cambio, en los países desarrollados “se impone sobre los ingresos personales”; donde mediante un juego de palabras lo definen como el tributo que lo pagan de manera proporcional aquellos que tienen más generación de riqueza (sin importar el origen: salario, trabajo autónomo, renta de empresa, alquileres, jubilaciones, etc.).

Es muy frecuente escuchar la frase “el salario no es ganancia”, donde los críticos argumentan que la legislación argentina confunde el concepto de renta

Entonces si este impuesto se aplicara como en muchos países, cabría preguntarse cuáles son las similitudes y diferencias en cómo se aplica y qué alícuotas se utilizan.

Similitudes internacionales: La más evidente es que se aplica a nivel nacional en la mayoría de los casos. Esto significa que cada país tiene su sistema tributario y las tasas que se usan pueden variar considerablemente. Además, en su mayoría se usa un sistema de tarifas progresivas, lo que significa que la tasa impositiva aumenta a medida que aumenta el nivel de ingresos. Por ejemplo, en Argentina, grava a todas las personas humanas y jurídicas que generan ganancias. Lo mismo sucede en Estados Unidos, donde se aplica a nivel federal, pero con la particularidad de que cada Estado también podrá aplicar su impuesto.

Otra semejanza es que los contribuyentes pueden deducir ciertos gastos de sus ingresos antes de calcular el monto a pagar. Por ejemplo, en Australia, pueden restar gastos relacionados con el trabajo, como los de oficina en casa y viáticos. Lo mismo sucede en Canadá, donde se pueden descontar gastos médicos y de cuidado infantil.

Diferencias: Algunos países cargan las ganancias obtenidas dentro del país. Por ejemplo, en Singapur, las rentas obtenidas en el extranjero no están sujetas al gravamen.

En Singapur, las rentas obtenidas en el extranjero no están sujetas al gravamen (Reuters)

Un aspecto que llama la atención es, por ejemplo, que en Singapur las deducciones fiscales son limitadas y las únicas permitidas son las contribuciones al plan de pensiones y las donaciones a organizaciones benéficas registradas.

Otro contraste muy significativo es la tasa impositiva aplicada. En algunos países, es relativamente baja, mientras que en otros es muy alta, dependiendo de los niveles de ingresos. Por ejemplo, en los Estados Unidos, la máxima es del 37%, y Suecia es del 52 por ciento.

Asimismo, hay jurisdicciones que tienen una tasa única para todos los ingresos, conocido también como sistema de tarifa plana para el Impuesto a las Ganancias, independientemente del nivel de ingresos. Un ejemplo de este modelo es Rusia, y la alícuota es del 13 por ciento.

Los que menos pagan

Emiratos Árabes Unidos: No hay Impuesto a las Ganancias para individuos y corporaciones en la mayoría de las jurisdicciones. Sin embargo, hay ciertos impuestos indirectos, como IVA que fue incorporado en 2018 y tasas que se aplican en algunas circunstancias.

Hong Kong: La tasa para las personas físicas es progresiva, es decir que aumenta a medida que sube la escala de ingresos. Actualmente, las tasas impositivas van desde 2% a 17%, entre la más altas se destaca el 15% para las actividades comerciales o profesionales. Posee también muchas exenciones y deducciones disponibles, como por contribuciones de caridad y gastos médicos, entre otras. Además, los ingresos obtenidos fuera del país no están alcanzados.

Singapur: La tasa máxima es del 22%, pero las empresas pueden ser elegibles para un esquema de exención si cumplen ciertos requisitos.

Los que más pagan

Suecia: El IRPF se paga tanto al gobierno municipal como al gobierno central. El tramo municipal grava las rentas del trabajo con un tipo único medio del 32%. Este tipo se aplica independientemente de los ingresos que se tengan. En el caso del gobierno central se encuentran dos tramos: 1) Hasta 598.500 coronas (59.850 euros) están exentos, y 2) sobre el excedente tributa 20%. Si se agregan tanto el tramo municipal como central, se llega a 32% en el primer segmento; y 52% en el resto.

Dinamarca: La tasa máxima es 55,8%, se aplica a los ingresos anuales superiores a 660.600 coronas danesas.

Bélgica: Los impuestos federales son iguales y se pagan al gobierno central. Siguen una estructura progresiva con 4 tramos: Hasta €15.200 es 25%; de €15.200 a €26.830 sube a 40%; €26.830 a €46.440 se eleva a 45% y para montos mayores asciende a 50%. A esto le suman los impuestos locales, que vienen determinados por el municipio de residencia. Este porcentaje se sitúa entre 0% y 9%, aunque la media nacional es del 7 por ciento.

Austria: La tasa máxima es del 50%. Se aplica a los ingresos anuales superiores a 1 millón de euros.

Países Bajos (Ex Holanda): Los tipos impositivos aplicables a las rentas del trabajo son: hasta €37.149 de 19,03%; de €37.149 a €73.031 sube a 36,93% y para montos mayores rige 49,5 por ciento.

Argentina: La tasa es del 35%, se aplica a los ingresos anuales superiores a $6.600.000, aunque no es el que más aumenta la recaudación efectiva.

Estados Unidos: La Federal Income Tax o impuesto sobre la renta federal está compuesto por 7 tramos: hasta USD 11.000 es 10%; de USD 11.001 a USD 44.725 sube a 12%; de USD 44.726 a USD 95.375 se eleva a 22%; para la escala de USD $95.376 a USD 182.100 al año avanza a 24%; de USD 182.101 a USD 231.250 es 32%; de USD 231.251 a USD 523.600 asciende a 35%, y para montos mayores tributa 37 por ciento.

Además, hay impuestos estatales y locales que varían dependiendo del lugar de residencia.

Brasil: tiene una estructura progresiva en 5 tramos: hasta 28.848 reales está exento; de Reales 22.848 a 33.924 es de 7,5%; de Reales 33.924 a 45.012 avanza a 15%; de Reales 45.012 a 55.980 avanza a 22,5%; y para la escala superior se eleva a 27,5 por ciento.

Otras consideraciones relevantes

¿Cuál es la clave por la que los contribuyentes de otros países no se quejan cada año como se observa en la Argentina, a pesar de que tienen alícuotas más altas? La respuesta apunta a que en la mayoría de los Estados también tienen deducciones especiales, pero en el ámbito local se parte de una base de tributación que está muy desactualizada, por efecto de la alta inflación, como los gastos de sepelio ($996,23) y los intereses por créditos hipotecarios ($20,000), entre otros.

Otra respuesta remite a un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) de 2021, dentro de los que se destaca:

En los países mejor organizados la mayoría de los ciudadanos paga impuesto a las ganancias que se legitima con servicios públicos de alta calidad

a) En 25 países de la OCDE, es decir el 70% del total, no se aplica “piso” de Ganancias, es decir, que se considera todo el salario o los ingresos de la persona para el cálculo del impuesto;

b) En 9 países, el 25% del total, aplican un “piso” o mínimo no imponible, pero representa apenas 23% del salario promedio;

c) Sólo en 2 países se aplica un “piso” equivalente al salario promedio;

d) Al rechazar el Impuesto a las Ganancias no se tiene en cuenta que al haber menores ingresos se obliga al Estado a financiarse con emisión monetaria y/o impuestos regresivos y distorsivos, es decir, impuestos generadores de desigualdad social;

e) En la Argentina es un tributo que genera más inquietudes que ingresos al fisco; y

f) “En los países mejor organizados la mayoría de los ciudadanos paga impuesto a las ganancias que se legitima con servicios públicos de alta calidad (seguridad, educación, salud, transporte, etc.). En la Argentina, como el Estado derrocha en burocracia, empresas públicas deficitarias, subsidios indiscriminados, asistencialismo social mal manejado, quienes pagan los impuestos, además, tienen que pagar seguridad privada, colegio privado, medicina prepaga y se movilizan con sus propios medios de transporte”, concluye Idesa.

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