Violencia de género en entornos digitales: lo virtual es real

En ocasiones, el simple hecho estar en línea pone a las mujeres en riesgo de ser víctimas de violencia de género

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Según la Unidad de Investigación
Según la Unidad de Investigación de la revista The Economist, el 85% de las mujeres en el mundo sufrió o fue testigo de violencia contra otras mujeres en entornos digitales

Te despertás una mañana y recibís un par de notificaciones de tus redes sociales. Ves el tono, las violentas palabras elegidas. También tomaron la peor de tus fotos y la intervienen. Las ponen a circular en redes, la difunden. Se suman 10, 20, 100, son o parecen miles. En todos los mensajes te nombran y dicen que vos sos, te inventan declaraciones. En el medio en el que trabajás dicen que no es su problema, que es tuyo, que no pueden ni deben meterse. Es más, algunos colegas se suben a la ola y también comparten mensajes hostigándote.

Algo similar sucede a diario con periodistas en Argentina y no son casos aislados. La violencia de género en entornos digitales es real y golpea fuerte contra las mujeres y las diversidades. Es un problema y, como toda situación de violencia de género, no se trata de un asunto privado, individual, que debe resolver únicamente la persona atacada.

Según la Unidad de Investigación de la revista The Economist (2020), el 85% de las mujeres en todo el mundo han sufrido o han sido testigos de violencia contra otras mujeres en entornos digitales. Por su parte, el informe “Violencia en línea contra las mujeres periodistas: Instantánea mundial de la incidencia y las repercusiones”, realizado por la UNESCO y el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) a finales de 2020, arrojó que el 73% de las mujeres periodistas encuestadas experimentaron violencia en entornos digitales durante la realización de su trabajo, el 25% recibió amenazas de violencia física, el 18% fue amenazada con violencia sexual y el 20% de las mujeres informó que fueron atacadas sin estar conectadas y en relación a la violencia en línea que experimentaron.

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Tal como señala la Relatoría Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra la mujer (2018), en muchas ocasiones, el simple hecho de que las mujeres estén en línea las pone en situación de ser víctimas de violencia de género. Esta posibilidad se “acentúa cuando tienen una participación en conversaciones digitales o en la vida política o cuando se pronuncian en torno a temas relacionados con la igualdad de género”.

Lo virtual es real, afirmó
Lo virtual es real, afirmó UNFPA. (Shutterstock)

No por casualidad la reunión de la Comisión Jurídica y sociales de la Mujer que se realizó del 6 al 12 de marzo en la sede de Naciones Unidas en Nueva York este año estuvo enfocada en el uso y apropiación de las tecnologías de la información por parte de las mujeres y las niñas, y en reducir las brechas de género.

El documento “Violencia en entornos digitales: claves para el abordaje en los medios” realizado conjuntamente entre UNFPA Argentina, la Defensoría del Público y la Red de Editoras de Género, y recientemente publicado pretende tomar una parte del problema y propone algunas recomendaciones al respecto.

Una de ellas es la creación del rol de editora de género en los medios de comunicación, y para aquellos medios que ya lo tienen, acompañar a quienes lo ejercen, fortalecerlas y cuidarlas de las violencias.

Contar con este tipo de cargos ayuda a garantizar la perspectiva de género y reduce enfoques prejuiciosos, estigmatizantes y discriminatorios de manera transversal en todos los contenidos y coberturas. El trabajo de las editoras de género favorece la construcción de una agenda mediática igualitaria y diversa.

Otras de las claves es impulsar capacitaciones de género, diversidad y derechos humanos en los medios de comunicación, para contribuir a la visibilidad y participación de mujeres y personas LGBTIQ+ en los medios y evitar la reproducción de las violencias.

Como señalaba el eslogan de #BodyRight de UNFPA, lo virtual es real e impacta sobre la vida de las personas. Sumemos voces a favor de la igualdad de género y los derechos humanos en los entornos digitales para construir sociedades más justas e igualitarias, y sobre todo sin violencias.

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