Los diferentes conceptos de la palabra “libertad”

Las ideas de la Libertad están emergiendo nuevamente con inusitado vigor y fuerte pragmatismo. Y la única doctrina que asegura la plena y amplia vigencia de los postulados es el Liberalismo

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“Nuestra libertad finaliza donde comienza
“Nuestra libertad finaliza donde comienza la libertad del otro”

“La Revolución de Mayo marca un hito fundamental en el camino hacia la independencia del país. La Libertad no se conquista nunca por un esfuerzo momentáneo: es la obra constante de la vida ciudadana” (Domingo F. Sarmiento)

En esta semana donde conmemoramos un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, que mejor homenaje para aquellos patriotas que hicieron posible el comienzo del largo camino que culminó en el establecimiento definitivo de nuestra República, que recordar con verdadera unción esta palabra que representa el valor supremo de todos los seres humanos ya que sin libertad no hay posibilidad alguna de vivir con dignidad.

En un sentido amplio, ”libertad” se refiere a la “capacidad que posee el ser humano de tomar decisiones y actuar de manera voluntaria según sus principios” y, respetando los derechos de quienes le rodean, “nuestra libertad finaliza donde comienza la libertad del otro”.

Sin embargo, el término libertad es mucho más complejo, de allí que sea estudiado desde diferentes áreas como la filosofía o el derecho. Hace referencia a la idea de vivir de manera digna, libre de esclavitud o de cualquier otro modo de coacción que limite el bienestar y las acciones de un individuo.

La libertad es un concepto con el que se designa, en general, a la capacidad de una persona para actuar según su propia voluntad. Definirla es motivo de discusión, ya que además de ser un concepto debatido políticamente, también es un derecho democrático porque ambos están indisolublemente integrados.

Como concepto filosófico, la libertad puede entenderse como una facultad natural, una condición, un estado o un modo de ser. Como facultad es la capacidad del ser humano para obrar de una manera u otra según su propia voluntad. Como condición es lo que se predica de quien no es esclavo, no está preso o no es obligado a un determinado curso de acción. Como modo de ser, alude a una virtud propia en el acto de elegir.

La palabra libertad viene del latín libertas y significa “condición del hombre que es libre”. El término libertas viene de liber y apunta a la condición del ciudadano autónomo.

Asimismo, la concepción moderna de la libertad imperante a partir del Renacimiento y consolidada con la Revolución Americana, impuso un valor esencialmente democrático a dicho principio, con una percepción republicana que permitiera fijar un contexto social homogéneo para los individuos gracias a la naciente actividad de los Estados-Nación, a partir de la Paz de Westfalia (1648).

Debido a este trascendental Acuerdo, las sociedades modernas o sea las embrionarias sociedades organizadas bajo este nuevo paradigma, pudieron crear una práctica de la libertad capaz de trascender el pensamiento único y, por lo tanto, limitado de las cerradas corporaciones de la Edad Media, cuyas ideas de libertad y derechos estaban reducidas a los escasos espacios que les eran otorgados por parte de los monarcas para el ejercicio privilegiado de los mismos (movimiento que se identificaría con autores que van desde San Agustín, Santo Tomás de Aquino hasta Nicolás de Cusa).

Estos resquicios de libertad operaban aunque sin comprometer prácticas decisorias de corte democrático y sólo eran válidos para ciertos grupos como las iglesias, la milicia o los gremios, quienes sí ejercían dichos privilegios otorgados sobre el resto de la sociedad y en ocasiones podían hacerlo incluso frente al propio poder político, provocando entonces que las ideas de libertad y democracia se colocasen en un contexto excepcional y por tanto, se mantuvieran constantemente acotadas a efecto de no poner en riesgo a las propias Instituciones del poder vigente.

Recordemos que en la concepción Medieval de la libertad se sacrifica el ideal colectivo de la sociedad en aras de una sumisión absoluta al poder monárquico, mientras que en la Edad Moderna ya se comienza a alentar el factor de la diversidad y la tolerancia mediante un entorno de igualdad electiva: un derecho que vuelva accesible y ejercitable para todos los individuos la posibilidad de gobernar dentro de un nuevo modelo de organización política dominado por el imperio anónimo y excluyente de las leyes.

En este contexto, la única doctrina que asegura la plena y amplia vigencia de los postulados de la libertad es el Liberalismo, surgido como un extraordinario legado de la Ilustración. En aquel período oscuro y tenebroso de la historia mundial representado por la Edad Media, los atropellos cometidos en forma universal contra los derechos individuales y la dignidad, los liberales buscaron afanosamente terminar con la monarquía, el absolutismo, el despotismo, la confesionalidad del Estado y el derecho divino de los reyes para, en su lugar, fundar un nuevo sistema político basado en la Democracia, el Estado de Derecho y lo que hoy conocemos, como Economía de Mercado.

Con infinito esfuerzo, a partir de la Revolución de Mayo se comienzan a eliminar las políticas mercantilistas que tanto daño causaron en el Virreinato del Río de la Plata, representado por las barreras al comercio, el proteccionismo intrínsicamente perverso y en contraposición, promoviendo el libre comercio, la libertad de mercado, terminando con el aislacionismo es decir, la plena vigencia de los postulados liberales de la trascendental “Generación del 80″.

Sin embargo, como elemento residual de ese orden absolutista derrotado, en el siglo XX tanto el nacional-socialismo como el comunismo fueron ideologías totalitarias cuyo primer principio rector fue considerar al sistema democrático como su enemigo supremo.

Retomando el impulso de las ideas de la Libertad que en los albores de este siglo XXI están emergiendo nuevamente con inusitado vigor y fuerte pragmatismo, es nuestro mayor compromiso y desafío permanente regarlo con auténtica pasión para que florezca definitivamente y vuelva con energía renovada para felicidad de todos los habitantes del planeta.

Al respecto, Juan Bautista Alberdi, Padre de nuestra Constitución Nacional, expresaba con profunda convicción y meridiana claridad… “El Gobierno es una necesidad de civilización, porque es instituído para dar a cada gobernado la seguridad de su vida y de su propiedad. Esta seguridad se llama y es la LIBERTAD”.

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