Ultraje a la libertad

Los amigos libertarios insultan, degradan e inclusive, pretenden expulsar a un ilustre visitante

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El ex presidente de Uruguay,
El ex presidente de Uruguay, José "Pepe" Mujica, en la Feria del LIbro. Foto: Franco Fafasuli

José Mujica, mejor conocido como Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay, fue abucheado por un grupo de jóvenes libertarios seguidores de Javier Milei en la Feria del Libro de Buenos Aires, cuando había concurrido para presentar su libro “Semillas al Viento”.

El episodio es una muestra práctica y concreta y para nada especulativa de cómo entienden la libertad los seguidores de esa agrupación política.

Una marca registrada uruguaya ha sido la feliz interrelación entre Julio María Sanguinetti y José Mujica, quienes en reiteradas ocasiones han puesto de relieve que, sin abdicar en lo más mínimo de sus posiciones y visiones completamente discrepantes, pueden desarrollar un marco de coincidencias prácticas que contribuyen a convertir al Uruguay en un país tolerante y respetuoso. Por lo tanto un país predecible. Y ello se valora y se valora mucho aquí y en el mundo por si todavía no cayeron en cuenta.

El ingreso del ex presidente
El ingreso del ex presidente de Uruguay, Pepe Mujica, a uno de los sala de la Feria del Libro en La Rural, Buenos Aires. Seguidores de Milei lo insultaron

Los amigos libertarios en nombre de la libertad insultan, degradan e inclusive, pretenden expulsar a un ilustre visitante. ¿Por qué? Porque la libertad como la entienden no es más que una gárgara, un buche lleno de veneno que niega en los hechos los principios más básicos que dicen suscribir.

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“No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo.” Esa magnífica reflexión de Helvetius, filósofo francés del siglo XVII debería ser examinada con detenimiento por los pretendidos libertarios y tal vez, si las sinapsis les funcionan en el sentido adecuado, deberían avergonzarse y tomar conciencia de lo torpes que son.

Y también deberían pensar que la política no es para nada ese estercolero de descalificaciones, atropellos y bravuconadas del que hacen gala en forma impúdica, y que además de perturbar la práctica de la política a nivel local, contribuye a que quienes los observan se formen un juicio y a partir del mismo, una expectativa sobre el devenir de la Nación en caso que cayera en las manos de estos supuestos adalides de la libertad.

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