La sociedad demanda respuestas YA, el caso de la agresión al Ministro Sergio Berni hace unas semanas fue una pequeña muestra del hartazgo social en la materia.
No es casualidad que las cifras del delito sean alarmantes. Y ni siquiera las conocemos en profundidad, ya que nuestro país no utiliza, también por desconocimiento o conveniencia, el índice de delito violento (VCR o violent crime rate), verdadera radiografía de la inseguridad.
Vivimos en un una sociedad adonde el conurbano Rosarino o Bonaerense tiene más crimen que muchas ciudades comparables de Estados Unidos, pero con un nivel de presos de Australia (país con un tercio de nuestra criminalidad). Así, consecuentemente, nos codeamos día a día con miles de prófugos de la justicia que nadie busca, con otros miles de delincuentes excarcelados por cualquier razón, a los que nadie controla, y con nuevos criminales creados día a día por el narco-uso y el imperio de la impunidad.
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No pretendamos ser Suiza o Japón en unos años, porque las sociedades que producen poco crimen son las que trabajan en ello cultural y educativamente desde el nacimiento del ciudadano. Pero sí podemos pretender sin espantarnos imitar al Estados Unidos de los 90 y 2000, país que mientras trabajaba en el largo plazo, en el corto y mediante la aplicación de técnicas efectivas policiales -y merced a triplicar su población carcelaria-, dio a sus ciudadanos una rápida respuesta. Argentina necesita esto hoy para no seguir contando víctimas a diario.
Las experiencias con planes de seguridad comunitaria basados en información y predictibilidad, conocidos aquí como de “tolerancia cero” con el delito, comenzaron hace 30 años. Su éxito fue palpable, por ejemplo, Nueva York tuvo hasta hace unos años el 10% del delito violento de principios de los 90. En los últimos años esto ha cambiado por motivos ideológicos y el crimen ha comenzado a subir y a encender alarmas.
Venimos pregonando estas soluciones desde que estos planes exitosos comenzaron, pero en Argentina todavía el lobby de los derechos humanos de los delincuentes es fuerte y con tentáculos en los tres poderes del estado, asimismo los responsables de las máximas áreas de seguridad han sido gente sin preparación y, en general, los Gobiernos actual y pasados carecieron, por desidia o complicidad, del coraje para enfrentar el grave problema de la inseguridad.
Es hora.
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