Los políticos no aprenden de las crisis

¿Qué debiera discutir hoy la política argentina a 40 años de la recuperación de la democracia?

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El ex presidente Carlos Menem junto al ex presidente Raúl Alfonsín durante la ceremonia de traspaso de mando (Foto NA)
El ex presidente Carlos Menem junto al ex presidente Raúl Alfonsín durante la ceremonia de traspaso de mando (Foto NA)

El doctor Raúl Alfonsín propuso restablecer el valor de la política como sostén de la democracia a través de aquel eslogan: “Con la democracia se come, se cura y se educa”. El doctor Carlos Menem visualizó que sin producción y consenso era imposible la concreción de la propuesta de su antecesor en el sillón de Rivadavia. Por eso, su lema se centró en la revolución productiva.

En apretadísima síntesis, el fracaso de los intentos mencionados produjo el “que se vayan todos” del 2001. Tras la convulsión, surgió un interregno de tranquilidad que tuvo una dupla de actores: Jorge Remes Lenivoc - Eduardo Duhalde y, posteriormente, Roberto Lavagna - Néstor Kirchner.

A propósito de Remes Lenicov, acaba de publicar la historia íntima de la última vez que se sinceró la economía y que, según él, la política no quiso aprender las lecciones de aquella brutal crisis. El libro se titula: “115 días para desarmar la bomba”.

En ese período, la sociedad se reconcilió con la política, dejando un saldo de “enfermos” en democracia –pobreza, desempleo-, cuyo remedio sanador la política no aplicó; por yerros o negociados, o por ambos. Como dice Remes Lenicov: “Entretenidos en estas cosas, no aprendieron la lección de unos de los momentos más complejos de los últimos 100 años de la Argentina”.

Y así, con retrocesos, caídas y desaprovechamiento de oportunidades, llegamos a la Argentina actual. En política se suele decir: “No alcanzo para llegar, pero sobro para impedírtelo”.

Alberto Fernández fue sorprendido por Cristina de Kirchner. Creyó en su cambio, así se lo manifestó a esta cronista el 19 de mayo de 2019: “Cristina cambió, de lo contrario no me hubiera buscado”. Eso nunca ocurrió… Como en la fábula de la rana y el escorpión. El presidente Fernández inicialmente creyó que tendría la última palabra en la decisión de los actos de gobierno. La realidad lo fue contradiciendo. Ante la evidencia de los hechos, Alberto Fernández se obstinó en la búsqueda de una armonía que se deshilachó casi en el primer acto de gobierno. Esto lo llevó a una concatenación de errores con el final menos deseado para él: renunciar al intento de reelección.

Seguramente, la historia en algún momento le reconocerá dos actitudes ante las cuales no claudicó. (NdeR: Esta cronista le aclara al lector desprevenido que quienes analizan la política leen principalmente los hechos por sobre las palabras). En primer lugar, Alberto Fernández no hizo nada por interrumpir el curso de la Justicia en las causas que involucran a Cristina de Kirchner. Esto generó en su mentora un desprecio exponencial. El segundo episodio tuvo que ver con el peronismo, que durante 20 años revistió como kirchnerismo, cristinismo, camporismo; sobre el cual el Presidente está convencido que debe darse un debate interno entre el cristinismo y el resto de las fuerzas que integran el espacio. A riesgo de la estabilidad de su gabinete –recordar los permanentes boicots internos, amenazas de renuncias-, no hocicó en su convicción de ir a las PASO y con ellas oxigenar al peronismo, que claramente necesita una renovación, o podría emular la debilidad del radicalismo en el 2000.

Tras el anuncio que realizase el Presidente el pasado viernes, durante el fin de semana hubo un intento para que la vicepresidenta en el acto del jueves en La Plata anuncie su candidatura. Esta cronista tiene variados argumentos para sostener que tal candidatura no se concretará. El primero de ellos es que Cristina de Kirchner fue elegida como Presidenta de los argentinos en dos oportunidades. Hoy, todo indica que una tercera elección asoma teñida de enormes imposibilidades. No está en su temperamento asumir semejante riesgo.

Al cierre de este análisis, el Presidente mantenía la idea de la competencia firme en las PASO y no de optar por un solo candidato. A medida que trascurren las horas, el santafesino Agustín Rossi, actual jefe de Gabinete y hombre de Alberto Fernández, le dijo a Infobae: “Cada momento me entusiasmo más con la posibilidad de ser candidato”.

Sergio Massa sigue teniendo el aval electoral de Cristina Kirchner, pero la economía que es su responsabilidad lo desacredita. Habrá que ver qué consigue esta semana. A propósito, máximos representantes del sector de la agroindustria, le manifestaron a Infobae grandes dudas a que ingrese algo más de los U$S 1.250 millones liquidados, los cuales corresponden a prefinanciaciones para comprar soja, la cual no se vende. El sector cree que ya no da para más.

Esta semana, Juntos por el Cambio le cedió protagonismo al Frente de Todos. En cuanto a Javier Milei, todo indica que luego de su exposición en el Llao Llao, el círculo rojo le habría puesto sordina en algunos medios donde tiene mucha incidencia. Igualmente, tiene alta intención de voto y en crecimiento.

La política argentina debe dejar de hacerse con el humor bonaerense, y volver a practicarse mirando a los ojos y dando la mano.

Santa Fe

Durante el fin de semana, distintas fuerzas políticas realizaron sus respectivos congresos partidarios en vía a la conformación de alianzas de cara a las próximas elecciones. En el caso del peronismo, la vicepresidenta Norma López le dijo a Infobae: “Estuvieron presentes todos los espacios, más los cuatro candidatos a gobernador (Mirabella, Cleri, Toniolli, Busatto). Se aprobaron las políticas de alianzas y se facultó a elegir un nuevo nombre para sustituir al actual, que aún no está”

La oposición hoy firma un compromiso en Cayastá, inaugurando el nuevo nombre del espacio “Unidos para Cambiar Santa Fe”. Según Cristian Cunha, el compromiso contiene la enumeración de las bases del futuro gobierno, sobre el cual los equipos técnicos trabajan, dado que “el gobierno será de la coalición con la particularidad que lo conducirá quien gane, aportando los matices sobre los temas que ya se han trabajado y acordado”.

Las miradas se posaron en el congreso del Socialismo, donde con la oposición de más de un tercio de congresales, se aprobó integrar la coalición “Unidos para cambiar Santa Fe”. A nivel nacional, el Socialismo mantiene como límite al kirchnerismo y al macrismo. Esta aprobación de participar junto al PRO en Santa Fe, tiene que ver con que luego de perder la provincia y del fallecimiento de su principal referente Miguel Lifschitz, o tomaba esta decisión o corría serio riesgo de desvanecerse como el radicalismo que en el 2015 decidió acompañar a Cambiemos en Gualeguaychú. Lo aprobado el sábado le permitiría recomponerse en el territorio que lo vio nacer.

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