Francisco contra la corrupción y la droga

En la misa del Sábado Santo, el Papa pronunció una homilía cuyo el eje central caminar con esperanza. También se refirió a estos dos males que afectan a las comunidades

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El papa Francisco
El papa Francisco

“El Uruguay no es un río/ es un cielo azul que viaja/ Pintor de nubes: camino con sabor a mieles ruanas” - Río de los pájaros, de Aníbal Sampayo

En el Camino de la Cruz de Cristo en el Coliseo de Roma

El Papa no concurrió al Vía Crucis del último Viernes Santo por cuestión de su gripe pero quiso que diversas personas del mundo atestiguaran sobre los males que suceden en sus países y así lo hicieron en cada una de las 14 estaciones del Camino de la Cruz donde Cristo fue crucificado. Cada uno de los testigos fue repasando los lugares, sacrificios y los dolores que se están padeciendo a causa de los conflictos de la “Tercera Guerra Mundial a pedazos” que se vive en el mundo.

En relación con América Latina y el Caribe, un joven habló de la violencia y del narcotráfico que sufren en Centroamérica y una mujer relató lo difícil que es vivir con la existencia de las “pandillas” en su país de Sudamérica. En la misa del Sábado Santo, Francisco pronunció una homilía donde el eje central fue tener memoria y caminar con esperanza y también se refirió a la corrupción y otros males.

Volver a lo que “ordena” nuestra vida construye esperanza

El Papa, en la Misa del Sábado, nos invitó a “Superar el sentimiento de derrota, quitar la piedra de los sepulcros en los que a menudo encerramos la esperanza -dijo- porque Cristo resucitó y cambió el rumbo de la historia”. Para eso nos recomienda a cada uno de nosotros “volver a su Galilea, ahí donde comenzó nuestra historia de amor con Jesús.”

¿Por qué propone Francisco “volver al principio”?

Dice este cronista que el término “principio” proviene del griego y significa “…el comienzo”, el “punto de partida”. El Papa se refirió a “ese momento intenso e inolvidable de oración; a esa luz que se encendió dentro de ti y transformó tu vida; a ese encuentro, a esa peregrinación…” Cuando nos encontramos con Dios.

“Cada uno de nosotros -prosiguió diciendo -conoce dónde tuvo lugar su resurrección interior, ese momento inicial, fundante, que lo cambió todo. No podemos dejarlo en el pasado, el Resucitado nos invita a volver allí para celebrar la Pascua”.

“A veces -dijo- simplemente hemos experimentado la fatiga de llevar adelante la cotidianidad, cansados de exponernos en primera persona frente a la indiferencia de un mundo donde parece que siempre prevalecen las leyes del más astuto y del más fuerte. Otras veces, nos hemos sentido impotentes y desalentados ante el poder del mal, ante los conflictos que dañan las relaciones, ante las lógicas del cálculo y de la indiferencia que parecen gobernar la sociedad, ante el cáncer de la corrupción -hay tanta- , ante la propagación de la injusticia, ante los vientos gélidos de la guerra. E incluso, quizá nos hayamos encontrado cara a cara con la muerte, porque nos ha quitado la dulce presencia de nuestros seres queridos o porque nos ha rozado en la enfermedad o en las desgracias, y fácilmente quedamos atrapados por la desilusión y se seca en nosotros la fuente de la esperanza. De ese modo, por estas u otras situaciones -cada uno sabe cuáles son las propias-, nuestros caminos se detienen frente a las tumbas y permanecemos inmóviles llorando y lamentándonos, solos e impotentes, repitiéndonos nuestros “por qué”. Esa cadena de “por qué”…(Homilía, Sábado Santo, 8 de este mes).

¿Por qué la corrupción? ¿Por qué el mal de la droga? ¿Por qué la guerra?

Como vimos, el Santo Padre en su homilía del Sábado Santo reiteró el concepto del “cáncer de la corrupción”. Y de otros males como la droga y las bandas o pandillas y la violencia, hablaron el día de la vía Crucis los testigos latinoamericanos. Y en esos trágicos relatos sentimos incluida la violencia y las bandas que dominan el Gran Rosario, el Conurbano bonaerense de La Matanza, Quilmes o San Martín y tantas otras barriadas pobres de la Argentina y la corrupción asociada a la droga.

Tomamos estos dos temas del “mal” activados en la Memoria de esta Semana Santa. Los testimonios de otros continentes estuvieron referidos a las guerras en el mundo como Ucrania, Myanmar, Siria, etc, en el marco de la “3ra. Guerra Mundial a pedazos”.

Podríamos responder a todos los porqué con una palabra que el Santo Padre nos recuerda siempre: “codicia”.

La corrupción como estado del sujeto público en relación con la droga

Recordemos que la corrupción se refiere a un “estado” o a un “acto” que pueden estar relacionados con los más diversos campos. Aquí nos referimos a la corrupción como “estado” del sujeto, mal referido al ejercicio de la función pública en relación con el mal de la droga. Cuando la corrupción, entre narcos y policías; políticos y/o funcionarios está vinculada a la producción, transporte, distribución y venta de la droga, el narcotráfico o narcomenudeo u otros ilícitos del crimen organizado, estos pasan a formar parte de la estructura del Estado y es entonces que el Estado, en lugar de combatir el mal se transforma en parte del mal. Es el Estado contra el estado de salud, contra la vida, la educación y el trabajo.

Corrupción y droga: Latinoamérica de rodillas

Muchas multinacionales tienen como único objetivo llevarse la mayor cantidad de riquezas al menor costo. Para eso tienen que negociar con los gobernantes (una parte del Estado Nacional y/o de los Estados Provinciales -en la Argentina muy especialmente a partir de la reforma de la CN de 1994 Pacto Menem-Alfonsín mediante).

La mayoría de los Estados Provinciales -en la mayor parte de los países latinoamericanos- son pobres y débiles con lo cual es muy fácil negociar y corromper, pero también es preciso debilitar a los Estados Nacionales donde las negociaciones suelen ser más difíciles. Para eso hay que reducir la función “ordenadora” del Estado Nacional. Se lo debilita por la vía de la corrupción asociada a la “deuda externa” y por la vía de la corrupción asociada a otras medidas de gobierno como son las grandes contrataciones del Estado, y también mediante la corrupción asociada al crimen organizado como es el caso del narcotráfico.

Por su parte el narcotráfico y los funcionarios corrompidos implementan lo que el Papa denomina “la esclavitud química” que ocupa e invade territorios idiotizando a gran parte de la juventud, generando violencia y creando inseguridad interior.

Ambos males -corrupción y droga- se asocian para atacar la comunidad de una provincia, de un municipio, de un barrio o de una esquina. Cuando eso ocurre la esquina, el barrio, el municipio o la provincia son fácilmente puestos de rodillas, mientras en su interior reina el desorden, la locura y la violencia.

Se oculta la realidad y los debates de “campaña” son actos de hipocresía

¿De qué están hablando los candidatos y las candidatas cuando hablan de combatir la droga y la inseguridad, si no hablan del escándalo de los miles de kilos de cocaína y marihuana que se cargan todas las semanas en barcazas muchas de ellas de argentinos con bandera de conveniencia, en el Puerto de Paraguay, con destino aguas abajo haciendo trasbordo, en su caso, en alguno de los 31 puertos privados, o en Rosario-Montevideo cuando de contrabando internacional se trata?

La Hidrovía
La Hidrovía

Naves cargadas no sólo de cereales sino también de droga que atraviesan la hidrovía con la tranquilidad con que las familias comen pochoclos en los botes de los lagos de Palermo, con todo armado, para excluir ese contrabando del control de las autoridades argentinas. Me remito a la ilustrativa nota de Germán de los Santos en la Nación del 19 de agosto 2021 titulada “Las organizaciones criminales más poderosas de América latina se afincaron en Paraguay, que exporta cocaína en barcazas que atraviesan el territorio argentino sin controles…” y nuestra nota Infobae, 23 de marzo pasado titulada: " Preocupación papal por la violencia en Rosario” e investigaciones de periodistas santafecinos.

La culpa la tienen los “negros de la villa” a quienes Francisco les da esperanza

Propio de un reduccionismo hipócrita, discriminatorio y perverso, no pocos afirman que la causa de todos los males son “los pibes” que consumen y atienden los kioscos para subsistir, aunque más no sea en esa “mierda”. Los mismos cuyos ancestros partieron de las orillas de un río en busca de nuevos horizontes a la Capital Federal, anclaron la canoa en el barrio Las latas del bajo Belgrano, levantaron un rancho hasta que años más tarde fueron expulsados en un camión militar a un “complejo habitacional provisorio” de La Matanza, por “tres meses” (dijo el radical Francisco Paco Manrique) que se transformaron en 50 años y donde todavía hoy sus nietos esperan, que el gobierno de la Provincia de Buenos Aires les entregue los títulos del terreno donde supieron construir. Un cura gaucho les levantó una capilla con la imagen de la Virgen de Caacupé, por eso esperan con esperanza.

“Gurisito pelo chuzo/ ojitos de yacaré/ barriguita chifladora/ lomito color café” - Río de los pájaros, A.Sampayo

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