En una entrevista con Sebastián Catalano, en Infobae en 2018 expresé: “En Argentina lo más durable son las normas transitorias”. Nos ufanamos de no tener diferencias culturales, religiosas, idiomáticas. No obstante, las reglas cambiantes y la pobre educación dificultan entenderse y emprender actividades coordinadas.
Claude Shannon, el fundador de la teoría matemática de las comunicaciones, estableció que los “ruidos” o señales cambiantes entorpecen el entendimiento. Podemos utilizar sus descubrimientos para demostrar que cada cambio de reglas nos desconecta a menos que empleemos artefactos y técnicas específicas.
El índice de precios publicado mensualmente por Indec está opacado por alteraciones administrativas arbitrarias. En efecto, un precio sube porque el cepo, u otra nueva norma transitoria, impide importarlo, otro cae al quedar liberado. Cada restricción, control, impuesto, subsidio, beneficio, altera los precios relativos, generando beneficios y costos privados.
Los “ruidos” o señales cambiantes entorpecen el entendimiento (Shannon)
Con rubros distorsionados por controles y cepos volátiles, las mediciones del IPC no son comparables en el tiempo. Quienes se guían por la ley suelen perder. No hace falta señalar quienes se benefician.
Las reglas de las votaciones son las que más interesan a los políticos, pues determinan poderes e ingresos. A su turno, la utilización de tecnologías de la comunicación puede conseguir separar la percepción individual de los logros de los gobiernos y sus opositores. Tales poderes exuberantes convierten a los dirigentes políticos en dueños o socios de nuestros bienes y vidas.
El sistema judicial debiera delimitar el poder de cambiar reglamentos, para reconocernos propietarios de nuestras vidas, pero principales dirigentes y funcionarios del gobierno marchan contra la Justicia exigiendo un fallo especial para la vicepresidenta, condenada por fraudes exorbitantes en contra del Estado.
El sistema judicial debiera delimitar el poder de cambiar reglamentos, para reconocernos propietarios de nuestras vidas
Protestan contra la Justicia, mientras conceden prórrogas y otros beneficios extraordinarios a los jueces tantas veces favorables a sus pretensiones.
“Democracia es el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”, caracterizaba el discurso del presidente Abraham Lincoln del 19 de noviembre de 1863, tras la batalla de Gettysburg, terminando la guerra civil de los Estados Unidos, entre los Estados del Norte y los del Sur. Una definición de la lucha por la igualdad de todos los hombres ante la ley, sin discriminación de ningún tipo. Lucha continuada por quienes lideraron el progreso de la Humanidad. Entre ellos, un siglo después, Martin Luther King y el Movimiento por los Derechos Civiles.
El Observatorio Argentino por la Educación estima que 60% de los alumnos pobres del tercer grado no entiende lo que leen. Otra medición contundente de la desconexión nacional son los montos confirmados de los fallos internacionales contra el Estado, detallado por Alfonso Prat-Gay en las redes sociales, excediendo a USD 35.000 millones. Y denuncias de negociados, como la de Carlos Pagni en sus columnas periodísticas. Lo ola de violencias delictivas recientes es otra prueba lamentable.
En el último siglo, el país fue restringiendo los contratos con el exterior, imponiendo impuestos a las exportaciones y las importaciones, tipos de cambio diferentes, restricciones singulares, etc.
La inflación elevada y persistente, tercera o cuarta más elevada del mundo, torna riesgosa la convivencia. Las naciones prosperan comunicándose, haciéndose menos “ruidosas”. En tanto, los verdaderos recursos económicos consisten en las capacidades de contratar actividades productivas. La desconexión señala el destino del país.
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