Revueltas varias: la clave es la educación

La educación se pone de manifiesto en las urnas. Para tomar el toro por las astas es imperioso revisar toda la noción que habitualmente se tiene del proceso educativo, de lo contrario seguiremos apuntando a lados equivocados

Ronald Coase

Hemos observado episodios bochornosos de presidentes que avanzan al Parlamento con fuerzas militares para clausurarlo o amedrentarlo cuando no les gustan sus legislaciones. En ningún caso el asunto es agarrárselas con los legisladores ni con el Poder Judicial que las más de las veces quien encarna el Ejecutivo tiene inclinaciones peores que las que critica de los otros poderes. Incluso quienes con razón señalan las barrabasadas del Legislativo por promulgar normas incompatibles con el derecho, siempre el asunto estriba en comprender cabalmente que aquellos surgen directamente del sufragio popular y la Justicia indirectamente puesto que son propuestos por el Ejecutivo con aprobación parlamentaria. Si esto es así debemos centrar la atención en las causas del problema y no en sus consecuencias, por lo que la cuestión de fondo reside en lo que les ocurre en la cabeza a los ciudadanos, por tanto el tema de fondo reside en la educación.

Este tema de la educación se pone de manifiesto en las urnas, luego no tiene sentido quejarse. Para tomar el toro por las astas es imperioso revisar toda la noción que habitualmente se tiene del proceso educativo, de lo contrario seguiremos apuntando a lados equivocados. Cuando se publican libros tipo El ocaso de la democracia de Anne Appelbaum y equivalentes en realidad no es el ocaso de la democracia sino su palmario incumplimiento para internarse el los caminos de la cleptocracia, es decir, en lugar de priorizar el aspecto medular de la democracia tal como apuntan los Giovanni Sartori de nuestra época en cuanto al respeto y la garantía de los derechos individuales se opta por borrar este valor esencial para reemplazarlo por el aspecto secundario, mecánico y accesorio de la democracia cual es el recuento de votos. Esta idea degradada conduciría a pensar que, por ejemplo, el asesino serial de Hitler era demócrata porque ganó con la primera minoría de los votos y así sucesivamente con otros dictadores que se mantienen en el poder asfixiando a los gobernados en sus derechos.

El tema medular entonces es de educación. Días pasados expuse en el evento organizado por Atlas Network y el Centro de Estudios para el Desarrollo donde resumí el tema educativo en diez puntos. Primero, la educación está inserta en un proceso de prueba y error en un contexto evolutivo puesto que el conocimiento se traduce en corroboraciones provisorias sujetas a refutación. El conocimiento no es un puerto sino una navegación permanente ilustrada magníficamente por el lema de la Royal Society de Londres: nullius in verba, esto es, no hay palabras finales.

Segundo, esto exige sistemas abiertos y competitivos en un clima contestatario y de espíritu crítico. Tercero, por lo dicho resulta una bofetada a la inteligencia el establecimiento de ministerios de Educación y Cultura que pretenden imponer estructuras curriculares. Cuarto, debemos dejar de lado la hipocresía de hablar de “educación pública” puesto que la privada es también para el público, ergo se trata de educación estatal, una palabreja que se intenta ocultar ya que es tan chocante como literatura estatal o periodismo estatal. Quinto, no se trata de sostener que todos los profesores de instituciones estatales se desempeñan mal, más aún los hay de gran dedicación y esmero (personalmente estaría escupiendo al cielo si dijera lo contrario puesto que fui profesor titular en cinco carreras de la Universidad de Buenos Aires: Ciencias Económicas, Derecho, Ingeniería, Sociología y en Filosofía y Letras y fui Director del Doctorado en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata). El tema es de incentivos como nos han enseñado autores como Douglass North, Ronald Coase y Harold Demsetz. En otros términos la forma en que tomamos café y encendemos las luces no es la misma cuando pagamos las cuentas respecto a cuando obligamos a otros a hacerlo con el fruto de sus trabajos. La manera de administrar activos fijos y gastos corrientes es sustancialmente distinta en uno y otro caso.

Sexto, por lo dicho es necesario vender todas las instituciones estatales de educación preferentemente al mismo claustro que las administran o incluso en un rapto de urgencias regalárselas, pero al momento siguiente todos los incentivos operarán en sentido distinto para la administración, la limpieza de los edificios, la sindicalización, el adoctrinamiento y demás asuntos.

Séptimo, a los candidatos que tienen las condiciones para aplicar a las ofertas educativas existentes pero no cuentan con los ingresos suficientes como una medida de transición se les entregará vouchers para que apliquen de todas las privadas la que le resulte mejor. Esto quiere decir que se financia la demanda pero no la oferta con los problemas señalados. No se diga entonces que los de menores ingresos serán excluidos puesto que no es para nada el caso. Si se insistiera en mantener la educación en el área de las botas y la consiguiente politización es debido a otros intereses non sanctos. Es de interés prestar atención a los estudios que revelan el costo por año por graduado en instituciones estatales y las pruebas de rendimientos si estuvieran bien evaluadas y dieran bien es equivalente a zanahorias estatales de gran calidad evaluadas por verduleros experimentados, el asunto es percatarse que haría la gente libremente con el fruto de su trabajo, si es lo mismo no tiene sentido recurrir a la fuerza estatal para imponerlo.

Octavo, debe resultar claro que la llamada igualdad de oportunidades es del todo incompatible con la igualdad ante la ley. Si juego al tenis con un profesional, para que me den igualdad de oportunidades habrá que encadenarle una pierna al contrincante con lo que se habrá afectado la igualdad ante la ley. La igualdad es ante la ley no mediante ella. En una sociedad libre todos tienen más oportunidades pero no iguales.

Noveno, la educación no es un bien público puesto que no calza en los principios de no rivalidad y no exclusión. Además debe subrayarse que en los mal llamados sistemas “gratuitos” son los más pobres los que financian vía la contracción en sus salarios en términos reales debido a las disminuciones en las inversiones por parte de los contribuyentes de jure. Y décimo, las instituciones estatales de educación incurren en los mismos problemas de las mal llamadas “empresas estatales” ya que una empresa arriesga recursos propios y no a la fuerza con los de otros y dicho sea de paso en la actualidad las expresiones geográficas de “derecha” e “izquierda” son tan confusas y anodinas como aludir a lo que está arriba, abajo, atrás o adelante, sugiero se utilicen los términos más claros y precisos de estatista o liberal en distintos grados para definir ideas clave.

En resumen nada se gana con despotricar contra los efectos si no se encaran las causas. Como he dicho antes por más que un gobierno pueda abrir las puertas para convertir a todos los habitantes en multimillonarios si continúa la politización de algo tan delicado como la educación, harán quienes salgan furiosos en manifestaciones eventualmente con el librito de Mao en la mano.

No es que no hayan problemas en la educación privada, la perfección no está al alcance de los mortales, de lo que se trata es de abrir de par en par puertas y ventanas para que entre el mayor oxígeno posible y evitar que la capacitación de docentes se lleve a cabo en áreas estatales, todo a los efectos de lograr el mayor nivel de excelencia posible en competencia. Recién entonces dejaremos de endosar los problemas al Parlamento, al Judicial o al Ejecutivo puesto que se habrá sacado la educación del área de la violencia, con lo que los representantes gubernamentales estarán forzados a encaminarse en la dirección al respeto recíproco.

Por último, el cambio es imperioso entonces es indispensable sacarse de encima las telarañas del espíritu conservador en cuanto a estar anclado en el statu quo y las falacias del ad populum en cuanto a que si todos lo hacen está bien y si nadie lo hace está mal con lo que no hubiéramos salido del taparrabos y el garrote pues todo lo demás era nuevo y hasta el momento no ensayado. El asunto es argumentar y no quedarse estancado en lo que fue en el pasado. Como ha señalado Aldus Huxley no en vano la posición opuesta conculca toda posibilidad de establecer climas que dan principal cabida al desarrollo individual, de allí es que el nacionalsocialismo alemán y el fascismo italiano lo primero que abolieron fue el método individualista de Montessori. El liberalismo es un peligro para los tiranos, como también apunta Huxley “Si la meta es la libertad entonces hay que enseñar el arte de ser libre para que cada cual se gobierne a sí mismo”.

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