Enseñanza de la sequía: sin planes ni medidas

Argentina necesita más divisas para equilibrar sus cuentas. La solución más viable es aumentar fuertemente la producción agroindustrial y su exportación

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Campos afectados por la sequía
Campos afectados por la sequía

En los últimos días llegó el alivio y empezaron las lluvias luego de un verano extremadamente seco, sin embargo, ya es tarde; gran parte de la Argentina agrícola ha sufrido una sequía histórica debido a los efectos de La Niña sumado a los provocados por el cambio climático. Los primeros resultados de la cosecha de soja que se está iniciando muestran rendimientos tan bajos que muchos productores se preguntan si vale la pena recogerla.

A lo largo de los últimos 120 años la “Pampa húmeda” ha sufrido períodos de inundaciones y sequías de diferentes duraciones, pero en las últimas tres décadas se observan mayores extremos relativos y en particular en los últimos años se ve una clara tendencia a la sequía, con valores pico en 2018 y en este verano 2022/2023. Al citado panorama se agrega que en la mayoría de los distritos de riego se utilizan métodos antiguos y poco eficientes que consumen mucha agua y generan salinización del suelo.

El Estado Nacional dejó hace años de preocuparse por el uso eficiente del recurso hídrico, cuando estamos en un país que tiene una gran superficie árida y semiárida y una irregularidad de lluvias en la llanura pampeana. Sin embargo, ese mismo Estado sobrevive con los ingresos por retenciones que mayoritariamente son de productos agrícolas, sin invertir en infraestructura rural y con pocos planes de ayuda para las situaciones de emergencia extrema.

Esta temporada se estima que las pérdidas por la sequía serán de 20 mil millones de dólares, eso significará quebrantos importantes para muchos productores y para los habitantes de pueblos y ciudades relacionados directa o indirectamente con el campo. Vemos en la llanura pampeana producciones bajísimas en trigo y cebada y predicciones muy negativas en soja y maíz con respecto al año pasado, y también la baja producción de uva en Mendoza.

Argentina necesita más divisas para equilibrar sus cuentas y dado la experiencia de los productores, parece como solución más viable aumentar fuertemente la producción agroindustrial y su exportación; para ello tenemos que apoyar con mejor infraestructura y facilidades para la inversión privada.

Necesitamos un plan de infraestructura rural que contemple las necesidades básicas de la población rural y permita aumentar fuertemente la producción agroindustrial, incrementando y optimizando los sistemas de riego, analizándolos regionalmente ya que Argentina cuenta con múltiples condiciones climáticas. Por ejemplo:

-El piedemonte cordillerano de Mendoza y San Juan donde ya se usa gran porcentaje del agua disponible y debemos concentrar nuestros esfuerzos en optimizar su uso. Eso debe hacerse con una acción pública y privada; en lo público revistiendo canales, reparando los dañados y generando redes de riego presurizadas para alimentar las parcelas; en lo privado promoviendo el uso de los sistemas más eficientes el tipo de cultivo, como el goteo y la microaspersión.

-El valle del Río Negro, que es el principal río totalmente nacional, no se aprovecha plenamente. Esto debe resolverse con obras de infraestructura pública en el sector medio del valle que incluyan diques y canales para regar un sector de más de 100.000 ha que hoy no son utilizadas. Nuevamente se requiere de un esfuerzo público-privado para conseguir objetivos de eficiencia tanto en el riego en sí como en la producción.

-En el NOA la época más seca es la primavera, cuando los cultivos necesitan agua, a su vez la disponibilidad es escasa, aunque esta sub-aprovechada. Con sistemas de riego eficientes a presión y obras de retención como embalses, se pueden maximizar las producciones frutihortícolas típicas de la zona y mejorar la producción de otros productos.

-La llanura pampeana está sufriendo inmensas pérdidas de la producción agrícola. En otros países el riego complementario es muy común y ayuda en tiempos secos a atenuar las pérdidas y en años medios a mejorar los rendimientos. Argentina tiene solamente unos 5000 pivotes que permiten este riego complementario, en general alimentados con agua subterránea que cubren menos de un millón de hectáreas. Según las estimaciones técnicas se podría dar riego complementario a una superficie de entre 7 y 8 millones de hectáreas. Si estos sistemas hubiesen estado instalados, las pérdidas serían mucho menores, y además en años buenos, se optimizan la producción y los rendimientos.

Para que esta situación no se repita en las futuras sequías, se deben considerar políticas públicas que faciliten la inversión privada en el campo argentino, generando un plan nacional de riego con los siguientes aspectos, poniendo como ejemplo la región núcleo pampeana:

-Disponibilidad de agua: El estado a través del Instituto Nacional del Agua (INA) indicará las posibilidades de uso del agua subterránea en los distintos sectores de la región pampeana.

-Factibilidad agrícola: El estado a través del INTA podrá ayudar a los productores a partir de la información edafológica del suelo y su compatibilidad con el agua disponible, generando recomendaciones sobre un riego sustentable sin que se produzcan salinizaciones ni excesos de agua, que terminan siendo perjudiciales.

-Facilidades aduaneras: La mayoría de los equipos no se fabrican en el país por lo cual deben reducirse aranceles y simplificar su importación.

-Facilidades crediticias: el estado Nacional -a través de las retenciones- es un beneficiario muy importante de un aumento de la producción, por lo cual brindar una línea de crédito específico para la compra de equipos de riego resulta conveniente; esto no significa que sea un subsidio encubierto a través de una tasa, sino tener como condiciones un plazo de devolución compatible con los tiempos de instalación y entrada en servicio de los equipos, y tasas compatibles con el valor de la producción.

-Facilidades impositivas: considerando que en un tiempo el productor que utilice estos equipos aumentará su producción; se dispondrá un diferimiento del pago de un porcentaje del impuesto a las ganancias dependiendo de una tabla que deberá implementar en función de la inversión, los ingresos del productor y el monto de ganancias que debería pagar sin diferimiento.

La sinergia pública-privada es fundamental para revertir la situación actual. Los proyectos con agua superficial implican una gran inversión pública que requiere créditos internacionales y condicionantes particulares que deben ser analizados muy detalladamente. Para garantizar el éxito de los planes a largo plazo y las medidas, es importante también disponer en todos los casos, un apoyo a la inversión privada que permita generar esa simbiosis público-privada donde ambos sectores se beneficien y sumen para el desarrollo de la Argentina.

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