Nuestro desarrollo comenzará con una brevísima síntesis de la evolución histórica de nuestras instituciones. Luego, nos referiremos a las características brutales del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Tal vez, la etapa más dolorosa y sangrienta de nuestra historia. Por último, pondremos el acento en la necesidad de condenar a todo régimen que viole en su territorio los derechos de sus habitantes.
Nuestro proceso de emancipación nacional fue precedido por una etapa colonial bajo la égida de la Corona española. Esa etapa tuvo como rasgo principal la reunión de todo el poder en las manos del monarca y se reflejó del mismo modo en cada una de las posesiones de Iberoamérica. La monarquía absoluta no les reconocía a las personas la calidad de ciudadanos, eran súbditos, sometidos a la voluntad del soberano/rey, que gobernaba por voluntad divina y sólo respondía ante Dios. En realidad, detrás de esta construcción subyacía la fuerza como elemento dominante para la transmisión del poder.
Mediante la traducción de El Contrato Social de Jean Jacques Rousseau, Mariano Moreno, le abre paso a la democracia, de modo tal que todos los miembros de la sociedad reconocen la autoridad de la razón para unirse por una ley común en un mismo cuerpo político, ya que la ley que obedecen nace de ellos mismos. Esta sociedad recibe el nombre de república y cada ciudadano vive de acuerdo con todos. En este Estado social son necesarias las reglas de la conducta creadas mediante la razón y reflexión de la voluntad general que se encarga de desarrollar las leyes que regirán a los hombres en la vida civil. Según Rousseau, es el pueblo, mediante la ratificación de la voluntad general, el único calificado para establecer las leyes que condicionan la asociación civil. De acuerdo con la obra de Rousseau, todo gobierno legítimo es republicano, es decir, una república emplea un gobierno designado a tener como finalidad el interés público guiado por la voluntad general. Este fue el ideario del movimiento conocido con el nombre de Iluminismo. El iluminismo fue la ideología desarrollada e incorporada por la burguesía en Europa, a partir de las luchas revolucionarias al final del siglo XVIII. Fue potenciado por la Revolución Francesa.
El 24 de marzo de 1976 tuvo lugar el golpe de Estado que consagró al gobierno de facto más sangriento y largo de nuestra historia. El proceso se inicia en 1930 con el primer golpe que depone a la segunda presidencia democrática de Hipólito Yrigoyen, que es convalidado por la Corte Suprema en funciones. Algo sin precedentes en la historia golpista de Latinoamérica. Algunos países tuvieron más interrupciones de sus ciclos democráticos, pero jamás sus más altos tribunales avalaron los hechos de fuerza acaecidos en los mismos. A partir de allí otros cuatro golpes de Estado (1943, 1957, 1966 y 1976) generando lo que hemos hecho en llamar el “péndulo”. Los gobiernos de iure eran sucedidos por los de facto sin solución de continuidad. Las “botas” sucedían a los “votos” de manera continuada. Se trató de un fenómeno destructivo de nuestras instituciones y de nuestro desarrollo que fue tomado como algo normal por la sociedad.
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Decíamos que fue el hecho de fuerza más cruento pues asesinó e hizo desaparecer a miles de personas. Su accionar se caracterizó por la utilización de la tortura, de los apremios ilegales, de la sustitución del estado de las personas, la usurpación de los menores hijos de los desaparecidos, el lanzamiento de prisioneros desde helicópteros al Río de la Plata, entre otros delitos de lesa humanidad,
Afortunadamente, en 1983 con el inicio de la transición democrática, el fenómeno se vio interrumpido hasta la actualidad. Este ha sido, a nuestro entender, su logro más importante. Hoy sería impensable la irrupción de los militares, por la fuerza, en el gobierno. Ahora bien, dado el carácter universal de los derechos, se deben condenar a todos los regímenes que los violan. Hace pocos días tuvo lugar en Buenos Aires un foro, auspiciado por el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (Cipdh), “Hace rato que la memoria ha sido profanada” advierte Norma Morandini y agrega: “quienes somos opositores al Gobierno ya no podemos ir a la Plaza, donde el kirchnerismo sólo se festeja a sí mismo. Antes, en cada 24 de marzo, mientras hacíamos ese ritual de duelo, nadie te preguntaba de qué partido eras”. Norma tiene dos hermanos desaparecidos.
En ese Foro se atacó a la prensa independiente y se habló de “Partido Judicial”, como un modo de devaluar a la Justicia.
En suma, condenamos enérgicamente el golpe de 1976, pero lo hacemos contra todas las autoridades que en cualquier país violen impunemente los derechos fundamentales de sus habitantes.
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