Beatriz vs. El Salvador: el intento de forzar la legalización del aborto en toda América Latina

A través de mentiras y engaños, el lobby abortista está utilizando una estrategia legal ante la CIDH que forzaría a los países latinoamericanos a permitir esta práctica

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Audiencia pública de la Corte
Audiencia pública de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (imagen de archivo - @CorteIDH )

A través de mentiras y engaños, el lobby abortista está utilizando una estrategia legal que podría forzar a los países latinoamericanos a permitir el aborto en sus territorios. A su vez, dificultaría la derogación de las leyes en los estados que ya lo aprobaron o lo tienen legalizado bajo ciertas circunstancias, como en el caso de Argentina.

Este 22 y 23 de marzo la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se pronunciará sobre el caso Beatriz vs. El Salvador. Será la primera vez que la Corte trate el tema y sus sentencias son de carácter obligatorio para los Estados que forman parte de la OEA. Por esto, ante un resultado desfavorable, la presión de aprobar el aborto caería en los países que lo tienen penalizado.

Pero, ¿qué ocurrió verdaderamente con Beatriz y qué engaños está usando el lobby para promover su agenda?

Beatriz, una mujer que sufría de lupus, quedó embarazada de su segunda hija en 2013. Un embarazo buscado y esperado por la madre. Semanas más tarde, la bebe fue diagnosticada con anencefalia. Esta enfermedad no le impedía tener conciencia, experimentar dolor, e incluso la probabilidad de que pudiera vivir meses o años.

A partir de ese momento, grupos abortistas se acercaron a Beatriz y la manipularon diciéndole que iba a morir si no abortaba a su hija. Que su beba no iba a nacer con vida y que ella corría peligro.

Estos grupos, por presunto pedido de Beatriz, solicitaron la autorización de abortar ante la Corte Suprema de El Salvador, y también pidieron medidas provisionales ante la CIDH. De hecho, no hay pruebas de que Beatriz pidiera personalmente el aborto.

A partir de varios estudios, el Instituto de Medicina Legal del Salvador constató: “La señora Beatriz está clínicamente estable, lo que significa que por hoy no existe un riesgo inminente de muerte (…) No hay, al momento, justificación médica para suspender el embarazo (…) No hay evidencia clínica (…) de ninguna circunstancia inminente, real o actual que coloque en situación de peligro la vida de Beatriz (…) inducir al parto sería una medida desproporcionada”.

Debido a esto, la Corte Suprema del Salvador le denegó el acceso al aborto y solicitó el acompañamiento médico para que se salven las dos vidas, tanto de la madre como su hija.

El embarazo continuó y en la semana 26 los médicos le hicieron una cesárea a Beatriz, ya que era lo mejor para su salud y la de su beba. Leilani, como la llamó su madre, nació con vida. Respiró, lloró y estuvo en brazos de Beatriz, recibiendo su amor, por unos minutos. Falleció cinco horas más tarde, a causa de su discapacidad.

Beatriz siguió bajo supervisión médica y se recuperó favorablemente de su embarazo. Continuó con su vida y en una entrevista contó cuánto deseaba que Leilani estuviera viva. Visitaba a su hija en el cementerio y le llevaba flores.

En 2017, Beatriz falleció a causa de un accidente de moto. Su muerte, contrariamente a lo que afirman los grupos abortistas, no tuvo ninguna relación con su segundo embarazo, ni con su beba.

El lobby abortista siguió utilizando el caso como bandera para impulsar su agenda en toda la región. Las organizaciones que siguieron representando a Beatriz frente a la Corte son:

El Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL): Es una organización que se dedica al litigio estratégico, es decir, utiliza y manipula casos para promover su agenda a nivel judicial. Recibe anualmente financiamiento de la Open Society Fundation. Promovió el 25% de los casos que hayan llegado hasta la Corte IDH desde 2010. Una de sus ex asesoras, Verónica Gomez, ahora es miembro de la Corte IDH que se pronunciará sobre el caso Beatriz

International Protection Accommodation Services (IPAS): Se encargan de vender instrumentos ginecológicos para la práctica abortiva, como aspiradores. A su vez, se especializa en formar personal médico para los procedimientos de abortos en el continente; incluso donde la práctica esta prohibida. En su informe anual de 2021, se detalló que uno de sus objetivos es “impulsar la creación y cumplimiento de marcos normativos en aborto”.

La Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto: este movimiento defiende abiertamente el aborto eugenésico, es decir el aborto en caso de discapacidad del niño por nacer. Promueven la discriminación prenatal y están a favor, por ejemplo, de abortar a los niños con sindrome de down.

Colectiva Feminista para el Desarrollo Local: Este lobby proaborto promueve la práctica en nuestra región, principalmente en El Salvador. Esta organización, que peticionó en el caso Beatriz, recibió 150.000 dólares de la Fundación Ford en 2017 y un total de 135.000 US$ de parte de la IPPF entre 2014 y 2016.

Estas instituciones, junto a otras organizaciones feministas, utilizan un falso discurso para engañar a la población; diciendo mentiras como:

- “La vida de Beatriz corría peligro y podría haber muerto si seguía con el embarazo.” (Estudios demostraron que no era cierto)

- “El feto no tenía posibilidades de vivir fuera del vientre materno a causa de la anencefalia.” (Nació con vida y recibió el amor de su madre).

- “Beatriz no quería al producto de su embarazo, quería abortarlo”. (Beatriz deseaba ser madre nuevamente. Incluso, una vez que Leilani falleció, la siguió visitando al cementerio y deseaba que siguiera viva)

- “Beatriz murió como consecuencia de las complicaciones del aborto no practicado”. (Beatriz vivió muchos años más y falleció en 2017 a causa de un accidente de tránsito. Su muerte no estuvo relacionada con el embarazo de Leilani)

- “El aborto es un derecho humano reconocido a nivel internacional” (No existe ningún derecho humano que promueva la muerte. Lo que si existe es el derecho humano que protege la vida desde la concepción y que se encuentra tipificado en el Art. 4 de la Convención Americana”

Los grupos abortistas le negaron a Beatriz el derecho a la esperanza y la condenaron al miedo. Le impusieron su muerte y la de su hija como una fatalidad. Negaron la dignidad de una niña por el simple hecho de tener una discapacidad, considerando que era “tortura” para su madre tenerla en brazos y secar sus primeras lágrimas. Utilizaron la muerte de Beatriz para seguir promoviendo su agenda. No nos dejemos engañar. Frenemos el aborto.

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