Marguerite Stern y Dora Moutot son dos activistas del feminismo francés que han tenido la osadía de criticar el transgenerismo, es decir la ideología que niega todo vínculo entre identidad de género y biología (a no confundir con la disforia de género). Además, se han atrevido a sostener que el feminismo no debe incluir los derechos de los hombres a la autodeterminación como mujeres.
Ambas eran —son— muy activas en el feminismo, pero bastó que tomaran distancia en ciertos temas o señalaran que una cosa es la disforia de género y otra el transgenerismo como ideología para que pasaran a ser víctimas de cancelación y acoso.
Es algo muy similar a lo que pasó con la autora de Harry Potter. En 2020, J.K.Rowling se burló de un artículo titulado “Creando un mundo post-covid-19 más igualitario para la gente que menstrúa”. A la escritora le molestó -como a la inmensa mayoría de las mujeres- el uso de estos eufemismos pretendidamente inclusivos. “Estoy segura de que solía haber una palabra para esas personas. Que alguien me ayude. ¿Wumben? ¿Wimpund? ¿Woomud?”, ironizó en Twitter, en referencia a la palabra “women”. Fue suficiente para acusarla de transfobia.
El transgenerismo ha adquirido una influencia desproporcionada en el feminismo actual y en el discurso público en general, al punto de ejercer una vigilancia sobre todo lo que se dice y escribe, una vigilancia que deriva en censura y, peor aún, autocensura.
A modo de autodefensa, Moutot y Stern crearon una plataforma, Femelliste.com, desde la cual alertan sobre los peligros de la ideología transgénero y convocan a todas las mujeres a expresarse y a denunciar el acoso que sufren por parte de estos colectivos cuyo poder no guarda relación alguna con su relevancia social: son minorías de minorías. El nombre de la plataforma deriva de “femelle” (“hembra” en francés) y uno de sus propósitos es reivindicar la biología —el sexo no es ni un invento ni una asignación aleatoria—.
Marguerite Stern, tiene 32 años y formó parte del movimiento FEMEN durante 3 años; eran esas mujeres que para protestar se pintaban consignas en los pechos. El dato sirve para señalar que no estamos hablando de una señora conservadora de derecha sino todo lo contrario. Y aun así, hoy es una paria en el feminismo. Para que midamos a qué punto ha llegado la radicalización.
Dora Moutot, tiene 35 años, es periodista y ensayista, documentalista, creadora de la cuenta de instagram @tasjoui (has gozado), donde hablaba de sexualidad femenina. Hasta que en 2019 activistas transgénero empezaron a acosarla señalándole que sus posteos no eran inclusivos para las mujeres trans. En Twitter ella escribió: “Unos transactivistas vinieron a explicarme agresivamente que hablar de clítoris era transfóbico y que en adelante yo debía incluir ‘los penes de mujer’ en mi discurso sobre la sexualidad femenina”. Y en mayúscula agregó: “NO”.
¿Se entiende? Como hay hombres que se autodefinen mujeres sin hacer ninguna transición quirúrgica, por el solo hecho de autopercibirse como tales, entonces los activistas transgénero sostienen que hay que considerar sus penes como parte del aparato sexual femenino… El militantismo extremista trans rechaza los límites que impone la naturaleza. O, mejor dicho, cree que puede rechazarlos.
La plataforma que crearon ahora Stern y Moutot, como un refugio para escapar a tanta persecución, también servirá para unir a otros grupos o individualidades que cuestionan la ideología transgenerista. Aseguran que reciben muchos mensajes de mujeres que no se animan a hablar y a las que ellas les proponen publicar sus opiniones en la plataforma, incluso de modo anónimo.
En una entrevista que dieron en febrero pasado a la revista Causeur, les preguntaron lo que muchos nos preguntamos también, desde el sentido común: ¿cómo se explica que una minoría como la comunidad transgénero tenga tanta influencia? Para Stern es antes que nada “un efecto de moda” y gregario. “El ser humano necesita ese sentimiento de pertenencia a un grupo. Es lo que propone el transgenerismo”, dice. Para ella, “el transgenerismo es hoy una cara del transhumanismo, porque equivale a decir: ‘No soporto los límites naturales que me impone la naturaleza’”. La ideología transgénero o queer sostiene que lo masculino y lo femenino son construcciones puramente sociales.
Una de las polémicas que tuvieron Stern y Moutot fue con Planning familial, versión francesa de Planned Parenthood, por una campaña en la que mostraban a una pareja de dos hombres, uno de ellos embarazado, con el mensaje: “En Planning sabemos que los hombres también pueden estar embarazados”.
En un artículo en Le Figaro, la lingüista Yana Grinshpun decía que el discurso ya no sirve para referirse a la realidad sino para pretender cambiarla: “El afiche de Planning Familial sobre ‘hombres embarazados’ usa el lenguaje para promover una ideología de deconstrucción de la identidad”. Es decir que esta organización, afiliada a la malthusiana International Planned Parenthood Federation, no sólo se dedica a promocionar el aborto sino que también tiene como misión difundir la ideología queer. Esto no pasa sólo en Francia. Una larga lista de ongs locales son repetidoras de IPPF en la Argentina, gracias a su “generosidad” presupuestaria.
Sin embargo, algunas realidades no se pueden deconstruir, dice Moutot: “Las leyes físicas, por ejemplo. Las leyes biológicas también rigen nuestro mundo. Hoy tratamos de eludirlas, mediante la cirugía o la endocrinología, pero para reproducir un ser humano se necesita un macho y una hembra”.
Stern y Moutot coinciden con la definición de mujer que da el célebre documental de Justin Folk, protagonizado por Matt Walsh (“¿Qué es una mujer?”). “Una definición muy simple -dicen-: una mujer es una hembra humana adulta”. Lo desglosan precisando que “hembra” es “un término natural” y “adulto humano”, un “término cultural”.
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La palabra “femelliste” no la inventaron ellas, sino que ya ha sido usada por una psicóloga francesa, Nicole Roelens, y también por una feminista inglesa, Posie Parker: “femalism”. Stern y Moutot sostienen que no hay diferencia entre feminismo y “femellisme”, siempre que el feminismo siga siendo un movimiento de defensa y promoción de los derechos de la mujer. El problema es que está dejando de serlo.
“El feminismo, dice Moutot, no debe incluir los derechos de los hombres a la autodeterminación como mujeres. Para mí eso es incluso antifeminista. El feminismo lleva 100 años deconstruyendo los estereotipos de género. Cuando las mujeres querían llevar pantalones, o abrir una cuenta bancaria, o trabajar, ya estaban deconstruyendo los estereotipos de género. Pero si ser mujer deja de ser una realidad biológica y de género, se convierte en una suma de estereotipos de género, los mismos de los que intentamos deshacernos. El feminismo actual ha sido parasitado por la ideología transgénero y queer”.
“Me cuesta mucho entender la postura de mis antiguas co-activistas de FEMEN —dice Stern—. Algunas de ellas se niegan a hablar conmigo porque me he convertido en una ‘sucia TERF’ [Trans-exclusionary radical feminist o sea feminista radical trans-excluyente]”. Y aclara: “Para mí, ser FEMEN significa combinar cuerpo y mente”, en cambio “el transgenerismo promueve una disociación entre el cuerpo y la mente, al afirmar, por ejemplo, que se puede ‘nacer en el cuerpo equivocado’. Yo quiero volver a poner el cuerpo de las mujeres en el centro del feminismo”.
En el video que subió a Twitter y que ilustra esta nota, Stern denuncia que, “cada vez más, en las manifestaciones feministas”, se ven “mensajes contra las TERF” del tipo “fuera de nuestras luchas” o bien “Kill the TERF”, “fuck TERF” o incluso “salva 1 trans liquida 1 TERF”. O sea, mensajes contra las mujeres en las manifestaciones de mujeres. Muy poco sororo.
Cuenta Stern que hasta un diputado macronista, Raphael Gérard, llamó “TERF amargadas” a “las mujeres que en Twitter le daban argumentos contrarios a la participación de hombres transidentificados, dicho de otro modo, ‘mujeres trans’, o sea hombres que se dicen mujeres, en las competencias deportivas femeninas”. Un tema que ha sido y sigue siendo motivo de polémica en varios países.
“Ser una mujer es tener un cuerpo de mujer, ser una hembra -dice Marguerite Stern en el video-. Si no, ¿qué? No encuentro otra definición válida”. Y rechaza la tautología propuesta hoy por la ideología queer: una mujer sería una persona que se siente mujer. “No se puede definir una palabra con esa misma palabra. Es una falta de lógica -dice-. Cuando veo a hombres hacer su transición de género y decir que se vuelven mujeres porque adoptan todos los estereotipos tradicionalmente asociados a las mujeres como usar tacos y pintarse los labios, me siento insultada; me digo que ser una mujer no es eso. Una mujer que no lleva labial ni tacos, no es menos mujer”.
Ella se distanció de FEMEN precisamente cuando percibió que se estaba usando sus banderas para hacer propaganda del transgenerismo, con mensajes como “una mujer trans es una mujer”.
Aunque hoy están señaladas y canceladas en muchos de los que eran sus ámbitos de activismo, Stern considera que lo que ellas piensan es “lo que piensa la mayoría de la población francesa y la aplastante mayoría de la población mundial”. Y desafía: “O vayan a explicarles a las mujeres mutiladas de Sudán o a las niñas casadas por la fuerza en India, que lo son porque se sienten mujeres… No. Lo son porque son mujeres”.
A Stern y Moutot no les falta coraje. Se animan a sostener que un hombre que hace la transición de género nunca se convertirá en una mujer de pleno derecho. Por esa afirmación, Moutot enfrenta ahora una demanda en los tribunales. “Eso es lo que pensamos —insiste Stern—. Una mujer trans nunca será una mujer. Pero hacemos una diferencia entre las personas que sufren disforia de género y los defensores de la ideología transgénero que tienen un proyecto político”.
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“Nos vemos invadidas en nuestras luchas, al punto de olvidar por qué luchábamos en primer lugar”, dicen. Creen que la ideología trans es un peligro para los derechos de las mujeres. “Desde el momento en que se considera que un individuo puede autodeterminarse, dice Stern, que un hombre que se declara mujer es una mujer de pleno derecho, esto plantea un problema para la seguridad de las mujeres en los espacios no mixtos, por ejemplo, competiciones deportivas, sanitarios, cárceles... "
Además de la cancelación por parte de sus anteriores camaradas, llevan tres años recibiendo infinidad de amenazas en las redes. “Si hace unos años alguien me hubiera dicho que decir que una mujer es una hembra humana adulta me iba a causar tantos problemas, ¡me habría reído!”, dice Moutot.
Reciben mensajes cuyo nivel de violencia es increíble, como que les van a pegar un tiro en la cabeza, o tan agresivos y groseros como el que sigue: “¡Te va a entrar semen de mujer en los ojos!” Un acoso que muestra hasta qué punto la ideología transgénero se siente hoy respaldada por el sistema. Lo confirma la impunidad con la cual sus cultores la quieren imponer.
“Cuando no son insultos, son amenazas a mi carrera, gente que va a la FNAC [una librería] a pegar la etiqueta ‘transfóbica’ en mis libros. Todas las marcas con las que trabajaba en mi cuenta @tasjoui me han abandonado. La gente me dice que está de acuerdo conmigo, pero que no puede continuar. Afortunadamente, sigo teniendo 500.000 seguidores, ¡mujeres a las que todo esto les importa una m…!”
Para Moutot “lo más grave es la censura de las plataformas”. Por ejemplo, la frase “ser mujer es ser una hembra humana adulta” es automáticamente censurada en algunas redes. “Aunque no lo digan, todas las plataformas están a favor de la ideología transgénero. Es una locura”, denuncian.
“Ustedes están totalmente en contra de la corriente”, les dice el periodista, antes de preguntarles si no temen ser copadas por los movimientos conservadores. Responde Dora Moutot: “Es cierto que una gran parte de la derecha se siente en sintonía con lo que decimos, pero eso no me incomoda. Nuestra página les debe hablar a todos los partidos políticos. A todas las mujeres. Si estas ideas son asumidas hoy por la derecha, es culpa de la izquierda, que ha creado una omertà sobre este tema. Es incapaz de cualquier pensamiento crítico sobre el tema”.
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