Los bancos centrales de todo el mundo han respondido a la elevada inflación instrumentando fuertes subidas de los tipos de interés. El crecimiento económico se está ralentizando ya en todo el mundo, hasta el punto de que algunas regiones podrían estar en recesión en estos momentos. En consecuencia, el flujo de caja de las empresas se verá presionado tanto por los menores niveles de demanda como por el mayor coste del servicio de los préstamos, lo que limitará el margen de crecimiento de los dividendos.
En términos más generales, la recuperación tras la pandemia se ha completado sin problemas, y las distribuciones han regresado a su tendencia histórica. Por el lado positivo, es probable que la reapertura de China impulse el crecimiento económico una vez que la actual ola de infecciones de COVID-19 remita.
Es improbable que los dividendos de la energía repitan los fuertes aumentos de 2022, mientras que las retribuciones de las mineras seguramente continuarán bajando
Y lo que es más importante, los dividendos son mucho menos volátiles que los beneficios a escala mundial, mientras que la cobertura de dividendos —esto es, la relación entre beneficios de una empresa y sus repartos— es actualmente elevada. Aunque sí, desde Janus Henderson, anticipamos una ralentización del crecimiento de los dividendos desde sus niveles excepcionalmente elevados de 2022, los dividendos probablemente continuarán aumentando en 2023, a nuestro juicio.
Los desfases temporales, principalmente en Europa, China y ciertas partes de Asia, donde las empresas suelen efectuar repartos solo una vez al año, conllevan que cualquier desaceleración en estas regiones aflorará más tarde que en aquellos países, como Estados Unidos, donde los dividendos se distribuyen trimestralmente.
Desde una perspectiva sectorial, es improbable que los dividendos de la energía repitan los fuertes aumentos de 2022, mientras que las retribuciones de las mineras seguramente continuarán bajando. Entre las entidades financieras, los bancos podrían beneficiarse de unos mayores márgenes, gracias al entorno de tipos de interés más altos, por lo que sin duda es posible un mayor crecimiento de los dividendos, sujeto a una planificación prudente respecto al aumento de los niveles de préstamos dudosos conforme el crecimiento económico se vaya ralentizando.
Después de que los dividendos se hayan recuperado con mucho más vigor de lo esperado tras la pandemia de 2020, existe más incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento de las distribuciones en el próximo año. La inflación, la extensión de las próximas subidas de tipos y los riesgos geopolíticos empañan el horizonte.
No obstante, los factores asociados a los tipos de cambio deberían suponer un menor lastre y podrían comenzar a invertirse en el segundo semestre según las tendencias actuales, mientras que es más probable que los dividendos extraordinarios se reduzcan hacia su media a largo plazo en lugar de seguir aumentando. Esto se traduce en una previsión de 1,60 billones de dólares para 2023, un 2,3% más en tasa general, lo que equivale a un aumento subyacente del 3,4 por ciento.
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