¿Cuántos roles puede ejercer una mujer? ¡todos los que se proponga!
La maternidad es impredecible, se va aprendiendo sobre la marcha y presenta desafíos a medida que transcurre.
Así es la experiencia con mis tres hijos, que nacieron en los últimos diez años, mientras ejercía mi vocación pública en distintas áreas de la gestión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Supe que Benjamín, mi bebé de ocho meses, tenía síndrome de Down en la novena semana de embarazo y esto, si bien no lo define, hizo que me llenara de preguntas y que me preparara de una forma distinta a la de sus hermanas, Felicitas (10) y Bernardita (8). Todos en la familia fuimos informándonos y aprendiendo para esperarlo con amor y deseo de conocerlo.
La llegada de un hijo es una revolución, siempre, y con Benjamín me di cuenta que la contención sólida era una base de la que tenía que partir, un volver a empezar en todos los ámbitos, familiar, laboral, maternal y de pareja.
Tuve la suerte de vivirla en mi propio equipo de trabajo y en las relaciones que construimos a lo largo de los años, de intercambio de conocimiento, resiliencia y confianza. El apoyo de Horacio Rodríguez Larreta y de todo el equipo de Gobierno fue fundamental, y si bien en estos roles nunca se deja de trabajar porque es nuestro deber público y para mí es una vocación, pude darle a mi bebé el amor y la atención necesaria.
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No se puede hablar de maternidad y trabajo sin hablar de licencias por maternidad y paternidad. En Dinamarca ambos padres pueden optar por repartirse entre ellos hasta 52 semanas de licencia por nacimiento. En España, en enero de 2021 se igualó por primera vez el permiso por nacimiento y cuidado del recién nacido para ambos progenitores: tienen 16 semanas de licencia cada uno.
En Argentina, según la ley, la licencia es de 90 días corridos y obligatorios, extensibles a 180, pero en este caso ya sin goce de sueldo. El objetivo es que en un futuro se amplíe. Es un tema que debe estar en la agenda de este país permanentemente para escuchar y atender los reclamos justos y merecidos. Es fundamental habilitar y cuidar ese momento tan especial en el que una familia se está conociendo.
Las mujeres que son madres pueden ser profesionales y crecer en el ámbito que hayan elegido o realizarse como deseen. Pueden ocupar roles de liderazgo, e incluso potenciarse a partir de su maternidad. Pero es vital apoyarlas para que no tengan que elegir entre una cosa o la otra, fomentando su autonomía e incluso su salud, tanto física como mental.
Para eso las madres necesitamos un sistema que nos sostenga, una red. Para estar disponibles, para poner el cuerpo, para amamantar, si elegimos hacerlo. Y esto involucra al Estado, a los empleadores y a toda la sociedad, porque como sabemos, detrás de las tareas de cuidado casi siempre hay una mujer. Por eso también necesitamos que los varones sean parte, verdaderos pares, tanto dentro como fuera de los hogares.
Cuando asumí como ministra me propuse rodearme de la mayor cantidad de mujeres posible, apostando a la riqueza de la diversidad en un ministerio que interviene en obras públicas y se ocupa del mantenimiento del espacio público y de la higiene de la Ciudad. Un ministerio en el que históricamente pisaron más fuerte los varones. Durante mucho tiempo fui la única mujer en casi todas las reuniones, pero seguí adelante, no me escondí y competí por cargos de gran responsabilidad aunque fuera joven, rompiendo el techo de cristal.
El terreno a conquistar, los lugares de poder desde donde podemos mejorarle la calidad de vida a cientos de miles de personas, es complejo y difícil. A septiembre de 2022 había 30 mujeres Jefas de Estado o de Gobierno en el mundo. A este ritmo, la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará sino hasta dentro de 130 años. En los cargos de nivel ministerial a nivel global el aumento anual de la paridad es de apenas el 0,52%. La conclusión es que la misma no se alcanzará antes de 2077.
Hoy, más del 60% de las directoras generales que trabajan conmigo son mujeres, así como más de la mitad de las personas que trabajan en el ministerio. El talento y la capacidad estaba en los equipos, mi responsabilidad era darles visibilidad, empoderarlas y acompañarlas en su proceso de liderazgo.
Durante estos meses valoré más que nunca a cada una de las mujeres que me acompañan, su empatía y su enorme capacidad de sostener; y celebré también que los hombres se acerquen y se animen a hablar de estos temas que son universales pero que solemos poner sobre la mesa las mujeres.
En las charlas que doy sobre el cuidado del ambiente y el disfrute del espacio público siempre digo algo de lo que estoy convencida: el futuro será sustentable o no será. Pero estoy convencida de algo más: el futuro será sustentable y diverso o no será; será inclusivo, sensible y solidario o no será.
La autora es ministra de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad de Buenos Aires
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