La canción de Shakira sobre Gerard Piqué lanzada en enero fue el mayor acontecimiento viral de la historia desde que nació internet. Marca un antes y un después en la industria musical pero también en la manera de pensar, producir y difundir un contenido. Manera que ya es un símbolo de esta época. Una época donde los hechos que son noticias, de cualquier rubro, se piensan, se elaboran y se difunden en “Modo Netflix”, es decir, con elementos propios del mundo de la ficción.
El contenido ahora se piensa como un todo y no como una “pieza” individual e independiente de su entorno social, los medios y los diferentes públicos que la consumen.
¿Lo de Shakira fue una canción? Sí. ¿Fue un video? Sí. Pero fue mucho más. El “Shakirazo” fue también una perfecta puesta en escena, una performance de época compuesta por una obra digital, ejecutada en tiempo real con una estrategia de marketing digital muy precisa y contundente.
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El objetivo principal fue impactar en las redes sociales, YouTube, Spotify, TikTok, reels de Instagram, Whatsapp, etc y ser compartido por la mayor cantidad de millones de usuarios lo más rápido posible.
A continuación, seis claves de su éxito viral:
- Omnicanalidad. El mix entre lo tradicional y lo nuevo. La artista colombiana de 45 años surgió y se hizo famosa a escala mundial en una época dominada por los medios masivos como la TV y la radio, los diarios y las revistas. En cambio el misterioso productor, compositor y DJ Bizarapp (Gonzalo Julián Conde de 24 años) nació y vive 100% dentro del mundo digital. Los medios tradicionales recibieron la información y la transformaron en una noticia que amplificaron gracias a su potencia. Los canales digitales hicieron el resto.
- Generar expectativas. Unos días antes del lanzamiento oficial, se “filtraron” algunas estrofas de la canción para que los medios y el público sepa lo que estaba por venir: la venganza de Shakira. A partir de allí la expectativa en los medios y el público fue en aumento y, cuando se develó el contenido final, se transformó en una bomba atómica. Su explosión generó cientos de millones de esquirlas de bits (y beats) cuyo destino final fue ir a parar a todos los celulares del mundo.
- Nuevas métricas. Lo de Shakira fue un producto de época, pensado y fabricado, no para liderar los rankings y charts musicales sino para adueñarse del ranking actual: el Trending Topic. Allí estuvieron clavadas las palabras Shakira, Piqué, Casio, Rolex y Twingo, Clara Chiá, etc. durante más de 48 horas. Las noticias ya no se miden por su rating, sino por la cantidad de views. Lo importante es que circulen como un virus: rápido y sin pedir permiso para contagiarse, saltando en pocas horas de celular a celular.
- Memes. Las piezas del momento. Sirven también de medida: si hay memes, hay viralidad. Logró su objetivo. El humor y el sarcasmo de los memes aportaron el aceite para lubricar las interacciones. Nada más compartible que un buen meme, un buen chiste, un sticker de whatsapp que se guarda y se reenvía al instante. Los memes traccionan al contenido principal, e incluso, pueden llegar antes que el contenido principal. Además están vivos porque van mutando a nuevos memes. Los metamemes (como el de Maxi Lopez o el ex ministro Aranguren como Leo Di Caprio brindando)
- Generar otras conversaciones. Lo viral hizo posible que se generaran en paralelo conversaciones, análisis y debates sobre temas muy potentes como los vínculos de pareja, la infidelidad, el feminismo y el machismo, etc. No fue casual que Shakira publicara en su cuenta de Instagram un agradecimiento a las miles de mujeres “que defienden lo que sienten y piensan, y alzan la mano cuando no están de acuerdo, aunque otros levanten las cejas. Ellas son mi inspiración y este logro no es mío, sino de todas”.
- Las marcas. Shakira nombró cuatro marcas: Casio, Twingo, Ferrari y Rolex. Las primeras dos en forma despectiva (“cambiaste un Ferrari por un twingo/cambiaste un Rolex por un Casio”). Las otras dos marcas de lujo eligieron no bajar al barro del común de la gente. Esas son aspiracionales, están en el cielo solo alcanzables por millonarios y/o poderosos. La reacción en las redes fue inmediata. La marca que mejor y más rápido reaccionó y sacó provecho fue Casio. Miles de usuarios subieron fotos de sus relojes, orgullosos, conformes con el producto, incluso con muestras de mucho cariño por la marca y sobre todo por sus beneficios (promesas): funcionan siempre, no se les acaba la batería, algunos modelos tienen calculadora, jueguitos, etc. Los Casio están en el corazón de la gente y tiene uno de los mejores atributos que una marca puede ostentar: son fieles. No fallan. Quienes tuvimos uno lo sabemos. La marca, por supuesto, no estaba preparada para semejante y sorpresivo tsunami digital. Respondió con un comentario desde una cuenta educativa @CASIOedu: “Los (relojes y teclados) y las (calculadoras) Casio son de y para toda la vida”. También desde otras cuentas de España e incluso una que vende relojes de la marca en la Argentina. Y, como suele ocurrir, apareció una cuenta de twitter falsa que se hizo pasar como oficial y cosechó miles de seguidores en pocos días. Casio nos regaló una buena lección sobre cómo aprovechar una crisis y transformarla en oportunidad.
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