No hay duda alguna que la nueva estructura del Instituto de Previsión Social de la provincia de Buenos Aires, aprobada por el Decreto 224/2023, atrasa y mucho.
A contramano de la transformación digital que se aceleró producto de la pandemia, el Decreto 224/2023 crea, entre otros, 20 nuevos cargos distribuidos en todo el territorio bonaerense. Se trata de 10 direcciones regionales y 10 jefaturas regionales, cuando la tendencia en materia de trámites es que sólo se muevan los datos (expedientes) no las personas (futuros jubilados y pensionados). Esto permite tener una administración pública más eficiente y menos costosa para los usuarios y los contribuyentes.
Un ejemplo emblemático de transformación digital en la PBA ha sido la digitalización de licencias médicas para los docentes que implementó Sánchez Zinny cuando estaba a cargo de la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense durante la gestión de María Eugenia Vidal; o la implementación del sistema de expediente electrónico (GEDEBA).
En relación al IPS, durante esa misma gestión se puso en marcha el proceso de digitalización de las jubilaciones y pensiones para empleados estatales. El trámite pasó de demorar 330 días promedio a 90. Cuando terminó el gobierno de Vidal los docentes ya podían gestionar su jubilación en forma remota.
La modificación de estructura del IPS implica un fuerte aumento en la cantidad de cargos del organismo: los directores provinciales, que hasta ahora eran dos, pasan a cuatro, los directores de línea pasan de ocho a 33, los subdirectores de uno a 19, y los jefes de departamento de 37 a 96. En total se crean 104 nuevos cargos jerárquicos.
Este cambio en la estructura le costará a los bonaerenses más de 360 millones de pesos anuales a valores de diciembre de 2022. El camino es más inversión y capacitación en sistemas y tecnología, no es el aumento de la planta de personal ni la creación de más burocracia.
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